Euskadi evita mirarse en el espejo del pasado
La formaci¨®n de Iglesias puede alterar definitivamente el tablero pol¨ªtico vasco y resquebrajar el sentimiento de pertenencia nacionalista
¡°No hay una relaci¨®n causal entre la represi¨®n franquista tras la Guerra Civil y el nacimiento de ETA y su opci¨®n por las armas¡±, sostiene el historiador Gaizka Fern¨¢ndez Soldevilla. ¡°De hecho, en el Pa¨ªs Vasco, la represi¨®n franquista caus¨® entre 1.660 y 1.800 v¨ªctimas mortales. Se trata de una cantidad de asesinatos muy inferior a la registrada en M¨¢laga (7.471), Badajoz (8.914) o Sevilla (12.507), por nombrar las tres provincias m¨¢s castigadas por los sublevados¡±, asegura el historiador bilba¨ªno.
En su libro La voluntad del gudari. G¨¦nesis y met¨¢stasis de la violencia de ETA, Gaizka Fern¨¢ndez desmonta el mito invocado recientemente por ETA de que Euskadi fue v¨ªctima de una limpieza ¨¦tnica, idea que conecta con la tesis del ultranacionalismo vasco seg¨²n la cual ¡°Espa?a¡± ¡ªno el franquismo, parte de los espa?oles y de los vascos y catalanes, sino Espa?a¡ª, sum¨® el genocidio ling¨¹¨ªstico y cultural al militar y policial con el prop¨®sito de borrar a la naci¨®n vasca de la faz de la tierra. Para el historiador, la dictadura nunca fue un r¨¦gimen ajeno al Pa¨ªs Vasco y a Navarra. ¡°Contaba con la bendici¨®n de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, el apoyo de un alto porcentaje de la burgues¨ªa y las clases populares y la adhesi¨®n del carlismo vasco. No estuvo empe?ada en un genocidio contra los vascos, objetivo imposible, sino en la persecuci¨®n de los disidentes. Pretendi¨® acabar con la diversidad pol¨ªtica, identitaria, cultural y ling¨¹¨ªstica en toda Espa?a. La idea de que ETA empez¨® a matar por imperativo hist¨®rico es una (consoladora) falsedad¡±, asegura.
Mientras los mitos nacionalistas reverdecen de la mano de propagandistas nada escrupulosos disfrazados de historiadores ¡ªse vuelve a la teor¨ªa de que las guerras carlistas fueron un enfrentamiento entre vascos y espa?oles y, en un ejercicio de desverg¨¹enza intelectual, se atribuye en ¨²ltima instancia a los espa?oles la quema de San Sebasti¨¢n llevada a cabo por las tropas anglo-portuguesas en 1813¡ª, empiezan a rellenarse poco a poco las grandes zanjas de la filiaci¨®n ideol¨®gica que dividen a los vascos. En las poblaciones peque?as y medianas la retirada de ETA libera poco a poco caudales de relaci¨®n estancados, habilita espacios de contacto antes prohibidos, pero es en las familias divididas donde la distensi¨®n restaura afectos congelados y resulta m¨¢s provechosa. La normalizaci¨®n es una monta?a menos accesible y ¨²til ya para las generaciones maduras que tienen sus canales de relaci¨®n construidos y consolidados.
Que la espita abierta no quede cegada depender¨¢ en buena medida de la honestidad con que se comporte el nacionalismo a la hora de interpretar lo que les ha ocurrido a los vascos, y de prefigurar el futuro com¨²n. Puede que la paz vasca no sea otra cosa que lo que ahora mismo se respira: alivio por la retirada de ETA, ganas de vivir horizontes m¨¢s abiertos e inter¨¦s en enterrar estas d¨¦cadas, pero, como se?ala Gaizka Fern¨¢ndez, ¡°antes de pasar p¨¢gina, convendr¨ªa leer bien ese pasado tr¨¢gico para evitar que pueda volver¡±.
