Ciudadanos moderados, ?l¨ªderes extremados?
El 59% de los espa?oles se considera de centro; los extremos solo suman un 8%
A lo largo de los ¨²ltimos cuarenta a?os, los espa?oles han mantenido una misma definici¨®n de su orientaci¨®n ideol¨®gica colectiva: entre el 4,6 y el 4,9 (en t¨¦rminos de la escala convencional de once puntos en que el 0 equivale a un posicionamiento de extrema izquierda y el 10 a otro de extrema derecha). En el momento actual, y en v¨ªsperas de unas nuevas elecciones generales, se mantiene en ese mismo estrecho rango ideol¨®gico con un 4,7 que equivale a un posicionamiento de centro ligeramente escorado a la izquierda. En los valores centrales de la escala (puntos 4, 5 y 6) se autoposiciona una amplia mayor¨ªa (59%). En los puntos m¨¢s extremos de la misma (0-1 y 9-10) se sit¨²a, en total, tan s¨®lo el 8%; y el 29% se ubica en los puntos restantes (2-3 y 7-8), que significan orientaciones, de izquierda y derecha, menos extremas. Un autorretrato colectivo, en suma, claramente moderado, en el que los posicionamientos m¨¢s radicales tienen un peso muy reducido.
Este b¨¢sico centroizquierdismo de conjunto, establemente persistente, que caracteriza a nuestra sociedad no impide que ahora pueda sentirse y mostrarse sumamente enfadada con la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica del pa¨ªs y con la actuaci¨®n de su clase pol¨ªtica. Pero este intenso sentimiento colectivo de enfado, decepci¨®n y frustraci¨®n no ha derivado, hasta ahora al menos, en una correlativa radicalizaci¨®n de las orientaciones ideol¨®gicas: se ha expresado m¨¢s bien en forma de reorganizaci¨®n de nuestro entramado pol¨ªtico-institucional, propiciando la entrada en la escena p¨²blica nacional de dos nuevos partidos. El cambio que, con esta in¨¦dita opci¨®n por el multipartidismo, parecen realmente estar demandando los espa?oles es la recuperaci¨®n del di¨¢logo, de la negociaci¨®n y del pacto como actitudes permanentemente caracter¨ªsticas de la vida pol¨ªtica. De ah¨ª que, en vez de proceder a la eliminaci¨®n sin m¨¢s de los dos partidos hasta ahora predominantes, haya preferido ¡ªy parece que va a volver a hacerlo¡ª mantenerlos pero rebajando su estatura y sum¨¢ndoles dos formaciones nuevas de talla equiparable.
Si nos atenemos estrictamente al perfil ideol¨®gico que en el momento presente caracteriza a los votantes de los cuatro principales partidos, cuesta entender que est¨¦ resultando tan dif¨ªcil satisfacer el deseo ciudadano por parte de los dirigentes pol¨ªticos. Nuestro panorama ideol¨®gico colectivo no est¨¢ compuesto, en efecto, por la yuxtaposici¨®n de bloques estancos, con fronteras tajantemente definidas y selladas. Muy al contrario: los cuatro electorados de ¨¢mbito nacional resultan estar notablemente entremezclados a todo lo largo del espectro ideol¨®gico. Los puntos centrales de la escala (y, especialmente, el que la divide en dos ¡ªes decir, el 5¡ª) siguen present¨¢ndose pluriocupados. Ciertamente en ese espacio medular e ideol¨®gicamente m¨¢s templado predominan los votantes de Ciudadanos y del PSOE, pero tambi¨¦n se encuentra una proporci¨®n sustancial de los del PP y de Unidos Podemos. Por tanto, los partidos no deber¨ªan escudarse en diferencias y antagonismos radicalmente insalvables entre sus respectivos votantes. Estos comparten amplios sectores del espacio ideol¨®gico, y si los espa?oles reclaman de sus representantes di¨¢logo y entendimiento es, sencillamente, porque para la gran mayor¨ªa de ellos eso es algo normal y rutinario en su vida cotidiana.
La distancia ideol¨®gica (siempre en t¨¦rminos de la escala 0-10) entre el electorado de ¨¢mbito nacional que se sit¨²a m¨¢s a la derecha y el que se sit¨²a m¨¢s a la izquierda es de ¡ªsolo¡ª 3,4 puntos (los que separan el 3,3 en el que, en conjunto, se ubican los votantes de Unidos Podemos, del 6,7 en el que los hacen los del PP). Entre medias, los votantes del PSOE se colocan en el 4,2 y los de Ciudadanos en el 5,4, completando as¨ª un perfil ideol¨®gico colectivo compuesto por pelda?os suave y gradualmente enlazados (3,3/4,2/5,4/6,7), sin graves quiebras o discontinuidades. PP y Unidos Podemos comparten una caracter¨ªstica interna que les diferencia de PSOE y Ciudadanos: la mitad de quienes se declaran futuros votantes suyos se ubican por encima o por debajo de los valores centrales de la escala ideol¨®gica (puntos 4, 5 y 6). En el caso de PSOE y Ciudadanos, las tres cuartas partes de sus votantes se identifican con esas posiciones centrales.
Los perfiles ideol¨®gicos de los distintos electorados revelan la existencia de dos almas diferenciadas ¡ªen convivencia sin duda no siempre f¨¢cil¡ª en el caso de PP y de Unidos Podemos, y una mayor articulaci¨®n en torno a un punto claramente dominante y m¨¢s centrado (y que por ello facilita en mayor medida el equilibrio interno) en el caso de PSOE y Ciudadanos. Se entiende as¨ª que, con todas sus diferencias, PSOE y Ciudadanos hayan podido alcanzar un pacto entre s¨ª y que ni PP ni Podemos lo hayan conseguido con ninguno de sus tres interlocutores principales. Sin duda, el esfuerzo adicional de negociaci¨®n a la vez hacia dentro y hacia fuera que recae sobre los dirigentes populares y podemistas les supone un esfuerzo suplementario. En todo caso, aducir ¡°mis votantes no lo entender¨ªan¡± como justificaci¨®n para no llegar a acuerdos es achacar a aquellos una rigidez que en realidad pertenece m¨¢s bien a quienes les representan. Los votantes, los datos lo indican, no est¨¢n tan insalvablemente distanciados como para hacer impensable su apoyo a posibles puntos medios de encuentro y a mutuas concesiones: saben de ello, pues su vida se trenza, d¨ªa a d¨ªa, en el mundo de lo posible, no en el de los planteamientos absolutos e irrenunciables.
Jos¨¦ Juan Toharia es presidente de Metroscopia. Raquel G¨®mez es analista.
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