El enigma demosc¨®pico de Ciudadanos
El partido de Rivera tiene un 40% de potenciales nuevos votantes, procedentes de otras formaciones, pero el grado de volatilidad de ese electorado es muy alto
Ciudadanos afronta esta campa?a electoral con una virtud que es al mismo tiempo su principal problema. Lo que tiene de vers¨¢til atrayendo votantes de otros partidos lo tiene de vulnerable, pues estos muestran poca determinaci¨®n para acudir a las urnas el pr¨®ximo 26 de junio. Muchos dicen que le votar¨ªan, pero luego no llegan a hacerlo. Esta distancia entre el dicho y el hecho, entre la actitud y el comportamiento, hace de Ciudadanos un fen¨®meno demosc¨®picamente enigm¨¢tico.
Este partido posee una caracter¨ªstica incomparable: gran parte de su actual electorado potencial (casi el 40%) no le vot¨® el pasado 20 de diciembre; cifra que dobla e incluso triplica a la del resto de partidos. Pero, al mismo tiempo que acoge votantes fugados de otras formaciones, solo 58 de cada 100 de sus electores se muestran realmente motivados para ir a votar el 26-J, mientras que los de PP, PSOE y Podemos lo est¨¢n entre 73 y 76 de cada 100.
Por las encuestas puede detectarse, pues, una cierta sobredeclaraci¨®n o inconsistencia del voto de Ciudadanos. La mayor proclividad a abstenerse o a votar finalmente a otros retrata a un sector del electorado naranja casi como votantes transe¨²ntes: provienen de otros partidos, luego transitan temporalmente por sus filas y, finalmente, el d¨ªa de las elecciones, rectifican y toman una decisi¨®n distinta. No es algo generalizado, pero tan sustancial como decisivo. De hecho, ya se detect¨® que la estructura de su electorado de cara al 20-D no se correspondi¨® exactamente con la prevista: entre quienes ten¨ªan intenci¨®n de votarlo, muchos acabaron qued¨¢ndose en casa o eligiendo a otros partidos, especialmente los hombres j¨®venes de menos de 55 a?os. Por ejemplo, el PP recab¨® m¨¢s apoyos de electores entre 35 a 54 a?os de los previstos, justamente lo contrario que le sucedi¨® a Ciudadanos.
Ya con la mirada puesta en el 26-J, la inc¨®gnita persiste con sus componentes clave, la edad y la ideolog¨ªa. Ciudadanos consigue mayor ¨¦xito en colectivos de edades medias e ideol¨®gicamente centristas, precisamente los menos movilizados. M¨¢s de la mitad de sus potenciales votantes tiene entre 35 y 54 a?os y, entre ellos, ¨²nicamente acudir¨ªa a votar con total seguridad el 59% (cuatro puntos menos que la media espa?ola). Y adem¨¢s se sit¨²an de media en el punto 5.3 en la escala 0-10 (0, extrema izquierda, y 10, extrema derecha), el lugar en el que la intensidad de participaci¨®n es m¨¢s reducida: solo el 57% ir¨ªa a votar seguro (seis puntos menos que la media espa?ola). Esto, unido al incipiente declive de la imagen de Albert Rivera, quien obtiene ahora por primera vez un saldo evaluativo negativo entre el conjunto de la poblaci¨®n (-11), contin¨²a alimentando el enigma.
El reto demosc¨®pico es evidente. Por eso, las pistas que aporta la trayectoria de sus resultados a lo largo de 2015 son muy valiosas ante el 26-J. En tres de los cuatro momentos electorales que se vivieron el a?o pasado (auton¨®micas andaluzas de marzo, municipales y auton¨®micas de mayo, auton¨®micas catalanas de septiembre y generales de diciembre), la estimaci¨®n de voto de Ciudadanos fue superior al resultado. La excepci¨®n fue Catalu?a, ecosistema natural del partido y con un electorado con rasgos dis¨ªmiles al nacional, donde el escenario fue el opuesto. Conviene repasar los hechos.
A finales de 2014, la formaci¨®n decide presentarse como opci¨®n pol¨ªtica en toda Espa?a. Comienza 2015 y la primera prueba es pronto, Andaluc¨ªa, unas auton¨®micas apenas pocos meses despu¨¦s de su implantaci¨®n como fuerza nacional. Dado el margen de error del sondeo preelectoral de Metroscopia (¡À1.8 puntos), no salt¨® ninguna alarma: la estimaci¨®n del voto de Ciudadanos fue el 11,0%, 1.7 puntos m¨¢s de lo que obtuvo luego (9,3%). Pero, ocho semanas despu¨¦s, las elecciones municipales y auton¨®micas de mayo sembraron la inc¨®gnita: en el caso concreto de Madrid, la estimaci¨®n fue cinco puntos superior al resultado que obtuvo (16,4% frente al 11,4%). En septiembre llegaron las catalanas. El pron¨®stico result¨® ser entonces tres puntos inferior (14,9%) al escrutinio de votos (17,9%). Este supuesto cambio de tendencia hizo girar r¨¢pidamente la vista hacia las elecciones generales del 20 de diciembre, las que vendr¨ªan a confirmar qu¨¦ grado de fragilidad presenta realmente su electorado.
Desde las auton¨®micas en Catalu?a, lo cierto es que Ciudadanos tom¨® un impulso in¨¦dito que se contagi¨® en el resto de Espa?a al fragor de su nueva y destacada posici¨®n pol¨ªtica: segunda fuerza en el Parlament, decisivo en la conformaci¨®n de los Gobiernos auton¨®micos de Andaluc¨ªa y de la Comunidad de Madrid y aupado por el liderazgo de Rivera, el dirigente mejor evaluado en Espa?a por su actuaci¨®n pol¨ªtica. A solo 20 d¨ªas de la celebraci¨®n de las generales, seg¨²n Metroscopia, Ciudadanos se situaba el primero en intenci¨®n directa de voto, por delante de PP, PSOE y Podemos. Pero tras una campa?a electoral de m¨¢s a menos y en un ambiente de alta volatilidad e incertidumbre que se mantuvo hasta el ¨²ltimo momento, el partido pareci¨® perder buena parte de los apoyos apenas unos d¨ªas antes de la votaci¨®n: del 18,2% de votos estimados por Metroscopia el 13 de diciembre, pas¨® al 13,9% de los votos en urna el d¨ªa 20 (4,3 puntos menos).
No parece que el enigma se deba a una cuesti¨®n metodol¨®gica. La sobreestimaci¨®n de Ciudadanos fue una evidencia generalizada en los ¨²ltimos sondeos antes del 20-D. A pesar de utilizar distintos m¨¦todos de entrevistas (telef¨®nico, personal, online), las estimaciones fueron muy similares: Metroscopia, 18,2%; CIS, 19,0%; My Word, 18,6%; Sigma Dos, 19,6%; GAD3, 18,1%. Quiz¨¢, unido al perfil concreto de los votantes de Ciudadanos, estuvo tambi¨¦n implicada la estimaci¨®n de participaci¨®n, que se pas¨® de frenada.
Pero, hasta aqu¨ª, la somera descripci¨®n del enigma. Las explicaciones que ayuden a descifrarlo se desconocen a¨²n. Este ser¨¢ un desaf¨ªo para los institutos demosc¨®picos y para cualquier an¨¢lisis que aborde el nuevo tiempo pol¨ªtico que se est¨¢ viviendo en Espa?a.
Francisco Camas Garc¨ªa es analista de Metroscopia.
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