?Qu¨¦ hay de lo nuestro?

Antes, lo primero que un partido pol¨ªtico deb¨ªa procurar para obtener en las urnas un resultado que le permitiera gobernar o convertirse en alternativa de Gobierno consist¨ªa en disponer de cierto arraigo en las principales comunidades aut¨®nomas; lo segundo era tan o m¨¢s importante: dotarse de una direcci¨®n central que, potenciando a las organizaciones regionales, tuviera sobre ellas no solo autoridad, sino poder. Quienes primero se percataron de ese hecho fueron los socialistas, que pusieron fin a la dispersi¨®n de grupos integr¨¢ndolos en una estructura federativa com¨²n con una ejecutiva fuerte; luego, con la lecci¨®n aprendida, llegaron los populares, cuando pusieron fin al desorden creado alrededor de Manuel Fraga.

Hoy, por vez primera, un partido que en su estructura central es poco m¨¢s que un coro ¡ªdirecci¨®n coral lo llaman¡ª en torno a una figura-referente y dizque carism¨¢tica, y con una organizaci¨®n territorial a base de peque?os grupos de amigos, opta con probabilidades de ¨¦xito a convertirse en determinante para la formaci¨®n de Gobierno. El motivo principal, aparte del manejo de la televisi¨®n como instrumento para la consolidaci¨®n de un p¨²blico adicto, es que su irrupci¨®n ha coincidido, no por casualidad, con una atomizaci¨®n extrema del sistema pol¨ªtico debida a la presencia de formaciones pol¨ªticas que solo aspiran a ocupar un ¨¢mbito local o regional: mareas, ahoras, en comunes, comprom¨ªs¡­

Lo que diferencia a esta de cualquier experiencia anterior es que todos estos grupos necesitan, para tocar poder, alg¨²n tipo de alianza con un partido de ¨¢mbito estatal que facilite, hablando en cada lugar el lenguaje que los del pa¨ªs quieren o¨ªr, una candidatura ¨²nica para cada territorio aunque diversa seg¨²n qu¨¦ territorio. El experimento se prob¨® con ¨¦xito en las municipales y auton¨®micas y se repiti¨® en las generales, con un avance espectacular que lo ha situado al borde del poder central. ?Para gobernar el Estado? Quiz¨¢, aunque lo m¨¢s probable es que cuando lleguen al poder del Estado, las formaciones pol¨ªticas de cada pa¨ªs, naci¨®n, patria o pueblo se dirijan al coro central para recordarle ?qu¨¦ hay de lo nuestro? Y entonces, veremos qu¨¦ pasa, porque lo seguro es que lo nuestro no se va a arreglar con un beso en la boca.