Espa?a en la caja negra
Los dos juicios que se celebran en la sede de la Audiencia Nacional suman 102 imputados
Si Espa?a tuviera un accidente, como ahora que lleva gripada casi un a?o sin Gobierno, y alguien quisiera saber qu¨¦ ha pasado, al menos una parte, podr¨ªa mirar en una caja negra. El oscuro edificio de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, una sede poligonera en las afueras. All¨ª se celebra el juicio de las tarjetas black de Caja Madrid y Bankia, con implicados de todos los partidos, patronal y sindicatos y, desde ayer, el de la trama G¨¹rtel, el mayor proceso de corrupci¨®n de la historia nacional, protagonizado por un partido, el Partido Popular. Que a su vez tiene dentro otra caja negra, la caja b.
En total, entre uno y otro proceso, suman 102 acusados, lo mejor de cada casa, una selecci¨®n natural de los m¨¢s listos, que ayer atascaban la entrada del b¨²nker judicial. Igual que han saturado la percepci¨®n p¨²blica de lo soportable en pol¨ªtica, s¨ªmbolos de una ¨¦poca que ha desembocado en el fin del bipartidismo. El Bigotes, cuando aparec¨ªa en Los bingueros de funcionario del INEM que empleaba a Fernando Esteso como sexador de pollos, no sab¨ªa que estaba en lo m¨¢s digno de su carrera.
¡°?A cu¨¢l viene?¡±, interrogaban al entrar. Era como preguntar si ven¨ªas por el novio o la novia, solo que ya no era la boda de la hija de Aznar: Black en el piso de arriba, G¨¹rtel en el de abajo, en una tarta nupcial del pasteleo nacional, con una escalera como la de El Crep¨²sculo de los Dioses por la que bajaba Rodrigo Rato, ocho a?os vicepresidente del Gobierno. Verdaderamente fue un gran momento de la vida pol¨ªtica espa?ola. Los dos tesoreros del PP que se sientan en el banquillo de G¨¹rtel, Luis B¨¢rcenas y ?ngel Sanch¨ªs, se saludaron con complicidad, aunque quiz¨¢ no sea la palabra m¨¢s apropiada. El tercero, ?lvaro Lapuerta, se qued¨® fuera del juicio por demencia sobrevenida. Detalle entra?able al identificarse: B¨¢rcenas tiene su cartera sujeta con un el¨¢stico de la bandera de Espa?a.
Francisco Correa, cabecilla de la trama G¨¹rtel, estaba un tanto aislado del resto, y en el extremo opuesto, quiz¨¢ para no encontr¨¢rselo, le miraba con el rabillo del ojo el hombre que le grab¨® 18 horas a escondidas y destap¨® todo, Jos¨¦ Luis Pe?as. Vestido con chaleco de pescador y polo verde, parec¨ªa el m¨¢s nervioso. Como si sintiera que toda esa gente estaba all¨ª no gracias a ¨¦l, sino por su culpa. ¡°Vamos a ver qu¨¦ juego da esto¡±, dijo a algunos periodistas. Pululaba por ah¨ª un equipo de la tele suiza, pa¨ªs que no puede faltar en un juicio de corrupci¨®n serio. Ana Mato, exministra y part¨ªcipe a t¨ªtulo lucrativo, no estaba, pero es coherente con su papel en el caso: no enterarse de nada. Desayunaba con el pato Donald en Eurodisney y no le parec¨ªa raro, no sab¨ªa que se lo pagaba Correa. Hab¨ªa amigos y examigos, mujeres y exmujeres, todos eran gente VIP y ahora se han quedado en PL, la tarjeta que llevaban en el pecho: Procesado Libre.
El m¨¢s voluminoso
Ha costado mucho reunir a toda esta gente en este lugar, pero estaban llamados a encontrarse. El edificio de la caja negra fue inaugurado el 4 de febrero de 2009 por el ministro de Justicia, Mariano Fern¨¢ndez Bermejo y a los dos d¨ªas fue la redada que destap¨® la trama G¨¹rtel. Mariano Rajoy, entonces en la oposici¨®n, lo vio claro: ¡°No es una trama del PP, sino contra el PP¡±. Ten¨ªa al lado, entre otros, a Ana Mato, Francisco Camps y Rita Barber¨¢. Un visionario.
La guerra abierta se llev¨® por delante al propio Fern¨¢ndez Bermejo a final de mes, cuando dimiti¨® por la cacer¨ªa en la que coincidi¨® con Baltasar Garz¨®n, primer instructor del caso y, hasta ahora, principal damnificado tras ser inhabilitado. En enero de 2010, un a?o despu¨¦s, Rodrigo Rato era nombrado presidente de Bankia. A los tres d¨ªas ya pagaba 91,74 euros de gasolina con su tarjeta black. A los seis d¨ªas se fund¨ªa mil en una tienda de l¨¢mparas. Luego todos han caminado pomposamente hacia el desastre.
El proceso G¨¹rtel es el m¨¢s voluminoso, m¨¢s que el del 11-M. Y solo es la ¡°primera ¨¦poca¡±, como ha sido bautizado, como si fuera el arranque de una serie. Quedan ocho juicios m¨¢s. El Albondiguilla, por ejemplo, ayer no estaba, porque el desmadre de Boadilla del Monte, donde fue alcalde, merece un juicio aparte. En realidad ayer fue una jornada muy aburrida. Tardaron 15 minutos en pasar lista. Una hora y 23 minutos en leer los cargos. Un chorreo infinito de delitos, continuados y agravados, con monta?as de millones de multas y tropecientos a?os de c¨¢rcel. Con las acusaciones de B¨¢rcenas llegaron a la letra ¡°o¡±.
Esta mole jur¨ªdica daba por s¨ª sola la idea de la magnitud del caso. Luego habl¨® la fiscal y ya era un mareo: mencion¨® el tomo 41 de Suiza y el fondo de inversi¨®n en Bermudas. Memorable fue entonces el sarcasmo de Miguel Dur¨¢n, uno de los abogados, al hablar de la ¡°supuesta complejidad¡± del caso para quejarse de su fraccionamiento. Tambi¨¦n record¨® que en Suiza no es delito ¡°la mera elusi¨®n¡± fiscal. Como ha ocurrido en la tortuosa instrucci¨®n, plagada de obst¨¢culos, el juicio ser¨¢ una larga batalla de trincheras. Ayer se denunci¨® la politizaci¨®n del caso y se pidi¨® la nulidad de todo tipo de pruebas. Cuando Dur¨¢n insinu¨® que los medios ya han condenado a los acusados y pod¨ªan condicionar al tribunal, el juez Hurtado le par¨® los pies: "Por ah¨ª no". Luego abundaron los acusados aquejados de d¨¦ficit cognitivo, p¨¦rdidas de memoria, grave sordera, problemas fisiol¨®gicos, y hasta aparecieron declaraciones in extremis en el lecho de muerte.
Pero es como si la hora de la verdad de la caja negra pillara a todo el mundo cansado, porque a estas alturas nadie se escandaliza de nada y ya se han descontado al PP tres millones de votos. En la puerta hab¨ªa desde muy temprano unos pocos ciudadanos que deb¨ªan de haber desayunado bien e insultaban con poder¨ªo a los que entraban. De chorizos para arriba. A la hora de comer quedaban dos y hab¨ªan agotado el diccionario. A uno ya no se le ocurr¨ªa nada y, ya resoplando, fue a lo esencial cuando sal¨ªa Correa, don Vito: "?Eres¡ eres¡ muy malo!". Correa se volvi¨®, con su planta de mosquetero, y le mir¨® perdon¨¢ndole la vida.
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