Falso culpable
Depositar en S¨¢nchez la responsabilidad de unas terceras elecciones es un discurso perverso
Desde la ¨²ltima noche electoral hay amplia coincidencia en se?alar que es al Partido Popular a quien corresponde formar Gobierno. Es quien tiene m¨¢s esca?os, es quien debe aunar voluntades para conseguir la mayor¨ªa parlamentaria necesaria.?Sin embargo, a medida que pasan los d¨ªas se ha ido formando un coro pol¨ªtico y medi¨¢tico de amplio espectro que presiona al PSOE se?al¨¢ndole como responsable de un hipot¨¦tico fracaso de Mariano Rajoy.?Curiosa transferencia de responsabilidades. Si el Gobierno est¨¢ en el aire es porque Rajoy es incapaz de sumar. Nadie quiere gobernar con ¨¦l.
El PSOE y Podemos le han dicho que no y Ciudadanos, la marca blanca de la derecha, a lo sumo se apunta a la abstenci¨®n para no cargar con el peso de la culpa. Si no se tiene mayor¨ªa suficiente y no se es capaz de construir alianzas, ?C¨®mo se puede pretender formar Gobierno? Rajoy quiere que los otros le regalen la mayor¨ªa que ¨¦l es incapaz de construir, bajo el chantaje de ir a unas terceras elecciones. ?Por qu¨¦? Porque para ganarse a los dem¨¢s tiene que hacer concesiones que legitimen a los eventuales socios ante sus electores y lo suyo no es ceder sino resistir; y porque sabe que su continuidad como presidente resta adhesiones. ?Y aqu¨ª aparece la segunda gran mutaci¨®n poselectoral. Como por arte de magia, la cuesti¨®n de la corrupci¨®n estructural del PP se ha desplazado a un rinc¨®n de la escena, a pesar de que estos d¨ªas se ha conocido un caso de enorme gravedad: la operaci¨®n Catalu?a, el uso del Ministerio del Interior para organizar campa?as para destruir adversarios pol¨ªticos, en este caso, vinculados al independentismo catal¨¢n.
Se dir¨ªa que los dem¨¢s partidos pol¨ªticos y buena parte de los medios de comunicaci¨®n se han cre¨ªdo, como Rajoy, que el resultado electoral blanqueaba al presidente y a su partido, peligrosa y corrupta idea de la democracia y del Estado de derecho. Ciudadanos, que hizo de esta cuesti¨®n bandera, ha olvidado r¨¢pidamente sus anatemas, y est¨¢ dispuesto a favorecer la reelecci¨®n del presidente. Y el PSOE guarda discreci¨®n como si fuera de mal gusto meter estas cuestiones en la agenda de la negociaci¨®n. En nombre de la gobernabilidad, vuelve el viejo y demoledor discurso de que todos son iguales y la corrupci¨®n forma parte del paisaje.
Si no hay Gobierno, la responsabilidad ser¨¢ de Rajoy que es quien ten¨ªa que formarlo. Y si, como se dice para presionar al PSOE, repetir elecciones ser¨ªa una cat¨¢strofe, Rajoy deber¨ªa apartarse para facilitar una salida, antes que volver a convocar. Sin embargo, ya se ha decidido que el culpable ser¨ªa Pedro S¨¢nchez, por no haber facilitado a la derecha que siga gobernando. Un discurso perverso, revelador de la hegemon¨ªa ideol¨®gica en curso.
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