Guerra laica por el patrimonio
Asociaciones y partidos pol¨ªticos tratan de recuperar para la Administraci¨®n cientos de templos que la Iglesia cat¨®lica inscribi¨® a su nombre
En el siglo X viajar a C¨®rdoba era como ir hoy a Nueva York, no hab¨ªa una ciudad m¨¢s cosmopolita ni de mayor efervescencia cultural. Los que all¨ª llegaban eran recibidos por una soberbia mezquita cuyas filas de arcos bicolor crec¨ªan con la sociedad: un mill¨®n de habitantes se contaba por entonces y el recinto religioso se extendi¨® en tiempos de Almanzor hasta los 24.000 metros cuadrados, rebasando los muros del actual San Pedro en Roma. ?Puede ser esto una catedral? Desde luego, es algo m¨¢s.
"La Iglesia ha puesto a su nombre miles de propiedades y ahora nos exigen a nosotros demostrar que no les pertenecen", se queja un profesor de la Universidad de C¨®rdoba?
La Unesco la declar¨® Patrimonio de la Humanidad, es decir, de todos, pero su titularidad se la disputan ahora la Jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, que la puso a su nombre en 2006, y aquellos que quieren que vuelva a ser p¨²blica, aunque sus usos cat¨®licos se mantengan. Esta batalla pac¨ªfica se reproduce en toda Espa?a, donde estos d¨ªas se multiplican las iniciativas ciudadanas y las mociones pol¨ªticas en Parlamentos aut¨®nomos y Ayuntamientos para que investiguen qu¨¦ propiedades ha inmatriculado la Iglesia y acudir despu¨¦s a los tribunales para que cada pueblo pueda recuperar su patrimonio. Algunos partidos pol¨ªticos nuevos, como Podemos, y? tradicionales, como IU, son los m¨¢s implicados en este proceso, pero retornar estos bienes se antoja ya complicado. Apenas hay cifras sobre los inmuebles que ha inscrito la Iglesia. Solo se sabe, por ahora, que en Navarra son 1.087 propiedades y algo m¨¢s de 500 en el Pa¨ªs Vasco, las comunidades que van m¨¢s adelantadas en este proceso.
"La Iglesia ha puesto a su nombre sin tener papeles miles de propiedades y ahora nos exigen a nosotros demostrar, con documentos,? que no les pertenecen. Esa es la gran paradoja", se queja el profesor de Derecho Civil de la Universidad de C¨®rdoba Antonio Manuel Rodr¨ªguez.
Los grandes medios de comunicaci¨®n del mundo han puesto su atenci¨®n sobre la Mezquita cordobesa. The New York Times, The Guardian, la BBC, Le Monde, Le Figaro, todos han querido saber c¨®mo es posible que un monumento de esta magnitud pueda registrarlo un obispo a nombre de la Iglesia por 30 euros. Hay que volver atr¨¢s para explicar este privilegio, m¨¢s propio de antiguos reyes y emires; hay que volver a 1946, en plena dictadura franquista. El cat¨®lico caudillo permiti¨® que los prelados, con su sola palabra, sin un documento que lo acreditara, pudieran registrar como propia una finca, una casa u otros bienes que nunca estuvieron a nombre de nadie. Esa pr¨¢ctica se conoce por inmatriculaci¨®n. Lo ¨²nico que Franco no hab¨ªa permitido a los prelados era inmatricular los templos de culto, pero eso lo remedi¨®Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en 1998. A partir de esa fecha la Iglesia inmatricul¨® iglesias, ermitas, catedrales, Giraldas y Mezquitas. Quiz¨¢ ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil contabilizar lo que no est¨¢ inmatriculado.?
La Iglesia suele defenderse diciendo que la inmatriculaci¨®n no garantiza por s¨ª la propiedad de ning¨²n bien, sino al contrario, la propiedad ya la tienen, la inmatriculaci¨®n no es m¨¢s que un procedimiento formal para registrar el bien de forma oficial, como exige la ley. Es decir, que la batalla ahora es de qui¨¦n ha sido o es la Mezquita. O aquella ermita, o una plaza, o una muralla en Balares, o un cementerio en Murcia.
