Una crisis de adolescencia
La tan anunciada crisis de identidad de Podemos se ha hecho carne y se trata de un episodio m¨¢s de la representaci¨®n pol¨ªtica.
V¨ªa Twitter, como corresponde a los tiempos que corren, la tan anunciada crisis de identidad de Podemos se ha hecho carne. Iglesias contra Errej¨®n o viceversa. El modelo se repite: socialdem¨®cratas y bolcheviques, moderados y revolucionarios, reformistas y radicales, eurocomunistas y leninistas. En el pasado, en contextos revolucionarios, las consecuencias de estas peleas pod¨ªan ser tr¨¢gicas. Hoy se trata de un episodio m¨¢s de la representaci¨®n pol¨ªtica. Es la crisis de adolescencia de Podemos, imprescindible para el crecimiento de un partido que se quiso hacer mayor demasiado deprisa.
El intercambio de mensajes entre el compa?ero Pablo y el compa?ero ??igo define muy bien los t¨¦rminos del debate. ¡°Hablando claro y siendo diferentes seducimos m¨¢s¡±, dice Pablo Iglesias. Es cierto que la piel de cordero le sent¨® mal en la campa?a de junio. Se evaporaron cerca de un mill¨®n de votos. Unos castigaron el exceso de moderaci¨®n, pero otros (confundidos adem¨¢s por las encuestas) la interpretaron como anuncio de que iba a gobernar. Y les pareci¨® demasiado pronto. No se acababan de fiar. Errej¨®n apunta bien: ¡°El reto es seducir a la parte de nuestro pueblo que sufre pero todav¨ªa no conf¨ªa en nosotros¡±.
La operaci¨®n seducci¨®n que Errej¨®n propone pasa por romper tab¨²s. Con alianzas en los distintos territorios, Podemos ha conseguido conectar con los nacionalismos perif¨¦ricos. Pero quedan otros tab¨²s pendientes. Por ejemplo, el del electorado de la derecha. Sin duda hay un voto conservador irreductible incapaz de ver m¨¢s lejos del PP que le votar¨¢ siempre por mucho que robe. Pero entre los millones de votantes de la derecha seguro que hay gente que detesta la corrupci¨®n, que lo pasa mal, que puede coincidir en muchas cosas con los votantes de la izquierda.
?Por qu¨¦ est¨¢n ah¨ª? ?Alguien ha intentado averiguarlo y acercarse a ellos? Tambi¨¦n lastra a Podemos cierta presunci¨®n de superioridad moral que irrita al electorado socialista. Seducir y no estigmatizar: el juego de buenos y malos siempre estrecha el campo. Saber dirigirse a aquellos que no se sienten interpelados por Podemos, que les miran con recelo, sensibles a la propaganda oficial, o incluso que se sienten despreciados por ellos.
Si se quiere representar a las clases populares no se puede estigmatizar a una parte de ellas. Los tiempos de Errej¨®n y de Iglesias son distintos. Errej¨®n es corredor de fondo. Iglesias ha construido su liderazgo sobre una trabajada imagen medi¨¢tica que es por definici¨®n fugaz. Iba como un tiro y necesitaba dar en la diana a la primera. El efecto arrastre funcion¨® hasta que Iglesias vio cerca la meta y cambi¨® de tono. Si despu¨¦s del 20-D hubiesen dejado gobernar al PSOE, quiz¨¢s habr¨ªan ganado un tiempo precioso para convencer, desde la oposici¨®n, a una parte de los que se resisten
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