La ¨²ltima cr¨®nica de Yolanda Pascual
Nos hacemos cruces porque las v¨ªctimas no denuncian. Creemos saberlo todo. No tenemos ni idea
Estoy segura de que Yolanda Pascual conoc¨ªa de primera mano el infierno de la violencia de g¨¦nero. De que podr¨ªa recitar uno por uno todos los recursos al alcance de las v¨ªctimas. De que se sab¨ªa de memoria el tel¨¦fono gratuito de asistencia, la lista de centros de acogida de su provincia, las consecuencias para la mujer y el hombre de una denuncia, la posibilidad de pedir una orden de alejamiento, la legislaci¨®n ¨ªntegra al respecto. Estoy segura de que una mujer periodista de 50 a?os habr¨ªa indagado, reflexionado e informado sobre la vida, la agon¨ªa diaria y la muerte de alguna cong¨¦nere a manos de su pareja o expareja en alguno o en varios momentos de sus d¨¦cadas de carrera. Todas lo hemos hecho. Todas sabemos de qu¨¦ va esto. O creemos saberlo. Hasta que nos toca.
Ahora es f¨¢cil no dar cr¨¦dito, flipar, hacerse cruces porque una veterana periodista curtida en mil trifulcas propias y ajenas haya acabado su vida como tantas otras mujeres presuntamente menos informadas antes que ella. Asesinada sin denuncia previa por su expareja en el garaje de su casa, de noche, sola, cansada, deseando tirar el bolso y quitarse los zapatos despu¨¦s del trabajo. Todos vemos sin verlo ese cuerpo desangr¨¢ndose sobre el cemento, ese bolso tirado, esos papeles desparramados, esos tacones truncados para siempre. He aqu¨ª una muerte vulgar, otro n¨²mero m¨¢s para la estad¨ªstica, una tragedia como otra cualquiera. No conozco las circunstancias personales de Yolanda, ni encuentro oportuno exponerlas ahora, pero apuesto a que su historia se parece demasiado a la de otras.
Yolanda no denunci¨®. Tendr¨ªa sus motivos. Motivos que los dem¨¢s no entendemos y para ella ser¨ªan un muro infranqueable. Quiz¨¢ pensaba que ¨¦l no ser¨ªa capaz de pasar a las manos, ni mucho menos al cuchillo. Que ladraba y no mord¨ªa. Que en cuanto se le pasaba el pronto no era nadie. Que luego ped¨ªa perd¨®n. Que, en el fondo, no era mala persona. Yolanda Pascual, periodista de El Mundo en Burgos ha escrito sin saberlo su ¨²ltima cr¨®nica con su propia sangre. La del infierno que sufren a diario miles de mujeres en Espa?a y del que demasiadas no salen vivas. Van 37 este a?o. La pr¨®xima est¨¢ al caer. Ser¨¢ periodista, ama de casa, jurista, maestra de escuela, astrof¨ªsica. Puede que haya denunciado a su asesino. O que no haya tenido cuerpo. Y todos volveremos a hacernos cruces.
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