C¨¢diz, pozo de precariedad laboral
La provincia ha encadenado 10 de los ¨²ltimos 14 a?os coronando el 'ranking' del desempleo
¡°En C¨¢diz no hay futuro¡±. Esta afirmaci¨®n, repetida como un mantra por los j¨®venes de la provincia, sale esta vez de la boca de Israel Rodr¨ªguez y Mar¨ªa Jes¨²s Gonz¨¢lez, de 29 y 28 a?os, que llevan desde 2013 sin un contrato de trabajo. ?l tiene unos cuatro a?os cotizados y ella poco m¨¢s de uno. Esta pareja, con dos hijos de cinco y tres a?os, es de ¡°Cai, Cai¡±, de la capital, concretamente de La Paz, barrio ahora conectado con Puerto Real por el flamante puente de La Pepa. Esta pareja pone dos rostros a la tasa de paro de 38,32% que la provincia registr¨® en 2015, 16 puntos m¨¢s que la media nacional. No es un dato coyuntural: 10 de los ¨²ltimos 14 a?os C¨¢diz ha coronado el ranking nacional de desempleo.
Ambos han trabajado siempre en la hosteler¨ªa, aunque cada vez ha ido siendo m¨¢s dif¨ªcil. ¡°En 2011, justo el d¨ªa siguiente del nacimiento de mi primer hijo, me llamaron para trabajar. Estuve 20 meses en una cafeter¨ªa, hasta que el due?o tuvo que cerrarla. Fue la ¨²ltima vez que tuve contrato¡±, lamenta Israel Rodr¨ªguez. El gaditano vio una oportunidad y se encarg¨® del negocio cerrado gracias a un pr¨¦stamo de varios proveedores, pero nunca consigui¨® afrontar los 9.000 euros mensuales que le costaba llevar la cafeter¨ªa. Siete meses aguant¨®. ¡°No se puede decir que no lo haya intentado¡±, apunta.
Con el cierre del local, la familia tuvo que dejar su casa, meter su vida en un trastero y los cuatro se refugiaron en la casa de los padres de ¨¦l: ¡°All¨ª vivimos tres familias en 60 metros cuadrados: mi hermana, mi cu?ado y sus tres ni?os en una habitaci¨®n; mis padres, en otra; y nosotros cuatro, en otra¡±, cuenta. Ninguno de los dos ha tirado la toalla, pero son realistas: ¡°Con un contrato de hosteler¨ªa puedes cotizar cuatro horas y trabajar ocho, nueve, diez, o doce¡±, resume Israel Rodr¨ªguez, haciendo referencia a los contratos de media jornada de empleados a tiempo completo que algunos empresarios de hosteler¨ªa usan como escudo para evitar las sanciones de las inspecciones laborales.
¡°Lo veo todo muy negro¡±
Jes¨²s, que no indica su apellido, tiene 29 a?os y solo ha cotizado una semana en toda su vida. Este gaditano ayuda todas las ma?anas a descargar los barcos en los muelles de la capital a cambio de algunas cajas de pescado que ¨¦l vende a las vecinas, por lo que consigue llevar a casa entre 15 y 30 euros al d¨ªa. Vive con sus dos hijos y su novia en un piso que puede pagar gracias a una ayuda social del 90% del alquiler. Aparte de lo que gana con el pescado, no entra otro ingreso en casa. ¡°Cuando sea viejo voy a tener que seguir vendiendo pesca¨ªto. Lo veo todo muy negro, aqu¨ª no hay futuro¡±, afirma, resignado, ante la certeza de que a este ritmo no optar¨¢ a alguna posibilidad de jubilaci¨®n.
Trabajas doce horas, cotizas cuatro
"En las situaciones en las que hay mucha econom¨ªa sumergida hay mucho empleo precario y mucho incumplimiento de la legislaci¨®n laboral", sostiene Jes¨²s Cruz, catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo de la Universidad de Sevilla. Este acad¨¦mico pone de relieve la dificultad para un trabajador de poder demostrar que trabaja m¨¢s horas de las que cotiza, pero una vez superado este escollo, explica que hay tres v¨ªas: la judicial (para reclamar las horas no cotizadas), la administrativa (a trav¨¦s de una reclamaci¨®n de inspecci¨®n de trabajo) y la sindical (para reclamar colectivamente el cumplimiento de la legislaci¨®n). Cruz afirma que la econom¨ªa sumergida no solo repercute en el trabajador que no llegar¨¢ a tener jubilaci¨®n, sino tambi¨¦n en la sociedad en su conjunto porque "reduce el desarrollo econ¨®mico de la provincia". C¨¢diz tiene una puntuaci¨®n de 0,913 en el ?ndice de Desarrollo Humano, el m¨¢s bajo de Espa?a (la media nacional es de 0,950). Este indicativo de Naciones Unidas mide el bienestar de la sociedad con base en tres pilares: vida larga y saludable, educaci¨®n y condiciones de vida dignas. El acad¨¦mico sostiene que el estancamiento permanente del empleo en los ¨²ltimos lustros est¨¢ directamente relacionado con los bajos ¨ªndices de bienestar.
