¡°Que seamos de N¨¢poles no quiere decir que seamos camorristas¡±
Habla Carolina Rovai, hija de un supuesto cabecilla de la mafia italiana en Espa?a, seg¨²n la polic¨ªa
La imagen de su padre esposado recorri¨® las televisiones espa?olas en el verano de 2014. En las grabaciones, la polic¨ªa sacaba a Ciro Rovai de su casa, vestido con camisa blanca y pantal¨®n negro, y lo conduc¨ªa inmediatamente hasta Bella Napoli, el restaurante italiano que regenta en un centro comercial de Majadahonda, en Madrid. En otro coche, a pocos metros, lo segu¨ªan Carolina y su madre. "Cuando llegamos [al bar], vimos todo el percance: las c¨¢maras, las camionetas alineadas, las metralletas... Un parip¨¦", recuerda esta joven de 26 a?os, que averigu¨® aquel d¨ªa qu¨¦ era la Operaci¨®n Tarantela: una investigaci¨®n de casi tres a?os contra la Camorra impulsada por la Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y la Fiscal¨ªa contra el Crimen Organizado. Y su padre estaba en el centro de aquellas pesquisas.
"Justo, el d¨ªa anterior, yo hab¨ªa vuelto de Ibiza con mi novio, que ahora es mi marido. Y me qued¨¦ a dormir en casa de mis padres. Eran las cinco o las seis de la ma?ana cuando son¨® el timbre...", contin¨²a Carolina Rovai al rememorar la intervenci¨®n de los agentes. "Mi padre se levant¨® r¨¢pidamente. Fue hasta la puerta, mir¨® por la mirilla y vio que era la polic¨ªa. En cuanto abri¨®, se le echaron encima", remacha. Los investigadores llevaban meses siguiendo sus pasos. Lo consideran uno de los cabecillas de varios clanes de la mafia napolitana asentados en Espa?a, que se dedicaban a proveer de coca¨ªna a otros grupos de Italia y que, a su vez, utilizaban negocios legales para blanquear el dinero conseguido a trav¨¦s de esa actividad. Una bater¨ªa de acusaciones que su hija rechaza dr¨¢sticamente: "Que seamos de N¨¢poles no quiere decir que seamos camorristas".
Fernando Andreu, magistrado de la Audiencia Nacional, lo dej¨® libre el 10 de julio de 2014. Dos d¨ªas despu¨¦s de su arresto. "No se ha intervenido en su poder ning¨²n estupefaciente, ni dinero procedente de su comercializaci¨®n", escribi¨® el juez en el auto de puesta en libertad de Ciro, donde a?adi¨®: "Existen indicios racionales ¡ªobtenidos de las intervenciones telef¨®nicas y los seguimientos¡ª de que habr¨ªa podido estar adquiriendo coca¨ªna, tanto para su consumo como para su venta a terceros, adquiriendo habitualmente la sustancia de otros dos imputados, a quienes habr¨ªa puesto en contacto con otros suministradores de dicha droga".
"En la casa no encontraron nada. Ni un gramito. Ni en el restaurante. Salieron con las manos vac¨ªas de all¨ª. Simplemente, porque no hab¨ªa nada en ning¨²n sitio", subraya Carolina, que insiste en que la polic¨ªa se ha equivocado con su padre. Defiende su inocencia. En una cafeter¨ªa de Madrid, m¨¢s de dos a?os despu¨¦s de la operaci¨®n policial, repite que ¨¦l y su madre han conseguido todo lo que tienen de forma legal. "Poco a poco. Con esfuerzo y m¨¢s esfuerzo. Recuerdo, desde ni?a, a mis padres trabajando todo el d¨ªa en el restaurante", recalca.
La joven estudiaba tercero de Periodismo cuando se desarroll¨® la Operaci¨®n Tarantela. "Mi padre dice que se lo esperaba, que sent¨ªa que lo estaban siguiendo, que lo observaban, que entraba gente extra?a en el restaurante... ?l se ol¨ªa algo". Desde entonces, asegura que su familia ha "sufrido": el Bella Napoli qued¨® marcado y la clientela cay¨® en picado; los socios de su padre en otros proyectos rompieron las relaciones; la familia ha tenido que recibir atenci¨®n psicol¨®gica. Por ejemplo, ella decidi¨® dejar la carrera. "Entr¨¦ en shock. No ten¨ªa ganas de estudiar", contin¨²a la joven, que acaba de retomar los estudios.
"Y empezaron a venir curiosos que quer¨ªan ver el supuesto restaurante de la Camorra. Y a mi padre, que es muy bromista, le hac¨ªan comentarios como intent¨¢ndole hacer proposiciones, que no sabemos si era una trampa...", contin¨²a la hija mayor de una familia que desembarc¨® en Espa?a en el a?o 2000. Antes, desde 1984, Ciro se mov¨ªa entre Italia y Espa?a. "El t¨ªo de mi madre ten¨ªa un restaurante aqu¨ª, donde ¨¦l trabajaba", explica Carolina, que vive en Madrid desde ni?a.
Empezaron a venir curiosos que quer¨ªan ver el supuesto restaurante de la Camorra Carolina Rovai
El 8 de julio de 2014 hubo 32 arrestados. Al cabeza de familia de los Rovai ¡ªimputado por pertenencia a organizaci¨®n criminal, tr¨¢fico de droga y blanqueo de capitales¡ª lo acusaron de usar el restaurante como punto de encuentro de narcos y de utilizar, en las conversaciones grabadas, limoncello como palabra clave para referirse a la coca¨ªna. "Mi padre fabricaba y fabrica limoncello. Decir que eso era otra cosa, es mentira", afirma la joven, que reconoce que, "quiz¨¢", Ciro contact¨® con alguno de los imputados de la operaci¨®n para conseguir droga para consumo propio. Pero niega que ¨¦l distribuyera. "La gente de N¨¢poles que de verdad se dedica a esto pensar¨¢: "?Y este de d¨®nde ha salido? ?Es un capo y no lo sab¨ªamos?", concluye sobre su padre, que tiene prohibido salir de Espa?a y debe comparecer cada semana en los juzgados. Porque la causa y la investigaci¨®n siguen abiertas.
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