La sociedad ha estado ignorante de la empresa inmobiliaria de los obispados
La sociedad espa?ola ha permanecido ignorante de lo que estaba ocurriendo hasta que hace pocos a?os comenz¨® a aflorar la gran empresa inmobiliaria en que se han convertido los obispados. Y hoy se sabe que hay miles de ermitas, catedrales, murallas, cementerios, espacios de juego, calles, plazas p¨²blicas, casas rectorales, ruinas de castillos, vi?edos y trigales de titularidad eclesi¨¢stica. Los ciudadanos se han organizado para ir ara?ando datos y ahora tratan de recuperar un patrimonio cultural e hist¨®rico que creen que pertenece a sus pueblos y por cuya preservaci¨®n deben velar, inequ¨ªvocamente, las Administraciones p¨²blicas. ¡°Que nadie se llame a enga?o, no hay conflicto alguno entre los ciudadanos y los cabildos, son las Administraciones las que deben velar por que no haya normas inconstitucionales que permitan estas cosas y a ellos nos dirigimos¡±, se?ala Antonio Manuel Rodr¨ªguez.
Organizada en asociaciones, como las plataformas de la Mezquita-Catedral de C¨®rdoba o por el Patrimonio de Navarra, o la organizaci¨®n Europa Laica o Redes Cristianas,? la ciudadan¨ªa ha pedido ayuda a la clase pol¨ªtica, con una respuesta desigual. Un mismo partido, como es el caso del PSOE, ha dicho s¨ª en unas comunidades y no en otras a igual requerimiento. En Navarra y el Pa¨ªs Vasco, con el apoyo socialista, sus Parlamentos han accedido a indagar o solicitar que se investigue en las propiedades inmatriculadas por la Iglesia y han obtenido resultados. Pero en el resto de las comunidades no hay cifras a¨²n, aunque en algunas se ha intentado.
La Iglesia alega que la inmatriculaci¨®n no garantiza la propiedad; que ya la tienen y no es m¨¢s que un procedimiento formal?
Juan Jos¨¦ Asenjo, que era secretario general de la Conferencia Episcopal y copresidente de la comisi¨®n mixta con el Ministerio de Educaci¨®n y Cultura para el seguimiento del Plan Nacional de Catedrales cuando Aznar ampli¨® los privilegios de la Iglesia, fue quien inmatricul¨® la Mezquita en 2006, siendo obispo de C¨®rdoba, y cuando se fue a Sevilla? hizo lo propio con la Giralda en 2010. Podemos ha pedido en el Parlamento de Andaluc¨ªa que el Gobierno de la regi¨®n recabe informaci¨®n oficial sobre los bienes que la Iglesia ha puesto a su nombre y que procure recuperarlos para la Administraci¨®n p¨²blica. El desacuerdo del partido socialista andaluz lo ha impedido. La proposici¨®n presentada era calcada de la que hab¨ªa aprobado este mismo partido en el Pa¨ªs Vasco. Podemos tiene otra iniciativa similar dispuesta para presentar en el Parlamento balear que parece destinada a correr la misma suerte. ¡°Nos apoya el grupo M¨¦s, pero el PSOE marear¨¢ la perdiz, como acostumbran en este asunto, y al final no lo apoyar¨¢¡±, aventura el diputado balear de Podemos Baltasar Picornell.
En Arag¨®n Podemos tambi¨¦n ha presentado una proposici¨®n no de ley en t¨¦rminos similares, para recuperar y proteger el patrimonio cultural. "Y si la Iglesia se niega a devolver aquello que no es suyo pedimos a las Administraciones que sea tenido en cuenta a la hora de firmar los convenios de colaboraci¨®n para la restauraci¨®n y mantenimiento de estos edificios¡±, explica el presidente del Movimiento Hacia un Estado Laico (MHUEL), Jorge Garc¨ªa.
