Nueva pol¨ªtica: la promesa que no llega
Pese a lo vaticinado por las encuestas, uno m¨¢s uno no suman m¨¢s que lo de siempre: dos
Anoche un 34% de los votantes se fueron a la cama con el sinsabor de un cambio que seguramente desean, pero que no cuaja. Fueron aquellos que se decantaron por los nuevos partidos, pr¨¢cticamente los mismos que el 20-D. Los 109 esca?os de entonces se convirtieron en 103. Pero la verdadera referencia para Unidos Podemos (UP) y Ciudadanos era las expectativas creadas en torno al voto del cambio, o de la regeneraci¨®n. El batacazo, claro, ha ido en consonancia. ?Qu¨¦ ha pasado?
En el centroderecha, parece que el PP ha sido capaz de concentrar el voto ¨²til. Ciudadanos solo ha perdido un 0,9%, pero su brecha respecto a Rajoy ha sido determinante para arrebatarle 8 esca?os. Sabemos que el voto de Rivera es el m¨¢s vol¨¢til, indeciso, y dependiente del carisma del l¨ªder. Es, adem¨¢s, muy sensible a los vaivenes ideol¨®gicos de una plataforma que lleva seis meses luchando por no caer en la irrelevancia. Una batalla que comienza de nuevo hoy, con m¨¢s dificultades si cabe.
Pero la aut¨¦ntica decepci¨®n estuvo en el otro lado. Cuando pr¨¢cticamente todas las encuestas daban el sorpasso por hecho, al final result¨® que uno m¨¢s uno no sumaban m¨¢s que lo de siempre: dos. Un dato clave: el 20-D Podemos (sin confluencias) e IU sumaban 16,4%. Ahora est¨¢n en el 13,3%. Los socios auton¨®micos, por contra, se han mantenido en el entorno del 7,7%. La apuesta autonomista ha funcionado. As¨ª que el fallo ha estado probablemente en el tan denostado eje ideol¨®gico. UP no ha logrado el anhelado efecto Carmena: la agregaci¨®n del voto de centroizquierda en torno suyo como ¨²nica candidatura viable frente al PP. De hecho, es probable que haya perdido tanto puristas (de IU, descontentos con las formas de un acuerdo dirigido por Podemos) como moderados, temerosos de la propuesta m¨¢s frentista de Iglesias.
La otra gran fuente de apoyos para UP, el voto joven urbano, tampoco ha funcionado como se esperaba. En las provincias m¨¢s densamente pobladas su ocasional mejora no ha sido suficiente para arrebatar la prima de esca?os a un bipartidismo que ha estado mejor de lo esperado. Parece que los j¨®venes no han acudido a la llamada, y la intensa campa?a de movilizaci¨®n se ha enfrentado con el cansancio de la repetici¨®n electoral.
En definitiva, la nueva pol¨ªtica queda en una situaci¨®n un tanto delicada. En el medio plazo, si sus votantes no les ven como una verdadera fuerza de cambio se juegan mucho en la decepci¨®n. Pero al mismo tiempo necesitan atraer a simpatizantes m¨¢s mestizos y centrados para ampliar su base electoral. Al parecer, se trata de un equilibrio dif¨ªcil, casi imposible. Porque depende de poner de acuerdo a nuevos votantes dispuestos a comprometerse, y otros m¨¢s cautos, o quiz¨¢s, simplemente, m¨¢s promiscuos.
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