¡°Las administraciones ven esto como un colch¨®n, una garant¨ªa de que esto no vaya a estallar en un conflicto social¡±, explica Carlos Cruzado, presidente del sindicato de T¨¦cnicos de Hacienda (GESTHA). Esta agrupaci¨®n estim¨® en 2014 que la econom¨ªa sumergida en C¨¢diz representa el 29,3% del PIB provincial: ¡°En Espa?a en general hay una baja conciencia fiscal y todos los casos de corrupci¨®n que est¨¢n saliendo ¨²ltimamente tampoco ayudan a subir este nivel. Pero sin duda es el incremento desmesurado del empleo lo que ha provocado el aumento de la econom¨ªa sumergida. En una provincia como C¨¢diz, con tanto desempleo de larga duraci¨®n, esto se recrudece¡±.
C¨¢diz no solo est¨¢ hundida en t¨¦rminos de desempleo: en la provincia hay una empresa por cada 21 gaditanos, mientras que en el resto del pa¨ªs hay una por cada 14 espa?oles. Si se amontona la deuda p¨²blica de todos los ayuntamientos de la provincia, cada gaditano tendr¨ªa que pagar 1.400 euros al erario p¨²blico. Son los m¨¢s endeudados del pa¨ªs, 730 euros por encima de la media. 30 de los 44 municipios de la provincia est¨¢n entre los 1.000 m¨¢s endeudados del pa¨ªs. En Espa?a, a pesar de la crisis, el n¨²mero de empresas con respecto a hace diez a?os se ha mantenido (ha aumentado un 0,39%). C¨¢diz es la quinta provincia que ha perdido m¨¢s proyectos empresariales, concretamente el 6,28%. Entre los casos m¨¢s sonados, el traslado de Delphi a T¨¢nger, que dej¨® a 1.800 trabajadores en la calle y el cierre de Visteon en El Puerto de Santa Mar¨ªa, que dej¨® a otros 400 operarios.
Conflicto laboral sumergido
Mar¨ªa Yanitza Garc¨ªa es una bomba de energ¨ªa, un c¨®ctel de hartazgo combinado con buen humor. Esta ubrique?a de 47 a?os de origen venezolano lleva los ocho ¨²ltimos a?os ofreciendo asistencia a personas dependientes. En su trayectoria laboral ha sufrido reducciones de las horas de contrato (afirma que algunas compa?eras suyas llegan a hacer tres o cuatro horas semanales, frente a las 39 horas que especifica el convenio) y retrasos de pagos ¡°constantes¡±. ¡°Muchas veces hemos tenido que comprar guantes de nuestro bolsillo, o la gasolina para llegar a un usuario, porque la empresa no los pon¨ªa a tiempo¡±, relata Oliva Gilibert, vejeriega de 51 a?os y compa?era de la ubrique?a.
C¨¢diz no es una de las provincias con m¨¢s denuncias por asuntos laborales. Seg¨²n indica a este diario Ildefonso Vill¨¢n, jefe de secci¨®n de Estad¨ªstica del Consejo General del Poder Judicial, esto tiene sentido: ¡°Si la econom¨ªa es mayoritariamente negra y hay poco trabajo con contrato, es l¨®gico que haya menos demandas sobre cuestiones legales¡±. La tasa de litigiosidad laboral de la provincia es de 6,20%, 1,2 puntos porcentuales por debajo de la media nacional.
Garc¨ªa siente que la han querido despedir por estar al frente de 140 trabajadoras como sindicalista de UGT: ¡°Han sido varios a?os de lucha constante. Debido a los impagos, muchas compa?eras ten¨ªan que ir a C¨¢ritas y a impedir desahucios¡±, relata, y a?ade, en¨¦rgica: ¡°Las mujeres piensan que por meterse en la lucha sindical va a haber represalias. Pues es verdad. Pero yo les doy ¨¢nimos. Les digo que tenemos que luchar¡±.
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