Seis millones por romperme la vida
Van der Dussen, 12 a?os y medio preso por violaciones que no cometi¨®, reclama una indemnizaci¨®n mientras trata, con muchas dificultades, de recomponer una existencia truncada
?Cu¨¢nto vale la libertad? ?Haber pasado varios a?os en prisi¨®n por delitos que no has cometido? ?Haber perdido la posibilidad de tener hijos, un trabajo, una vida? El holand¨¦s Romano van der Dussen lo ha cifrado en algo m¨¢s de seis millones de euros. Es la cantidad que reclama al Estado por haberle encarcelado por una violaci¨®n que no cometi¨® y por los da?os psicol¨®gicos y f¨ªsicos que a¨²n le acompa?an, ocho meses despu¨¦s de su liberaci¨®n. Entr¨® en la c¨¢rcel en 2003 y sali¨® en febrero de 2016, a punto de cumplir 43 a?os, despu¨¦s de que el Tribunal Supremo revisara su condena. Ahora pide al Ministerio de Justicia espa?ol que le indemnice por las secuelas, por los sueldos que podr¨ªa haber ganado en un hipot¨¦tico empleo y por da?os morales.
La vida en libertad no le est¨¢ resultando f¨¢cil. Aparentemente, no va mal: tiene una novia, ha trabajado tres meses en un hotel de Palma de Mallorca como recepcionista, alquilado un piso, escrito un libro con el novelista holand¨¦s Edwin Winkels, que se publicar¨¢ a finales de este mes¡ Pero las secuelas de la c¨¢rcel se notan en todo. Cuando habla, se atropella. Se le nota siempre muy nervioso. Necesita antidepresivos, sufre de crisis de p¨¢nico, agorafobia, ansiedad, obsesiones compulsivas¡
Decidi¨® quedarse a vivir en Palma, la ciudad en la que fue liberado, por amor. En la c¨¢rcel se enamor¨® de una voluntaria con la que ahora mantiene una relaci¨®n estable. Es su ancla a la vida normal, su ¨²nico soporte. Es ella quien le empuja a trabajar, a buscar unas rutinas que le permitan llevar una vida tranquila. Lo logr¨® durante los meses que estuvo empleado en el hotel, pero perdi¨® el trabajo precisamente por parecer demasiado ansioso y nervioso ante los clientes.
¡°Quiz¨¢ no estaba preparado a¨²n para trabajar¡±, reconoce. ¡°Pero yo me sent¨ª bien. Me sent¨ªa bien cuando me duchaba y me afeitaba por las ma?anas. Cuando cog¨ªa el autob¨²s bien vestido junto a un mont¨®n de gente que tambi¨¦n iba a trabajar. Cuando pod¨ªa hablar con los clientes alemanes, holandeses e ingleses en idiomas que domino. Me sent¨ªa de nuevo dentro de la sociedad, y eso era muy bonito despu¨¦s de haber pasado 12 a?os y medio en la c¨¢rcel. Pero es cierto que si de repente llegaban 20 personas a la vez a la recepci¨®n y algo fallaba o no me sal¨ªa bien, me pon¨ªa muy nervioso. Han sido muchos a?os fuera del mundo¡±.
¡°En una prisi¨®n todo est¨¢ pautado¡±, a?ade su novia, con estudios universitarios y que est¨¢ empe?ada en que salga adelante. ¡°No hay nunca imprevistos. Todo es rutinario y los presos saben en cada momento lo que va a pasar. Por eso luego cuesta salir a la vida y enfrentarse a las sorpresas, a los imprevistos¡±. Cuando estaba preso, so?aba con paseos en la playa. Cre¨ªa que era lo ¨²nico que necesitaba para ser feliz. ¡°Pero ahora se da cuenta de que no es tan f¨¢cil adaptarse a la vida real¡±, dice su pareja, que prefiere no aparecer con su nombre. ¡°En algunas cosas va muy bien, empieza a tener relaciones sociales, amigos, pero tiene muchos bajones. Necesita terapia, tratamiento m¨¦dico y unas pautas de vida claras¡±.
