La oposici¨®n tambi¨¦n es poder
En Espa?a tenemos un concepto equivocado: la oposici¨®n siempre debe decir no, cuanto m¨¢s alto y m¨¢s claro lo diga m¨¢s cumplir¨¢ con su deber
?Perder las elecciones significa no formar parte del Gobierno y pasar a la oposici¨®n? Pues, depende. En un sistema parlamentario, a ganar o perder unas elecciones se le pueden atribuir diversos significados y, algunos de estos, s¨®lo son deducibles del contexto. Por ejemplo, un partido puede sacar el m¨¢s alto n¨²mero de esca?os y pasar a la oposici¨®n por formarse en su contra una coalici¨®n mayoritaria de otros partidos. Fue el caso de CiU en las elecciones catalanas de 2003: result¨® ser el partido (en realidad federaci¨®n de partidos) con m¨¢s esca?os, pero una coalici¨®n del PSC, ERC e IC le super¨® y pasaron a la oposici¨®n. En lugar de Artur Mas, el presidente de la Generalitat fue Pascual Maragall.
Por su parte, puede ser que tras unas elecciones un partido no forme parte del Gobierno pero mantenga con ¨¦l ciertos acuerdos y s¨®lo en aquello no pactado muestre su oposici¨®n. ?Es oposici¨®n o no lo es? Depende: a veces s¨ª, a veces no. Y la tipolog¨ªa puede extenderse mucho m¨¢s.
Examinemos una cuesti¨®n menos conocida y m¨¢s actual: ?formar parte de la oposici¨®n significa no ejercer ning¨²n poder, significa no gobernar? La respuesta debe ser un no rotundo aunque matizado: aun sin formar parte del Gobierno se puede tener la influencia suficiente para participar en decisiones de gobierno. Es m¨¢s, en un sistema parlamentario s¨®lo ello es lo adecuado al principio democr¨¢tico porque el parlamento representa al pueblo, a todo el pueblo, y si es en el pueblo donde reside el poder, los parlamentarios pueden tener una cuota mayor o menor de este poder, incluso m¨ªnima, pero no pueden dejar de participar en ¨¦l. Este es uno de los elementos b¨¢sicos de una democracia parlamentaria.
En Espa?a tenemos un concepto equivocado: la oposici¨®n siempre debe decir no, cuanto m¨¢s alto y m¨¢s claro lo diga m¨¢s cumplir¨¢ con su deber. Ello es un error. La oposici¨®n debe configurarse, sin duda, como una alternativa de Gobierno pero no debe limitarse a eso si quiere cumplir totalmente sus funciones, no puede dejar de intentar influir en las decisiones que tome la c¨¢mara, aunque no logre el 100% de sus prop¨®sitos. En definitiva, la oposici¨®n tambi¨¦n es poder, algo de poder, parte del poder del pueblo. Esta es la esencia y el valor de la democracia, precisamente el t¨ªtulo del libro de Hans Kelsen en que todo eso se expone con argumentos claros y profundos.
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