Ceuta, ¡®base¡¯ de la flota rusa en el Estrecho

Once eurodiputados ¡ªel convergente Ram¨®n Tremosa, un nacionalista flamenco y representantes de Polonia y las rep¨²blicas b¨¢lticas¡ª se han dirigido a la Alta Representante para la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad de la UE, Federica Mogherini, para denunciar las escalas de buques de la Marina rusa en el puerto espa?ol de Ceuta. Los eurodiputados quieren saber si Mogherini es consciente de que se est¨¢n realizando estas operaciones, ¡°fundamentales para el mantenimiento de las posiciones del Ej¨¦rcito ruso en Ucrania¡±, y si suponen una violaci¨®n de las sanciones impuestas por la UE a Mosc¨² tras la anexi¨®n de Crimea.

Desde 2011, m¨¢s de 50 buques de guerra rusos han atracado en Ceuta para realizar avituallamiento y dar descanso a las tripulaciones. La lista incluye desde submarinos a fragatas, destructores, buques anfibios, de apoyo log¨ªstico o remolcadores.

La frecuencia de las escalas ¡ªal menos una decena cada a?o¡ª ha convertido a esta plaza espa?ola del norte de ?frica en principal base de la flota rusa en el Mediterr¨¢neo occidental. Al otro extremo de este mar, la Armada rusa cuenta con una base propiamente dicha en Tartus (Siria), pero sus buques tambi¨¦n han atracado en Malta o Grecia.

Estas visitas son autorizadas caso por caso por el Negociado de Sobrevuelos y Escalas, dependiente de la Secretar¨ªa General T¨¦cnica del Ministerio de Asuntos Exteriores, teniendo en cuenta la seguridad del entorno, la poblaci¨®n y las caracter¨ªsticas del puerto. Fuentes diplom¨¢ticas aseguran que estas operaciones no vulneran las sanciones impuestas a Rusia y que Espa?a no ha recibido ninguna queja de sus socios y aliados en la UE y la OTAN por una pol¨ªtica que se aplica ¡°con total transparencia¡±.

Las mismas fuentes agregan que ¡°las escalas est¨¢n ligadas a actividades rutinarias de la navegaci¨®n y nunca a una actividad militar, ya se trate de maniobras o de cualquier otro tipo¡±.

Ingresos

Un aspecto no despreciable de estas visitas, que suelen prolongarse unos tres d¨ªas, son los ingresos que suponen para la ciudad. Seg¨²n la Autoridad Portuaria de Ceuta, en 2014 desembarcaron unos 2.300 marineros rusos. Del registro de venta de divisas se deduce que cada uno de ellos cambi¨® una media de 450 euros, lo que supone m¨¢s de un mill¨®n al a?o, que se gastan fundamentalmente en comercios y restaurantes locales.

A ello hay que sumar el coste en avituallamiento. Un buque anfibio reposta unas 300 toneladas de gasoil y 150 de agua; mientras que un petrolero puede llegar a las 3.750 toneladas.

La Embajada rusa en Madrid se sorprende de que levante pol¨¦mica ¡°una pr¨¢ctica tan com¨²n como las escalas en puertos extranjeros. Se realizan previa solicitud de permiso en plena consonancia con la legislaci¨®n internacional e interna¡±, asegura un portavoz. ¡°Su objetivo es el descanso del personal y abastecimiento de agua y alimentos. Adem¨¢s, la escala de buques resulta beneficiosa para los puertos y ciudades que los acogen¡±.

Tras la denuncia de los eurodiputados se encuentra Heritage, un think tank estadounidense vinculado al ultraconservador Centro Margaret Thatcher por la Libertad. Sus promotores son firmes defensores de la presencia brit¨¢nica en Gibraltar y acusan a Espa?a de hip¨®crita por permitir las escalas de buques rusos en Ceuta mientras proh¨ªbe el tr¨¢nsito directo de barcos de la OTAN entre la colonia y puertos espa?oles. Su campa?a ha llegado al punto de instar a la Administraci¨®n y al Congreso de EE UU a presionar al m¨¢ximo nivel a Espa?a para que cese en un comportamiento que califica de ¡°inaceptable¡±.

Frente a quienes insin¨²an desde Heritage que los buques rusos podr¨ªan espiar Gibraltar, expertos espa?oles sugieren que Ceuta se ha convertido en un observatorio privilegiado del estado de la flota de Mosc¨²: entre las ¨²ltimas escalas, en agosto pasado, figura la del Novorossiysk, un submarino de tercera generaci¨®n que se considera casi imposible de detectar. Tampoco parece casual que Espa?a derive a sus hu¨¦spedes rusos a una ciudad cuya soberan¨ªa le disputa Marruecos, en vez de enviarlos a un puerto peninsular.

Pese a que se trate, en apariencia, de una decisi¨®n t¨¦cnica y econ¨®mica, no se oculta su trasfondo pol¨ªtico. El Gobierno espa?ol cumple leal y escrupulosamente las sanciones impuestas a Mosc¨² pero, al margen de ellas, intenta mantener las mejores relaciones posibles con Rusia. La ¨²ltima muestra es la invitaci¨®n del jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, a su colega espa?ol, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo, para que Espa?a se sume al grupo que media en la guerra siria.