¡°Yo no soy un delincuente¡±

Cuando entr¨® en el CIE de Aluche en Madrid a D. M. le dieron una colchoneta muy fina. En la celda siete de la tercera planta hab¨ªa ocho camas, pero dorm¨ªan 12 personas. D. M., nacional de Ecuador que no quiere revelar su identidad, lleg¨® a Madrid tras ser detenido en Ciudad Real. ?l y su mujer se hab¨ªan quedado sin permiso de residencia por haber perdido el trabajo. Por infracci¨®n de la ley de extranjer¨ªa la polic¨ªa pidi¨® su expulsi¨®n. La jueza decret¨® que en su caso hab¨ªa riesgo de fuga. ¡°No soy un delincuente¡±, afirma D. M., ¡°no he cometido nunca un delito, ni en territorio espa?ol ni en mi pa¨ªs¡±.

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Preguntas y respuestas sobre los CIE

D. M. sali¨® del CIE de Aluche en marzo de 2012 tras haber pasado all¨ª 60 d¨ªas, el m¨¢ximo que la ley establece. En esos dos meses tuvo miedo de que le deportaran: ¡°Toda mi familia vive en Espa?a¡±. El abogado de oficio y su embajada le asistieron en el recorrido legal. No gan¨® el recurso administrativo contra su expulsi¨®n, pero qued¨® en libertad. Al recordarlo D. M., que es evang¨¦lico practicante, junta las manos al confesar que cree que tambi¨¦n su constancia en el rezo le ha ayudado.

¡°Me han respetado siempre en el CIE¡± a?ade, ¡°pero a un marroqu¨ª casi le matan un d¨ªa. Lo dejaron inconsciente en el suelo y se asustaron porque pensaron que le hab¨ªan matado de verdad¡±. D. M. cuenta que los polic¨ªas le daban patadas y le golpeaban con la porra. En el CIE de Aluche, seg¨²n cuenta, el soborno de los polic¨ªas permit¨ªa meter marihuana, aguardiente y m¨®viles: ¡°Ten¨ªamos un tel¨¦fono compartido, peque?o y de teclado, que custodiaba el m¨¢s antiguo de la celda; le dimos unos 150 euros al poli que llam¨¢bamos El Melilla¡±, a?ade. ¡°Si hac¨ªas demasiada bulla te llevaban a la celda de aislamiento¡±.

"En primer lugar en el CIE de Aluche no hay celdas y menos de aislamiento", responden desde la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa. "Hay rejas en las ventanas porque es un centro de internamiento, del que no se deben poder escapar los internos que, no lo olvidemos, est¨¢n ah¨ª por orden judicial".

El testimonio de D.M. se remonta cuatro a?os atr¨¢s, cuando ¨¦l fue uno de esos internos, pero desde la Direcci¨®n General de la polic¨ªa insisten: "No existe ni una sola denuncia contra los funcionarios del CIE de Aluche por malos tratos ni hay constancia de los mismos, y todo lo que se hace en el centro y los propios internos est¨¢n tutelados por los jueces destinados al efecto, los encargados de inspeccionar el centro", explican. Y a?aden: "Tanto Cruz Roja como los m¨¦dicos acceden a diario a los centros como para advertir que se estuvieran produciendo ese tipo de abusos", concluyen.?

"La Fiscal¨ªa aprueba que todos los CIE cumplen con el reglamento y se respetan los derechos fundamentales¡±, afirma Lafon Nicuesa. Los Fiscales Delegados de Extranjer¨ªa realizaron 13 visitas de control en 2015 en los centros y destacaron que el de Aluche presenta un ¡°deterioro progresivo¡± de sus instalaciones. Actualmente se encuentra en obras y de las 280 plazas disponibles solo hay 110 ocupadas. Y, seg¨²n los sindicatos policiales, los funcionarios son "las otras victimas de la situaci¨®n de estos centros infradotados de personal y de recursos".? ?

La Fiscal¨ªa se encarga de que en sus visitas todos cuantos quieran puedan manifestar sus quejas. Esas reclamaciones son estudiadas, valoradas y se entregan a los directores de los CIE. D. M. cuenta que para pedir un encuentro con el director los polic¨ªas entregan a los internos un sobre, sin embargo, asegura no haberle visto una sola vez en los dos meses que estuvo all¨ª.

