Antoni Asunci¨®n, el valor de las razones de Estado
El autor recuerda la labor conjunta realizada con Asunci¨®n en el Ministerio del Interior
Me acaban de poner un whatsapp. En la ¨¦poca que t¨² y yo nos conocimos no hab¨ªa WhatsApp. Hoy es as¨ª como uno se entera de casi todo. Pero lo ¨²ltimo que me pod¨ªa esperar es que ese whatsapp reflejara tu fallecimiento prematuro, muy prematuro, me llevabas solo tres a?os.
No s¨¦ mucho m¨¢s que lo que luego he consultado en Internet. Cuando t¨² y yo nos conocimos, no hab¨ªa Internet. Y s¨¦ que la causa ha sido una enfermedad, no s¨¦ cu¨¢l ni me importa, pero si en una semana ha podido contigo, ha tenido que ser muy grave e intensa porque contigo no se pod¨ªa f¨¢cilmente: eras fuerte f¨ªsica y mentalmente, intenso, constante, firme en tus decisiones y valiente.
La lucha antiterrorista te debe mucho a ti y a tu amigo, y a la vez jefe, Enrique M¨²gica. Otra persona intensa en todos los aspectos de la vida que hoy, cuando se haya respondido a la pregunta que desde hace a?os se hace todos los d¨ªas (?a qui¨¦n le tocar¨¢ hoy?), se habr¨¢ llevado un gran disgusto: a su amigo Toni.
Pocas personas, muy pocas personas, saben que t¨² y yo tuvimos alguna diferencia que, como los dos, fue intensa y que provoc¨®, a petici¨®n propia, mi traslado a Catalu?a, que ya ten¨ªa las competencias en materia penitenciaria transferidas. Pero precisamente por eso estas palabras tienen m¨¢s valor. Son las de alguien que te ha valorado desde la cercan¨ªa, la fidelidad, y despu¨¦s a¨²n en la discrepancia: eras sobre todo una persona comprometida con aquello en lo que cre¨ªas, una persona que se mojaba siempre la primera y exig¨ªa que los suyos lo hicieran tan intensamente como t¨². Una persona que dio un cambio fundamental al sistema penitenciario del Estado espa?ol. Sistema que te debe desde el plan de construcci¨®n de nuevos equipamientos hasta su posicionamiento en la estructura del Estado de una forma mucho m¨¢s digna que en a?os anteriores.
Recuerdo una llamada telef¨®nica tuya, al poco de haber inaugurado la prisi¨®n, entonces de Sevilla 2, anunci¨¢ndome que hab¨ªas dado la orden de traslado de numerosos miembros de ETA para que despu¨¦s, y desde Sevilla, fuesen llevados a otros centros de la Pen¨ªnsula, de Ceuta y Melilla y Canarias, y te respond¨ª: ¡°Cuando me ofreciste la direcci¨®n de este centro, y a petici¨®n m¨ªa, me diste tu palabra de que no me enviar¨ªas internos que estuviesen imputados por delitos de terrorismo ya que mi cuota profesional, en este asunto, yo la hab¨ªa pagado en Alcal¨¢ Meco¡±. Pero al instante me respondiste: ¡°Las razones de Estado valen mucho m¨¢s que mi palabra¡±. No te pude replicar, no me dejaste opci¨®n. As¨ª eras: con las ideas claras, comprometido hasta la m¨¦dula con tu cargo, fiel a tus jefes y consecuente contigo mismo, como lo demostraste cuando tuviste que poner tu cargo de ministro a disposici¨®n del presidente porque un, hasta ese momento, amigo tuyo te enga?¨® vilmente prometi¨¦ndote que si le retirabas la escolta, que m¨¢s que protegerle le custodiaba, no se fugar¨ªa y, sin embargo, sin importarle no ser fiel a su palabra y a su compromiso contigo, lo hizo.
Pero t¨², una vez m¨¢s, no dudaste ni un minuto, y diste un paso al frente como nunca nadie, dir¨ªa yo, en el mundo de la pol¨ªtica lo hab¨ªa hecho hasta entonces y que yo recuerde, con tanta gallard¨ªa, como ninguno lo ha hecho hasta ahora y presentaste tu dimisi¨®n para volver al mundo de la empresa privada dando muestras de que para ti el sill¨®n era el epicentro de la prestaci¨®n de un servicio y no una propiedad de la que servirse y que conservar a toda cosa.
Recuerdo, finalmente, un domingo, como ocurri¨® en varias ocasiones, en el que recib¨ª una llamada tuya en la que me dijiste: ¡°Dentro de una hora paso a recogerte por tu casa, nos vamos a la prisi¨®n de¡¡±. As¨ª eras: siempre dispuesto. Imagino que as¨ª habr¨¢s recibido t¨² la llamada que el pasado d¨ªa 4 te ha llevado a donde quiera que est¨¦s.
Yo, todav¨ªa, desde aqu¨ª, te seguir¨¦ apreciando y valorando, sobre todo, lo mucho que aprend¨ª de ti, pese a nuestras diferencias que a lo largo de los a?os, sin embargo, no fueron obst¨¢culo para que incluso me hicieras llegar que no eran una barrera para nada.
Te deb¨ªa estas palabras y este compromiso aunque haya sido in memoriam.
Santiago Mart¨ªnez Cadarso fue subdirector general de Planificaci¨®n de Medios cuando Antoni Asunci¨®n era director general de Instituciones Penitenciarias.
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