Javier Fern¨¢ndez, el equilibrista
El presidente de la gestora tiene m¨¢s comprensi¨®n en Rajoy de las que encuentra en su propio partido
Hay que reconocer a Javier Fern¨¢ndez el m¨¦rito de haber neutralizado el incendio del PSOE, no hasta el extremo de dome?arlo, pero s¨ª con suficiente habilidad para ir inculcando como natural el discurso de la abstenci¨®n, dot¨¢ndola de un adjetivo, "t¨¦cnica", que la convierte en eufemismo, y subordinando el evidente compromiso de la investidura al ¨¦nfasis con que se descarta cualquier compromiso de legislatura.
Es una manera de apuntalar el "no" a Rajoy, pero en un plano que trasciende el bloqueo, que evita las elecciones y que pretende sosegar la rebeld¨ªa en que puedan incurrir los socialistas reacios a semejante cambio de rumbo. Resulta ahora impensable que S¨¢nchez proclam¨¦ la abstenci¨®n desde su esca?o. La cuesti¨®n consiste en adivinar cu¨¢ntos camaradas van a secundarlo. Y cu¨¢nto es o no veros¨ªmil una escisi¨®n a la disciplina entre los socialistas vascos y catalanes, especialmente si deciden exponer la revisi¨®n de la cuesti¨®n mariana al criterio de sus militantes de base.
Javier Fern¨¢ndez, por tanto, tiene que trabajarse con pedagog¨ªa y paciencia el tab¨² de la disciplina de voto. Y tiene que trabajarse menos, curiosamente, el proyecto de la abstenci¨®n sin condiciones. Rajoy ha anunciado que no va a pon¨¦rselas. No ya asumiendo con sensatez la responsabilidad que se le presupone a un estadista en una situaci¨®n de emergencia, sino distanci¨¢ndose del fervor de los cortesanos.
Quiere decirse que Mariano Rajoy es mucho menos marianista que los marianistas. Y que ¨¦stos ¨²ltimos, alentados por las bravuconadas verbales de Fern¨¢ndez D¨ªaz y de Rafael Hernando, hab¨ªan promovido una estrategia de presi¨®n al PSOE en su propia agon¨ªa cuyo desenlace aspiraba a forzar las terceras elecciones y proporcionarle a Rajoy un bot¨ªn de 150 diputados en la ambici¨®n de una legislatura estable.
El presidente del Gobierno en funciones ha disipado las dudas. Puede que haya dos almas en el PP respecto a la manera de velar el cad¨¢ver socialista ¡ª?investidura inmediata o elecciones en diciembre?¡ª, pero la propia dial¨¦ctica se expone al papel cesarista que ejerce Rajoy. El alma es la suya. Y es la ¨²nica que tiene valor, entre otras razones porque el l¨ªder popular hab¨ªa insistido s¨®lo hace unas semanas en el disparate y la aberraci¨®n que implicar¨ªam convocar unos nuevos comicios legislativos.
Javier Fern¨¢ndez tiene m¨¢s comprensi¨®n en Rajoy de cuantas encuentra en su propio partido. El cr¨¢ter del s¨¢bado es demasiado profundo y demasiado reciente. Por eso el PSOE necesita m¨¢s una gestor¨ªa que una gestora, un espacio de tranquilidad administrativa. Y por id¨¦nticas razones, el presidente asturiano se ha puesto los manguitos, asumiendo la interinidad del cago, pero consciente de que esta transici¨®n es m¨¢s importante que cualquier legislatura.
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