El camino a la urna
Lo cierto es que nada est¨¢ decidido. Desconf¨ªen, pues, de todos los que dicen que saben lo que va a pasar.
Es comprensible que muchos votantes contemplen estas elecciones desde la melancol¨ªa, la depresi¨®n o la abulia. ?C¨®mo no simpatizar con su sensaci¨®n de abatimiento ante la perspectiva de volver a escuchar los mismos y manidos argumentos, los clich¨¦s de siempre, el tono chill¨®n de los candidatos y la retah¨ªla de iron¨ªas supuestamente afiladas con la que los contendientes nos obsequian en su esfuerzo diario por hacer la frase del d¨ªa y capturar la atenci¨®n de los medios? Y todo ello sin m¨¢s que un m¨ªsero debate a cuatro, prueba de que la calidad de la democracia espa?ola sigue dejando mucho que desear.
Esta comprensible percepci¨®n de hast¨ªo ciudadano contrasta, sin embargo, con el inter¨¦s que est¨¢ despertando fuera de nuestras fronteras lo que ocurre en Espa?a. Igual es solo triste consuelo de polit¨®logo, pero lo que ocurre en Espa?a es el centro de todas las miradas: en ning¨²n pa¨ªs europeo ha saltado el sistema bipartidista por los aires de forma tan brusca ni han aparecido nuevos partidos tan exitosos en tan poco tiempo.
Lo cierto es que nada est¨¢ decidido. Desconf¨ªen, pues, de todos los que dicen que saben lo que va a pasar. Las campa?as electorales se parecen mucho a la guerra. Por un lado, requieren un inmenso esfuerzo previo de planificaci¨®n, aprovisionamiento y dise?o t¨¢ctico. Por otro, todos los que participan en ella son conscientes de que su resultado est¨¢ presidido por la m¨¢xima incertidumbre. En una campa?a todo es posible y nada es descartable. Hay elecciones que claramente son de cambio y elecciones que desde el principio se antojan de continuidad. Pero tambi¨¦n hay vuelcos, acontecimientos inesperados, tendencias que los sondeos no captan y victorias por la m¨ªnima en el ¨²ltimo minuto. No es f¨¢cil cuantificar el grado exacto de incertidumbre.
Clausewitz aseveraba que tres de cada cuatro factores que, a la postre, se muestran decisivos en una batalla est¨¢n sometidos a ese principio de incertidumbre; de ah¨ª el concepto de ¡°niebla de guerra¡±. Y seguramente ten¨ªa raz¨®n, tanto para las guerras como para las campa?as. As¨ª que no tiremos la toalla tan pronto.
Traemos esta secci¨®n a los lectores con el objetivo de ayudarles a atravesar la niebla. Nos comprometemos a proporcionar todos los d¨ªas un an¨¢lisis de calidad con una clave de inter¨¦s que les ayude a encontrar el camino a la urna. A trav¨¦s de la niebla.
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