Frente al Estado

Aunque no sea el Estado, sino el Gobierno, lo que est¨¢ en juego en las elecciones, quiz¨¢ convenga pensar un rato en ese artefacto que garantiza las libertades, administra los bienes p¨²blicos y constituye el marco jur¨ªdico-pol¨ªtico de nuestra convivencia: el Estado, que por vez primera en nuestra secular historia es resultado de un proceso constituyente refrendado por una gran mayor¨ªa de ciudadanos y ha gozado durante d¨¦cadas de amplia legitimidad.

Es claro que el Estado espa?ol est¨¢ sometido hoy a dos fuertes tensiones, procedentes, la primera, de su rechazo por parte del poder establecido y de amplias minor¨ªas en Catalu?a; la segunda, del ¡°momento estrategia¡± con miras a su conquista por parte de una nueva coalici¨®n pol¨ªtica surgida de un movimiento social: ?Espa?a nos roba! y ?Abajo el r¨¦gimen! fueron dos iconos de diferente procedencia y prop¨®sito pero que se han reforzado mutuamente en lo que tienen de repulsa o rechazo al Estado construido desde 1978. Dif¨ªcilmente concordantes en sus programas m¨¢ximos, pueden recorrer parte del camino desarrollando programas m¨ªnimos o intermedios, por ejemplo, la erosi¨®n de la legitimidad del Estado realmente existente.

Una erosi¨®n que en el caso de Podemos se dirige a la laminaci¨®n de la separaci¨®n de poderes, bastante deteriorada ya por las pr¨¢cticas invasivas de los partidos que hasta ahora se han alternado en el Gobierno. Cuando Juan Carlos Monedero advierte a los corruptos que su partido cuenta con jueces y guardias civiles a la espera de recibir las oportunas ¨®rdenes del Gobierno para meterlos en la c¨¢rcel, habla no ya el lenguaje de la ¡°raz¨®n populista¡± a lo Laclau, sino el de Manuel Fraga, que en sus tiempos de ministro del Interior ten¨ªa por costumbre ordenar a los polic¨ªas que detuvieran a los pol¨ªticos por la calle si ven¨ªan de alguna reuni¨®n no autorizada.

Y esto no es ninguna broma, tampoco un acto de habla fallido: este es el programa pol¨ªtico de Podemos a desarrollar en el ¡°momento Estado¡±: liquidar esa antigualla de Estado liberal, hoy en crisis, para poner en su lugar, bajo una presidencia carism¨¢tica, un Ejecutivo fuerte, con poderes para dar ¨®rdenes a jueces y polic¨ªas: lo mismo que aquel r¨¦gimen que en 1978 llam¨¢bamos anterior.