El PNV no quiere emular el ejemplo del independentismo catal¨¢n
El nacionalismo vasco, en sus dos versiones, no tiene inter¨¦s en abordar descarnadamente las razones que explicar¨ªan la persistencia de ETA a lo largo de siete lustros de democracia. No quiere interpelarse sobre su acci¨®n o omisi¨®n y en eso conecta bien con una gran mayor¨ªa social que prefiere no mirarse en el espejo del pasado. ¡°Como historiador, me preocupa la versi¨®n equidistante que va a quedar de esta historia tr¨¢gica que ha costado 845 v¨ªctimas mortales, un m¨ªnimo de 2.533 heridos (de ellos, 709 con gran invalidez), 15.649 amenazados (solo en el per¨ªodo 1968-2001) y un n¨²mero desconocido de exiliados forzosos y damnificados econ¨®micamente. Discrepo de esa idea de reconciliaci¨®n que se est¨¢ difundiendo, seg¨²n la cual todos somos v¨ªctimas y todos somos culpables¡±, indica Jos¨¦ Antonio P¨¦rez, autor junto al tambi¨¦n historiador Fernando Molina de la obra El peso de la identidad. Mitos y ritos de la historia vasca. Florencio Dom¨ªnguez, periodista y director de la fundaci¨®n Centro Memorial de V¨ªctimas del Terrorismo, observa en los planes que desarrolla la Direcci¨®n de Paz y Convivencia del Gobierno vasco cierto empe?o en que se llegue a la reconciliaci¨®n personal entre las v¨ªctimas de ETA y los GAL. ¡°Puede que todo sea m¨¢s sencillo, ahora que han desaparecido los agresores. Puede que lo que las v¨ªctimas demandan sea simplemente respeto y que no necesiten reunirse y buscar que les quieran. El problema no ha estado ni est¨¢ en las v¨ªctimas, sino en sus agresores¡±, subraya.
A prop¨®sito del relato con el que la izquierda abertzale busca justificar su comportamiento y camuflar su pasado, Dom¨ªnguez pone el acento en el esfuerzo que realizan, particularmente en el terreno audiovisual, para presentar a los activistas de ETA con su rostro m¨¢s humano. En el documental dedicado a Mikel Goikoetxea, Txapela, miembro de ETA asesinado por los GAL en 1983 tras haber participado en una veintena larga de atentados mortales, su hija alude al ¡°trabajo¡± de su padre para referirse a sus actividades y termina profes¨¢ndole abiertamente su cari?o, pero no solo el derivado de su condici¨®n filial sino tambi¨¦n el que cree que le corresponde por haber militado en ETA.
Elecciones auton¨®micas
?Es ese el suelo sobre el que EH Bildu pretende construir la nueva convivencia y su renovado proyecto para Euskadi? De momento, su l¨ªnea pol¨ªtica consiste en emular el ¡°ejemplo¡± del independentismo catal¨¢n aunque en esa v¨ªa no puede contar con el PNV. Los nacionalistas de Urkullu saben que no tienen nada que ganar y s¨ª mucho que perder en un escenario de descomposici¨®n y crisis territorial de Espa?a. Su propuesta de reforma estatutaria para dotar a Euskadi de un ¡°nuevo estatus¡± perder¨ªa sentido entreverada en el envite rupturista catal¨¢n. El PNV proclama las virtudes del consenso y la pluralidad y apuesta por la moderaci¨®n convencido de que, dadas las circunstancias, obtendr¨¢ por ese camino la consolidaci¨®n del autogobierno y mayores avances en los objetivos de su relaci¨®n con Espa?a. Ha sido vencido en votos por Podemos, pero conf¨ªa en que el previsible reajuste de las auton¨®micas le restablezca holgadamente en su condici¨®n de primera fuerza y le permita formar Gobierno pese a la complejidad que entra?a la mayor fragmentaci¨®n pol¨ªtica.
Pero las encuestas est¨¢n lejos de confirmar un eventual hundimiento de Podemos Euskadi. El electorado vasco tiene una doble faz electoral, seg¨²n sean comicios generales o auton¨®micos. El voto estable pragm¨¢tico seguro ganador nacionalista de las auton¨®micas mengua en las generales y a medida que la participaci¨®n aumenta. La pregunta es si Podemos Euskadi aguantar¨¢ el tir¨®n en las pr¨®ximas auton¨®micas, a celebrar en el oto?o-invierno de este a?o. Adem¨¢s de alterar decisivamente el tablero pol¨ªtico ¡ªcomplicar la gobernabilidad al PNV, cerrar el paso a EH Bildu y amenazar al PSE con la irrelevancia¡ª eso resquebrajar¨ªa el sentimiento de pertenencia nacionalista, la poderosa y provechosa argamasa pol¨ªtico-emocional que a medio camino entre la enso?aci¨®n y el utilitarismo ha obtenido hasta ahora la adhesi¨®n-comuni¨®n de la mayor¨ªa.
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