Ser o no ser (social-dem¨®crata)
Rajoy tiene la ventaja comparativa de que mantiene su preferencia por la gran coalici¨®n
Este jueves a medianoche comienza la campa?a electoral y para entonces ya se conocer¨¢ la macroencuesta electoral del CIS. Los principales elementos a considerar en ella son si el PP mantiene la primera posici¨®n y si la coalici¨®n de Podemos con IU supera al PSOE.
Si el partido de Rajoy vuelve a ser el m¨¢s votado pero sin mayor¨ªa absoluta, habr¨ªa que reconocer al PP su legitimidad para optar a la investidura con el apoyo o la abstenci¨®n de alguno de los principales partidos. Algo que ya habr¨ªa sido l¨®gico tras el fracaso del intento de investidura de Pedro S¨¢nchez y del bloqueo subsiguiente. Rajoy cuenta con la ventaja comparativa de que ha mantenido desde el principio su preferencia por la gran coalici¨®n PP-PSOE con el refuerzo de Ciudadanos. Quien primero abog¨® por esa f¨®rmula fue el polit¨®logo J. M. Colomer (La supergran coalici¨®n. EL PA?S, 22/12/2015), que comenzaba por recordar que en esa fecha hab¨ªa Gobiernos de coalici¨®n multipartidista en 21 de los otros 27 Estados de la UE, 13 de los cuales (el 48%) eran de gran coalici¨®n, mezclando partidos de derecha y de izquierda. No es, por tanto, algo solo v¨¢lido para situaciones excepcionales.
Ocurre, sin embargo, que de sondeos anteriores se deduce que una gran mayor¨ªa de los votantes del PSOE preferir¨ªa una coalici¨®n de Gobierno con Podemos antes que con el PP e incluso que cuatro de cada cinco de esos votantes est¨¢n en contra de aceptar la abstenci¨®n de sus diputados para favorecer la investidura de Rajoy. La resistencia ser¨ªa seguramente menor con otro candidato, pero que Rajoy no lo fuera es algo que solo podr¨ªa darse si apareciera como decisi¨®n suya y no como condici¨®n impuesta por sus posibles socios.
El descenso del PSOE a la tercera posici¨®n ser¨ªa una cat¨¢strofe para ese partido pero ni ser¨ªa definitiva ni prueba del inminente final del ciclo socialdem¨®crata iniciado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. No debe de ser tan inminente su desaparici¨®n cuando Pablo Iglesias ha elegido esa camiseta para su batalla final por La Moncloa. Y desde luego no es la primera vez que se pronostica ese desenlace. A fines de 1979, apenas diez a?os antes de la ca¨ªda del Muro, el n¨²mero uno de la prestigiosa revista marxista Mientras tanto, publicada en Barcelona, exhortaba a sus lectores a no renunciar a su inspiraci¨®n revolucionaria, ¡°perdi¨¦ndose en el triste ej¨¦rcito socialdem¨®crata precisamente cuando (...) est¨¢ en v¨ªsperas de la desbandada¡±.
La pretensi¨®n de Iglesias de atribuirse el papel de l¨ªder de la ¡°nueva socialdemocracia¡± encaja mal con sus hechos y sus dichos. Esa corriente se caracteriza, seg¨²n resum¨ªa el polit¨®logo Ram¨®n Vargas Machuca (EL PA?S. 7/7/2014) por conciliar voluntad redistributiva y lealtad institucional, por considerar al Estado de derecho un marco irrebasable para sus aspiraciones de justicia social, por hacer de los principios y procedimientos de la democracia constitucional un criterio de legitimidad. ¡°En eso ¡ªconclu¨ªa¡ª consiste la moderaci¨®n socialdem¨®crata y la diferencia con otras izquierdas¡±.
Tras las elecciones se tendr¨¢ que pactar. Pueden hacerlo todas aquellas fuerzas cuyas ideas se sit¨²en dentro de ese ¡°tronco com¨²n¡± de valores compartidos al que se refer¨ªa Francesc de Carreras en este peri¨®dico el pasado d¨ªa 30. ¡°Lo peligroso, advert¨ªa, ser¨ªa desviarse, prescindir de la realidad, dejarse seducir por la magia, por las falsas ilusiones. Y todo ello por llegar al Gobierno¡±.
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