Otegi, h¨¦roe totalitario
El problema catal¨¢n no es la independencia, sino la falta de democracia y el desprecio de la ley
Arnaldo Otegi ser¨¢ recibido hoy con todos los honores por la Catalu?a oficial: por la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, de ERC, y por la presidenta de la Comisi¨®n de Exteriores, Marta Pascual, de Converg¨¨ncia. Antes habr¨¢ sido entrevistado en Catalunya Radio, la emisora de la Generalitat. Completar¨¢ la jornada su participaci¨®n en un debate organizado por la asociaci¨®n nacionalista CIEMEN, ligada al monasterio de Montserrat, cuyo lema es, nada menos, ¡°Tiempos de paz, vientos de libertad, la solidaridad es la ternura de los pueblos¡±.
Esta llegada triunfal de Otegi a Catalu?a es el reflejo del desprecio a la democracia y al Estado de derecho en el que est¨¢ instalada la pol¨ªtica catalana desde hace unos cuantos a?os.
Otegi, en sus a?os de c¨¢rcel, no ha pedido el fin de ETA ni perd¨®n a las v¨ªctimas de la violencia. ?Qu¨¦ significa todo ello? Que Otegi no cree en la democracia. El Parlamento de Catalu?a y el mundo independentista catal¨¢n rinde hoy tributo a un pol¨ªtico antidem¨®crata, contrario a las libertades, partidario del totalitarismo. En efecto, la esencia de utilizar el terrorismo en pa¨ªses democr¨¢ticos tiene este significado. Veamos.
La violencia terrorista provoca cr¨ªmenes, atenta contra la vida y la integridad f¨ªsica de las personas. Pero su finalidad no es esa, los atentados violentos son ¨²nicamente un medio para infundir miedo a los ciudadanos, para crear una situaci¨®n que paralice su libre actuaci¨®n. Se mata a una persona determinada para producir miedo en las dem¨¢s, igual que en las dictaduras se fusila para escarmentar a la poblaci¨®n, para que no se atreva a decir lo que piensa, para que no act¨²e con libertad.
Esto es lo que pretendi¨®, y en buena parte consigui¨®, ETA durante muchos a?os. Las v¨ªctimas eran simples instrumentos para aterrorizar a los dem¨¢s, impedir que ejercieran sus derechos constitucionales. Todo en nombre de una idea, una verdad que no pod¨ªa ser discutida, ll¨¢mese naci¨®n, revoluci¨®n o clase social.
En las democracias, todos los ciudadanos pueden ejercer con libertad sus derechos fundamentales establecidos en las leyes aprobadas por sus representantes reunidos en Parlamentos y elegidos por sufragio. En los reg¨ªmenes totalitarios, no existen derechos fundamentales y se impone la ley de quien s¨®lo posee la fuerza f¨ªsica, en el caso del terrorismo la fuerza de las pistolas y las bombas.
A este gran h¨¦roe totalitario, se le rinde hoy homenaje en Catalu?a. El problema catal¨¢n no es el de la independencia, sino el de la falta de democracia y desprecio de la ley. El nacionalismo siempre acaba en puro fanatismo. Es ah¨ª d¨®nde estamos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.