El PP est¨¢ en contra de estas iniciativas y Ciudadanos a veces se abstiene. IU las ha apoyado siempre, pero su fuerza pol¨ªtica era escasa para llegar a algo m¨¢s. Por esa raz¨®n, las organizaciones ciudadanas volvieron de nuevo la mirada al PSOE cuando, el a?o pasado, pidieron la ayuda de 50 de sus diputados (entonces los ten¨ªa) para recurrir al Constitucional la Ley Hipotecaria franquista que permit¨ªa las inmatriculaciones de los obispos. No lo consiguieron.
La sorpresa lleg¨® desde el PP, en 2014, cuando el ministro de Justicia, Alberto Ruiz- Gallard¨®n, reform¨® la ley y derog¨® el pol¨¦mico art¨ªculo. Se acababan los privilegios eclesi¨¢sticos en este ¨¢mbito. "La derogaci¨®n del art¨ªculo de la ley sin antes haberlo declarado inconstitucional es una gran trampa. Si el alto tribunal se hubiera pronunciado en ese sentido, los ciudadanos y los Ayuntamientos habr¨ªan tenido un marco jur¨ªdico general con el que recurrir en cualquier juzgado. Ahora tendr¨¢n que batallar solos, pueblo a pueblo, bien a bien, a criterio de cada juez, que no est¨¢n siendo muy favorables a esta causa¡±, explica Miguel Santiago, portavoz de la plataforma de la Mezquita- Catedral.
Mientras tanto, la Iglesia guarda silencio. El obispado de C¨®rdoba tan siquiera contest¨® si quer¨ªa o no atender a este peri¨®dico en su visita a esta capital andaluza. Ni un acuse de recibo. Sin embargo, la movilizaci¨®n ciudadana ha ido acorralando los argumentos esgrimidos por el cabildo, que ahora ¡°muestra una mayor sutileza en su discurso p¨²blico¡±, reconocen los miembros de la plataforma andaluza. En el muro de la mezquita se lee claro estos d¨ªas en un cartel que una de las intervenciones de mejora est¨¢ sufragada por el cabildo catedralicio; la torre del minarete, anta?o cerrada, ha sido abierta al p¨²blico recientemente y hasta han devuelto el nombre al gran s¨ªmbolo de C¨®rdoba, que ahora vuelve a llamarse Mezquita-Catedral. ¡°La movilizaci¨®n ciudadana no ha sido en balde, pero falta por hacer¡±, reconoce el profesor Antonio Manuel Rodr¨ªguez.
Pero tampoco cesan los gestos de ¡°invasi¨®n¡± de la mezquita con atuendos cat¨®licos. Apenas hace un mes que se ha instalado un gran bajorrelieve del beato Crist¨®bal de Santa Catalina, o un crucifijo de Antonio Teno, colgado en una pared que no le hace juego; un conjunto arquitect¨®nico de grandes dimensiones oculta parte del muro de la qibla, lo m¨¢s relevante de un templo musulm¨¢n, el mismo muro donde decidieron levantar, a?os atr¨¢s, los cuartos de ba?o. Todo esto, al lado del mihrab, una especie de altar sagrado para los isl¨¢micos y una joya arquitect¨®nica sin parang¨®n para los laicos. El pastiche en que se ha convertido en los ¨²ltimos a?os parte del templo cordob¨¦s con estas incorporaciones ornamentales lo remata el peque?o museo de San Vicente, ¡°con restos tra¨ªdos de todos lados con el que se quiere demostrar que antes que mezquita, hubo en este solar una iglesia, algo que no es verdad; no lo digo yo, lo dicen los expertos". Todo esto es parte del discurso que ha ido retorciendo el obispado para cargarse de raz¨®n sobre el origen cat¨®lico del templo y reclamar su propiedad. Tan es as¨ª, que antes dec¨ªa que fue una concesi¨®n del rey Fernando III a la Iglesia al conquistar la ciudad en 1236, lo que vendr¨ªa a demostrar que era un bien p¨²blico, por eso ahora dicen que fue una donaci¨®n privada, o sea, del ciudadano Fernando¡±, se r¨ªe Miguel Santiago. A la mezquita le han llegado a llamar "intervenci¨®n isl¨¢mica en la catedral de C¨®rdoba" y a la Giralda sevillana, "dependencia anexa de la catedral". Y la catedral de Jaca, de los siglos XI y XII se ha registrado como "obra nueva".
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