Los l¨ªmites de Otegi
Aunque sea reiterativo, hay que recordar que sin el acoso policial, judicial, pol¨ªtico y social, ETA no hubiera cesado las armas
Hace un a?o, un grupo de historiadores vascos, agrupados en el colectivo Foronda, public¨® un informe sobre las consecuencias del terrorismo de ETA, encargado por el Gobierno vasco, en el que concluyeron que el 95% de los asesinatos que cometi¨® la banda se produjeron tras la muerte del dictador Franco, esto es, durante la Transici¨®n y la democracia. Tambi¨¦n resaltaron que en 1982, justo cuando se consolidaba la democracia, hubo una rama de ETA, la pol¨ªtico militar, vinculada a la Euskadiko Ezkerra de Mario Onaindia y Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, que anunci¨® su abandono definitivo de las armas, con el argumento de que ya exist¨ªan v¨ªas pol¨ªticas.
Con estos datos, la continuidad del terrorismo de ETA militar, durante varias d¨¦cadas m¨¢s, carece de cualquier justificaci¨®n. Son hechos inapelables que la izquierda abertzale deber¨ªa asumir para sintonizar con la inmensa mayor¨ªa de la sociedad vasca y espa?ola. Pero le resulta dif¨ªcil porque asumirlo significa reconocer el fracaso de una trayectoria: el de haber apoyado pol¨ªticamente a un terrorismo sin justificaci¨®n alguna. E, incluso, supondr¨ªa el riesgo de abrir una crisis en una organizaci¨®n vinculada a 400 presos de ETA, la mitad de ellos con condenas muy altas, si la izquierda abertzale reconociera que se equivocaron al practicar el terrorismo.
Esos son los l¨ªmites de Arnaldo Otegi en sus intentos de liderar la transici¨®n de la izquierda abertzale de su apoyo al terrorismo a la homologaci¨®n democr¨¢tica. Unos l¨ªmites que ha establecido en sus intervenciones, tras su excarcelaci¨®n hace mes y medio. No obstante, tambi¨¦n conviene resaltar algo que, desde los medios conservadores, se le niega a Otegi: su liderazgo dentro de la izquierda abertzale en el logro del cese definitivo de ETA en octubre de 2011.
Aunque sea reiterativo, hay que recordar que sin el acoso policial, judicial, pol¨ªtico y social, ETA no hubiera cesado las armas. Pero tambi¨¦n hay que admitir que Otegi contribuy¨®, en su ¨²ltimo tramo, a ese final y que sin su trabajo dentro de la izquierda abertzale dif¨ªcilmente se hubiera logrado que ETA acabara en octubre de 2011 por muy debilitada que estuviera.
Otegi intent¨®, primero, el final negociado del terrorismo. Y tras la ruptura por parte de ETA de la negociaci¨®n con el Gobierno de Zapatero en 2006, encabez¨® el giro para que el terrorismo acabara. En febrero de 2010, consigui¨® que la izquierda abertzale votase en contra del terrorismo con un 80% de los votos, lo que condicion¨® decisivamente, junto con otros factores, que el cese definitivo de ETA se produjera a?o y medio despu¨¦s.
Es evidente que Otegi reaccion¨® muy tarde. Lo ha admitido y tambi¨¦n que evitar la ruptura en las filas terroristas que, a su juicio, ser¨ªa peor, ha condicionado la lentitud de sus pasos. Es tambi¨¦n posible que m¨¢s adelante, cuando pueda, rompa los l¨ªmites que la realidad de hoy le imponen y reconozca lo obvio: que el terrorismo de ETA fue un disparate.
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