La commedia ¨¨ finita
El ilusionismo de S¨¢nchez y la pasividad de Rajoy nos conducen al 26-J sin haber salido del 20-D
El optimismo de Pedro S¨¢nchez se ha demostrado tan decepcionante como el inmovilismo de Mariano Rajoy. El l¨ªder socialista ha sobreactuado tanto como el presidente ha incurrido en el solipsismo pol¨ªtico, entreteniendo ambos la expectativa de la naci¨®n durante 110 d¨ªas de temeraria especulaci¨®n y de inexplicable pasividad.
Hoy es 8 de abril de 2016 como podr¨ªa ser 21 de diciembre de 2015. Se ha producido, en medio, una investidura fallida y un colapso institucional, aunque el aspecto m¨¢s inquietante de esta interinidad consiste en que todas las encuestas apuntan a un escenario similar el 27 de junio, siendo leg¨ªtimo preguntarse si despu¨¦s de las elecciones anticipadas habr¨¢ de nuevo elecciones anticipadas.
La exageraci¨®n proviene de la hiperb¨®lica expectativa que ha cultivado S¨¢nchez. Podemos y Ciudadanos no se han movido de donde estaban, pero el l¨ªder socialista, reh¨¦n de los dogmas del Comit¨¦ Federal, ha dilatado una ilusi¨®n pol¨ªtica, entre otras razones, porque la hip¨®tesis de un cambio, a¨²n remota, le permit¨ªa justificar su liderazgo despu¨¦s de haber despe?ado el PSOE a un resultado "hist¨®rico", como ¨¦l dijo, negativamente hist¨®rico, como ¨¦l no dijo.
La precariedad de los 90 diputados hubiera precipitado una crisis interna si no hubiera logrado S¨¢nchez haber inculcado entre sus compa?eros que era realmente posible la evacuaci¨®n de Mariano Rajoy. Ese viernes, el portavoz Antonio Hernando admit¨ªa la dificultad de un acuerdo, pero segu¨ªa alentando la inveros¨ªmil teor¨ªa de una coalici¨®n ejemplar, por completo ajeno a la beligerancia de Podemos y Ciudadanos.
Mariano Rajoy no ha logrado la primera de sus metas, o sea, el acuerdo transversal, pero s¨ª ha conseguido el objetivo secundario de la repetici¨®n de elecciones. Tambi¨¦n ¨¦l ha jugado a conservar su posici¨®n, abstray¨¦ndose de sus responsabilidades de jefe de Gobierno, sofocando desde la autocracia cualquier atisbo de rebeli¨®n en el PP.
Desenga?o entre votantes
Ganaba tiempo Rajoy arrancando las hojas del calendario, lo perd¨ªa la patria que preside, engendr¨¢ndose un gigantesco desenga?o entre los votantes. Y acaso aspirando a que la negligencia de sus rivales en la b¨²squeda de un acuerdo le devuelva muchos de los votos que perdi¨®. Despu¨¦s de Rajoy, Mariano Rajoy.
Es una victoria precaria, embarazosa del dontancredismo. Y un antagonismo perfecto con la estrategia histri¨®nica de Pedro S¨¢nchez. Rajoy se hac¨ªa el muerto. S¨¢nchez prodigaba sus n¨²meros de ilusionismo, muchos de ellos concebidos para sorprenderse a s¨ª mismo, aunque estos 110 d¨ªas de magia no han sido exactamente in¨²tiles.
Podemos ha sufrido un deterioro de liderazgo, de credibilidad, y se expone ahora a la incertidumbre de las confluencias, mientras que Albert Rivera echa ra¨ªces en el centro para encontrar el 26-J el resultado al que aspir¨® el 20-D.
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