A las siete de la ma?ana los internos se despiertan, se asean y pueden pedir cita para el m¨¦dico. A lo largo del d¨ªa tienen derecho a una hora en el patio, aunque, seg¨²n cuenta D. M., se puede reducir: ¡°Depend¨ªa del guardia que estuviese. As¨ª como pod¨ªa pasar con la hora de visitas". En el interior hay una televisi¨®n, pero los internos pasan la mayor¨ªa del tiempo entre los pasillos y las celdas. ¡°El aseo no se pod¨ªa ni usar¡±, sigue D. M. "Aquello era un sinvivir", a?ade al relatar que a lo largo del d¨ªa no est¨¢ prevista ninguna actividad para los internos.?

La normativa europea relativa al funcionamiento de los CIE establece que ¡°solo se justifica el internamiento para preparar el retorno o llevar a cabo el proceso de expulsi¨®n¡±. D. M. sali¨® de Aluche con la obligaci¨®n de regularizar su situaci¨®n, pero se encontraba en un callej¨®n sin salida: para tener un contrato le ped¨ªan la residencia, pero para tener el derecho a vivir en Espa?a le ped¨ªan un contrato.?

¡°Los motivos para no expulsar efectivamente a las personas pueden ser muy variadas: desde la falta de acuerdos con el pa¨ªs de origen, hasta la escasez de vuelos, o a veces los internos ganan los recursos¡±, explica Paco Solange abogado especialista en inmigraci¨®n, ¡°hay un listado espec¨ªfico de los pa¨ªses que no aceptan gente¡±, se?ala.

26 millones de euros para expulsar

Entre 2011 y 2015 Interior gast¨® al menos 26 millones de euros para expulsar en vuelos a 4.674 extranjeros en situaci¨®n irregular, con un coste medio de 5.629 euros por persona. ¡°Entre nosotros nos cuid¨¢bamos¡±, cuenta D. M., ¡°pero los roces a veces surg¨ªan por diferencia culturales¡±. D. M., que estudi¨® Comercio Exterior en su pa¨ªs y trabaj¨® como funcionario para el ej¨¦rcito, cuenta con tono pausado el desencuentro que tuvo con un compa?ero por un juego de ajedrez. Se lo hab¨ªa dado la Cruz Roja que, junto a otras asociaciones, realiza una funci¨®n de asistencia en el centro de Aluche. Son estas las que entregan a los internos cepillo de dientes, jab¨®n y toalla al d¨ªa siguiente de su registro. ¡°Si tienen ropa de tu talla, te la dan tambi¨¦n¡±, explica D. M.

Seg¨²n explica Paco Solange en los CIE se encuentran tambi¨¦n personas que han cumplido condena por m¨¢s de un a?o en Espa?a y que tienen que ser expulsados a ra¨ªz de la ley de extranjer¨ªa. El Sindicato Unificado de Polic¨ªa (SUP), mayoritario,? admite que los enfrentamientos que se generan con los internos en su mayor¨ªa son provocados entre ellos mismos. ¡°La presencia de personas que han sido condenadas y de los indocumentados es una de las otras contradicciones de los CIE¡±, a?ade el letrado, ¡°que en s¨ª contradicen la constituci¨®n, ya que no se puede privar de la libertad a una persona por una?infracci¨®n administrativa como la de no tener papeles¡±.

Con el m¨®vil que le consigui¨® "el Melilla", D. M. escuchaba tambi¨¦n los partidos del Barca, y sobre todo las funciones religiosas. Con sus tres hijos, de 14, 16 y 18 a?os, ahora frecuenta la iglesia de su ciudad. ¡°No todos los compa?eros conoc¨ªan bien el espa?ol, pero la escuchaban¡±, cuenta. Ha aprendido fundamentos de mec¨¢nica y alba?iler¨ªa para trabajar donde pueda. ¡°Una de las cosas m¨¢s bonitas que recuerdo¡±, concluye, ¡°fue que tuve la ocasi¨®n de predicar mucho la palabra de Dios¡±.