¡®Pharmak¨®s¡¯
Cabe dudar de que este sacrificio socialista sirva para purificar o regenerar nuestro sistema pol¨ªtico
El bloqueo pol¨ªtico que paralizaba la democracia ha quedado por fin resuelto con la investidura del flem¨¢tico presidente Rajoy, tras el agrio psicodrama representado el s¨¢bado en la Carrera de San Jer¨®nimo, donde se celebr¨® el sacrificio purificador de un chivo expiatorio: el PSOE como pharmak¨®s o v¨ªctima propiciatoria. Pero no por ello ha quedado resuelta la profunda crisis estructural que corroe los cimientos de nuestra democracia, pues antes al contrario, la catarsis vivida ha sido tan equ¨ªvoca y frustrante como un cogitus interruptus.
Ya est¨¢bamos acostumbrados a presenciar altas dosis de violencia verbal, dada la reciente tradici¨®n de nuestra cultura pol¨ªtica de extremada crispaci¨®n. Recu¨¦rdense los ep¨ªtetos de traici¨®n a los muertos que el jefe de la oposici¨®n, Rajoy, dirigi¨® en tantas ocasiones al presidente Zapatero. Y ahora han hecho lo mismo, pero con mucha mayor agresividad, tanto los independentistas vascos y catalanes como el l¨ªder de la nueva izquierda populista, que han culpado a coro al grupo socialista de traicionar la memoria del pueblo espa?ol. Lo que indica que a lo largo de este a?o de bloqueo se ha producido una creciente talibanizaci¨®n del debate pol¨ªtico.
Pero no solo ha habido talibanizaci¨®n, sino adem¨¢s lo que podr¨ªamos llamar trumpizaci¨®n, pues est¨¢ cundiendo el mal ejemplo de rechazar, deslegitimar y negarse a acatar el resultado de las votaciones en las que se ha participado, lo que constituye una flagrante violaci¨®n de la primera regla de la democracia. As¨ª lo han hecho muchos diputados socialistas. Es verdad que la gestora no tuvo la inteligencia necesaria para conceder a sus diputados la libertad de voto en conciencia. Pero pese a ello, rechazar el resultado de una votaci¨®n significa romper el compromiso con la colectividad en que se participa.
Pero lo m¨¢s sorprendente del desbloqueo ha sido que la crisis ha cursado y se ha resuelto gracias a proyectar y descargar todas las culpas colectivas sobre el partido socialista, erigi¨¦ndolo como el pharmak¨®s o v¨ªctima propiciatoria del actual drama pol¨ªtico espa?ol. Y ello de acuerdo con un doble proceso, pues primero se sacrific¨® como chivo emisario al exl¨ªder socialista Pedro S¨¢nchez, a quien se desposey¨® de su cargo para expulsarlo a las tinieblas. Y despu¨¦s han sido los dem¨¢s diputados de la fracturada izquierda quienes han tomado como chivo expiatorio al PSOE, erigi¨¦ndolo en ¨²nico culpable de la incapacidad de la izquierda de acordar en com¨²n una mayor¨ªa pol¨ªtica.
Pero cabe dudar de que este sacrificio socialista sirva para purificar o regenerar nuestro sistema pol¨ªtico. Pues todo permite augurar que esta crisis coyuntural del bloqueo que padec¨ªamos se ha resuelto en falso solo moment¨¢neamente, pues las grandes fallas tect¨®nicas de nuestra democracia contin¨²an amenazando con provocar un grave se¨ªsmo tel¨²rico de impredecibles consecuencias. Lejos de resolverse, la crisis sist¨¦mica se ha realimentado anunciando su pr¨®ximo colapso.
(A la memoria de Ferm¨ªn Bouza)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.