Ahora ha empezado a hacer meditaci¨®n y talleres de relajaci¨®n para ver si le ayudan a superar su estado de alerta constante. Y est¨¢ contento por ciertas cosas. ¡°Al menos he logrado sacar adelante cosas b¨¢sicas de la vida. Tengo el piso limpio, la nevera llena, plancho toda mi ropa¡¡± Cuando viene mi novia, lo ve todo bien. A ella le compro flores, plantas, le hago la comida. La quiero mucho. Y, aunque no tengo muchas ganas, empezar¨¦ a ir al psiquiatra¡±.
Las secuelas de la prisi¨®n son m¨²ltiples. El psiquiatra Jos¨¦ de Miguel Pueyo, que ha realizado el peritaje presentado junto a la reclamaci¨®n al Estado, habla de un ¡°evidente da?o psicol¨®gico, tanto agudo como cr¨®nico (¡) que interfiere negativamente en su vida cotidiana¡±. Considera que van der Dussen padece trastorno de p¨¢nico, trastorno depresivo mayor con ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo¡ cuadros que, seg¨²n el documento, ¡°han tenido un inicio y desarrollo durante su ingreso en prisi¨®n, agrav¨¢ndose especialmente en los ¨²ltimos dos o tres a?os de forma significativa¡±.
En la c¨¢rcel sufri¨® palizas por ser un violador, constantes traslados de c¨¢rcel para protegerle, r¨¦gimen de aislamiento para que nadie le pegara¡ ¡°?l ten¨ªa ya de base una personalidad impulsiva, pero lo que ha padecido le ha generado unos niveles de ansiedad alt¨ªsimos por estr¨¦s postraum¨¢tico¡±, indica el doctor De Miguel. ¡°?l no solo ha sufrido la privaci¨®n de libertad, sino tambi¨¦n la justicia carcelaria por haber entrado con el apelativo de violador. Eso es una pena a?adida que le ha conllevado recibir amenazas de muerte, palizas, estar solo. Y ahora es una persona siempre activada, siempre alerta¡±.
¡°El da?o generado es enorme¡±, insiste. ¡°Porque, adem¨¢s, ha perdido muchas oportunidades vitales en una edad cr¨ªtica en la vida personal y profesional, de los 30 a los 40 a?os. Se ha quedado muy limitado y le va a costar recuperar una vida sociolaboral normal. En esto momentos, lo que le est¨¢ salvando es su relaci¨®n de pareja¡±.
El Tribunal Supremo solo le absolvi¨® de una de las tres agresiones sexuales por las que le condenaron, la ¨²nica en la que quedaba ADN para analizar. Sigue luchando para defender su inocencia por las otras dos (cometidas en la misma madrugada, durante las mismas horas y en calles aleda?as, de forma que ni la polic¨ªa ni los jueces barajaron jam¨¢s la hip¨®tesis de que hubiera m¨¢s de un violador), pero solo puede pedir indemnizaci¨®n por aquella por la que ha sido absuelto.
El Ministerio de Justicia tendr¨¢ que valorar la petici¨®n de indemnizaci¨®n que ha presentado su abogado, Silverio Garc¨ªa Sierra. La mayor concedida hasta el momento por un error judicial de estas caracter¨ªsticas fue la otorgada al gaditano Rafael Ricardi: un mill¨®n de euros por casi 13 a?os en la c¨¢rcel por violaciones que no hab¨ªa cometido. ?l hab¨ªa pedido 10. Romano van der Dussen espera ahora a ver c¨®mo se cuantifican los trabajos que no ha podido hacer, las relaciones que se le han escapado, los hijos que no ha tenido y todos los paseos por la playa que se ha perdido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.