Un enga?oso sentido com¨²n

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Podemos rechaza que Rajoy plantee su elecci¨®n como ¨²nica opci¨®n sin alternativas

Ciudadanos ve el discurso de Rajoy ¡°plano, antiguo y sin pasi¨®n¡±

La intervenci¨®n de Rajoy en la sesi¨®n de investidura

Mariano Rajoy fue incapaz ayer de explotar su ¨²nico m¨¦rito en este largo tiempo de par¨¢lisis, probablemente porque fue un m¨¦rito adquirido a rega?adientes. Solo tras aceptar las condiciones impuestas por Ciudadanos, alguna de ellas un sapo dif¨ªcil de tragar, pudo presentarse ante el Congreso con el apoyo nada despreciable de 170 diputados.

Y, sin embargo, dio la sensaci¨®n, en su discurso, de que se consideraba merecedor de ese respaldo y el resto de partidos estaban tambi¨¦n obligados a hacer lo propio. Intent¨® un ejercicio de humildad... a medias. Apel¨® al acuerdo y al consenso, pero de nuevo pidi¨® que se lo dieran hecho.

No hay nada m¨¢s convincente que el sentido com¨²n, o su apariencia. Mariano Rajoy tiene la habilidad de conseguir que sus discursos, con mayor o menor brillantez, consigan ese resultado. Presenta sus argumentos como si fuera la primera vez que lo hace, con un tono pedag¨®gico, para intentar demostrar que su planteamiento es el ¨²nico sensato. Ayer utiliz¨® la misma f¨®rmula, para intentar demostrar que las cosas pueden ir a peor si no se resuelve el actual bloqueo, para recordar que el PP fue el partido m¨¢s votado el pasado 26-J y para se?alar que no existe una alternativa razonable a la que propone.

Todo muy sensato, pero insuficiente para conseguir la confianza de una C¨¢mara que sigue rechazando en bloque que repita en el Gobierno.

Le falt¨® autocr¨ªtica y le sobr¨® mucho de su aparente coherencia. Transmiti¨® la sensaci¨®n de que ya hab¨ªa hecho todo lo que pod¨ªa y que la responsabilidad era ahora del resto. Cuando uno solo tiene un martillo, todos los problemas le parecen clavos.