?A qui¨¦n pertenece la socialdemocracia?
Podemos precisa de una marca ideol¨®gica limpia para diferenciarse de la otra izquierda
Con su capacidad para provocar y para poner a la defensiva a su gran adversario, Pablo Iglesias ya no solo le disputa al PSOE sus votantes, sino sus mismas se?as de identidad ideol¨®gica. Con sus gestos de trilero astuto, ha levantado un nuevo cubilete, y donde antes hab¨ªa una vaga referencia a la ¡°vieja¡± socialdemocracia de Olof Palme y Willy Brandt, de la que se declaraba heredero, ahora aparece una ¡°nueva¡± encarnada en Podemos. La vieja ya no es la buena, es la mala del PSOE; la nueva es la que cuenta, porque es la encargada de enmendarles la plana a los ¡°social-traidores¡± que vendieron su alma al diablo con la Tercera V¨ªa de Tony Blair.
En eso seguramente tiene algo de raz¨®n, pero no es lo que aqu¨ª me interesa. Lo que me llama la atenci¨®n es la necesidad de revivir el ya gastado binomio de nuevo/viejo; o, m¨¢s bien, el aunar en una misma f¨®rmula el prestigio de la nueva pol¨ªtica asoci¨¢ndolo al que todav¨ªa le queda a la noble socialdemocracia. Porque si esta fuera tan deleznable los sagaces estrategas de Podemos ya hubieran urdido otra filiaci¨®n ideol¨®gica.
No creo, pues, como piensan desde el PSOE, que es para ¡°blanquear¡± su izquierdismo. O no solo. Tampoco, aunque tambi¨¦n, por la provocaci¨®n permanente a la que someten a ese partido marc¨¢ndole la agenda de sus intervenciones p¨²blicas.
Salvo en algunas cosas menores, nadie que se lea el cat¨¢logo program¨¢tico de Podemos puede afirmar que lo que ah¨ª se contiene no sea alguna de las m¨²ltiples versiones de la socialdemocracia. Jeremy Corbyn, l¨ªder del Partido Laborista brit¨¢nico, lo suscribir¨ªa, aunque seguramente no el Partido Socialdem¨®crata de Alemania (SPD).
¡°Socialdem¨®crata¡±, y me duele decirlo, es un significante vac¨ªo, por decirlo en la jerga podemista. Ahora de lo que se trata es de reapropi¨¢rselo para extraer de ¨¦l todos los beneficios electorales posibles. Y ah¨ª es donde Podemos necesita de lo ¡°nuevo¡±. Lo que precisan es una marca ideol¨®gica limpia que le permita diferenciarse de la otra izquierda y encubrir su propia falta de alternativas reales. Nueva pol¨ªtica equivale a otros estilos de gobernar y a hacer realizable lo que hoy parece una utop¨ªa, recuperar la capacidad de acci¨®n de la pol¨ªtica. Por eso les resulta imprescindible insistir en la novedad.
Hasta ahora esto no lo han conseguido ni la vieja ni la nueva socialdemocracia. Ya en 1983, Ralf Dahrendorf, el acu?ador del t¨¦rmino ¡°pacto social-democr¨¢tico de posguerra¡±, hablaba del ¡°fin del siglo de la socialdemocracia¡±. Por tanto, su crisis viene de muy lejos porque se le han destartalado todas las bases sociales, pol¨ªticas y econ¨®micas sobre las que se sustentaba.
La tarea pendiente es reajustar sus valores, que siguen bien vivos, bajo condiciones radicalmente distintas. Lo que en realidad importa no es ya tanto la apropiaci¨®n del nombre, que nadie puede tener en monopolio, cuanto su realizaci¨®n f¨¢ctica. Ah¨ª es donde habr¨¢ que ver tanto al PSOE como a Podemos.
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