Errej¨®n, contrapeso humano al l¨ªder absoluto
El lugarteniente de Podemos aspira a convertir el partido en una fuerza hegem¨®nica
"Que la obsesi¨®n del horizonte no te convierta en un lun¨¢tico¡±. He aqu¨ª el consejo que Jos¨¦ Mujica deposit¨® en las manos de ??igo Errej¨®n (Madrid, 1983), aunque urge aclarar que la declaraci¨®n patriarcal o la unci¨®n del expresidente charr¨²a se produjo sin la noticia de una zarza ardiendo.
Le admira Errej¨®n m¨¢s que a cualquier otro pol¨ªtico, tanto como se desvincula de la mitoman¨ªa y del fetichismo. Es demasiado ortodoxo y evidente en Podemos el culto a Mujica. Y es menos evidente en Podemos la noci¨®n de la contingencia y del primer plano, con m¨¢s raz¨®n cuando el liderazgo de Iglesias se resiente del mesianismo y de la promesa celestial.
Errej¨®n camina sobre la tierra como un contrapeso humano al l¨ªder absoluto. ¡°Mujica se refer¨ªa a la importancia no de la meta del sue?o, sino del mientras tanto, del aqu¨ª y del ahora¡±, explica a EL PA?S el n¨²mero dos de Podemos. Y lo hace describiendo, sin pretenderlo, su papel de lugarteniente sensato, moderado, a quien preocupa la agresividad del partido y su lenguaje revanchista. Cuesti¨®n de enamorar, no de asustar.
Se explica as¨ª la estupefacci¨®n que le produjo el episodio de las fosas de cal viva, como se entiende que Errej¨®n pretenda virar la nave lejos de la marginalidad, del antisistema, del sentimentalismo que ocupaba Izquierda Unida. Errej¨®n aspira a la hegemon¨ªa de la izquierda ¡ª¡°el horizonte¡±¡ª tanto como considera necesario someter las efusiones asamblearias y llegar a un acuerdo con el PSOE ¡ª¡°el mientras tanto¡±¡ª, razones suficientes para irritar a las bases m¨¢s combativas y para haber provocado una crisis org¨¢nica con Pablo Iglesias. ?ntimo amigo desde los 19 a?os. Compa?ero de Pol¨ªticas. Colega de manifestaciones. Y secretario general plenipotenciario, de forma que la degradaci¨®n de Errej¨®n como negociador y el escarmiento a su hombre de confianza, Sergio Pascual, han desordenado el equilibrio de la bicefalia, aunque no hasta el extremo de precipitar un cisma.
Se necesitan y se complementan como si fueran C¨¢stor y P¨®lux, hermanos y dioscuros de la mitolog¨ªa griega. Uno era inmortal e idealista. El otro terrenal y pragm¨¢tico. Aunque esta evocadora simplificaci¨®n se atiene m¨¢s a la construcci¨®n exterior de la pareja que a las reglas de la convivencia interior.
M¨¢s o menos como si el aspecto predispusiera las diferencias conceptuales. Y como si Errej¨®n, el nieto perfecto, el yerno ideal ¡ªtiene los carrillos dilatados de los pellizcos que le proporcionan abuelas cari?osas¡ª, hubiera de responder en el ruedo de su angelical imagen y de sus galones de boy scout.
¡°Cuando llegas al cielo, al d¨ªa siguiente te tienes que ocupar de recoger la basura¡±, afirma sobre el d¨ªa a d¨ªa de la pol¨ªtica
Este ¨²ltimo detalle figura en Wikipedia, pero la enciclopedia colectivista no precisa que Errej¨®n permaneci¨® en la disciplina 10 a?os. Casi un tercio de los que ha cumplido ¡ªtiene 32¡ª y muchos m¨¢s de cuantos lleva dedic¨¢ndose a la pol¨ªtica. Porque antes hab¨ªa sido profesor en la Universidad Complutense y hab¨ªa tenido que sobreponerse a la incredulidad de sus alumnos. Cuchicheaban a su espalda porque pensaban que era un imberbe o un impostor.
Interesa el episodio en cuanto describe la dial¨¦ctica de la apariencia y de la esencia. Errej¨®n habla como un acad¨¦mico y tiene el aspecto de un ni?o. Fue m¨¢s activo que nadie en las manifestaciones anticapitalistas ¡ªm¨ªtica la del G8 en G¨¦nova¡ª y rode¨® el Congreso con el arrojo de un vikingo, pero el contraste libertario, extravagante, carism¨¢tico de Iglesias ha relativizado su papel de hombre de acci¨®n. Quiz¨¢ para hacer justicia a las horas que pasaba jugando al ajedrez con su abuelo. O para retratar la ¡°superman¨ªa¡± de leer antes de acostarse.
Errej¨®n so?aba de ni?o con Laudrup y se duerme siempre con un libro entre las manos. Le ocurre ¨²ltimamente con Soy yo, ?dichka, las memorias propias de Eduard Lim¨®nov, porque las memorias ajenas se las hab¨ªa escrito Emmanuel Carr¨¨re. Y las hab¨ªa escrutado tambi¨¦n Errej¨®n en unos h¨¢bitos de lectura que define como desordenados. Las novelas negras que se lleva de casa de su madre junto a los tapers. Los ensayos pol¨ªticos que apuntalan su biblioteca. Muy numerosa, mucho. Y desorganizada tambi¨¦n, aunque ahora sobresalen como mascarones de proa los tomos de La teor¨ªa del partisano, de Carl Schmitt.
¡°Me gustar¨ªa leer y escribir mucho m¨¢s de lo que hago. Tener m¨¢s tiempo para reflexionar y asentar las experiencias. La pol¨ªtica es un deporte de mucha disciplina y resistencia, una experiencia apasionante, que me ha dado el cari?o de mucha gente y que me ha quitado el anonimato¡±, se lamenta el diputado.
El juego de las compensaciones, otra vez, exige a ??igo Errej¨®n llevar puesto siempre el uniforme de Podemos. Ha perdido la noci¨®n de la vida privada. Y no termina de acostumbrarse al fervor de sus partidarios en situaciones extempor¨¢neas, aunque recuerda con especial cari?o el d¨ªa en que el jefe de estaci¨®n de Chamart¨ªn retras¨® medio minuto la salida del AVE hacia Valladolid para que el pasajero Errej¨®n pudiera subirse a tiempo. Lo hab¨ªa reconocido. Y aprovech¨® la deferencia para darle una palmada.
Pesa mucho, reconoce, la responsabilidad de responder a las expectativas. Lo sinti¨® m¨¢s que nunca el d¨ªa de la inauguraci¨®n de la legislatura. Errej¨®n se emocion¨®, se conmovi¨®. Le impresionaba estar dentro del hemiciclo despu¨¦s de haberlo rodeado en las manifestaciones que sucedieron al 15-M.
¡°Cuando llegas al cielo, al d¨ªa siguiente te tienes que ocupar de recoger la basura¡±, explica el vicel¨ªder de Podemos. Se refiere a las emergencias cotidianas, a la pol¨ªtica concreta. Y al salto cualitativo que necesita el partido en su ambici¨®n de plataforma transversal. No ya para abandonar los tiempos de la m¨¢quina de guerra, que considera trasnochados, sino para evitar que la obsesi¨®n del horizonte despierte del letargo a los lun¨¢ticos.
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