Siete claves para entender el juicio al supuesto pederasta de Ciudad Lineal
La vista oral contra Antonio Ortiz, acusado de abusar de cuatro ni?as, acaba tras dos meses de sesiones
Casi un centenar de testigos. Decenas de horas de declaraciones. Un expediente judicial de 14 tomos y cerca de 4.000 folios. M¨¢s de 30 medios de comunicaci¨®n y 150 periodistas acreditados... Este jueves ha terminado, tras dos meses, la vista oral contra Antonio ?ngel Ortiz, acusado de secuestrar y violar a cuatro ni?as. El juicio al presunto pederasta de Ciudad Lineal ha quedado visto para sentencia y los magistrados Mar¨ªa Luisa Aparicio, Francisco Jos¨¦ Goyena y Teresa Garc¨ªa valorar¨¢n ahora lo expuesto durante todas estas semanas. Una enorme cantidad de documentos y testimonios. Aqu¨ª, siete claves de este extenso proceso:
"No voy a declarar, se?or¨ªa". La primera sesi¨®n, el pasado 18 de octubre, dej¨® el primer factor a analizar. Ortiz, que se enfrenta a una pena de hasta 126 a?os de prisi¨®n, decidi¨® acogerse a su derecho a no declarar. "No voy a contestar ninguna pregunta", dijo en una sala de vistas de la primera planta de la Audiencia Provincial de Madrid. Desde su arresto hace dos a?os, el acusado no ha respondido nunca a las cuestiones de la polic¨ªa o el instructor. En todo el proceso, solo ha roto su silencio este jueves. "No tengo absolutamente nada que ver con esto, tan solo que soy inocente, se?or¨ªa", ha dicho en el ¨²ltimo turno de palabra: "Soy inocente. Decid¨ª no declarar, porque, sinceramente, no me iban a creer lo que iba a decir. No es que me vayan a creer ahora, pero bueno... Resultaba un poco absurdo hacer una declaraci¨®n".
Recorrido por el 'piso de los horrores'. La mirada se puso, durante el segundo d¨ªa de juicio, en la casa a donde el procesado traslad¨® presuntamente a dos de las menores para abusar de ellas. En la sala se proyect¨® una recreaci¨®n virtual de la vivienda, elaborada gracias a las fotograf¨ªas captadas por una c¨¢mara y posteriormente reproducidas en tres dimensiones por los investigadores. En las im¨¢genes se observa un sal¨®n con un somier sin colch¨®n, un sill¨®n y una estanter¨ªa vac¨ªa; la habitaci¨®n a la que llev¨®, al menos, a una de las chicas; y el ba?o donde,?despu¨¦s de violarla, supuestamente la duch¨® para borrar pruebas. "Tiene un inmenso valor probatorio. Es como ver el lugar de los hechos", declar¨® entonces uno de los abogados de la acusaci¨®n particular. En este inmueble, situado en la calle de Santa Virgilia, se hallaron la huella y sangre de una de las agredidas; y, tambi¨¦n, el ADN de Ortiz. Otra de las ni?as describi¨® el edificio y la casa con gran detalle, seg¨²n fuentes policiales.
El posicionamiento del m¨®vil. "El sospechoso, cuando estaba cometiendo los hechos, apagaba el tel¨¦fono. No as¨ª momentos antes y despu¨¦s". Con estas palabras, uno de los agentes explic¨® uno de los errores que cometi¨® Ortiz y que sirvi¨® a la polic¨ªa para localizarlo. El posicionamiento de su m¨®vil lo sit¨²a en los lugares donde se produc¨ªan los secuestros y donde se liberaba a las ni?as.
El llavero. Una de las ni?as cont¨® a la polic¨ªa que, cuando el abusador la trasladaba en coche, se fij¨® en que la llave de contacto del veh¨ªculo llevaba un llavero verde de pl¨¢stico. Fue una pista clave para los agentes, seg¨²n explic¨® un investigador durante el juicio. La polic¨ªa ya ten¨ªa en el punto de mira dos autom¨®viles sospechosos y uno de ellos era de un concesionario que, precisamente, usaba llaveros de esas caracter¨ªsticas. Ortiz constaba en sus registros. "Se le hab¨ªa identificado como conductor", detall¨® un agente.
"?Va a volver este se?or?". Cuando lleg¨® el turno de los polic¨ªas que encontraron a las menores, el relato se volvi¨® desagarrador en la sala. "Trat¨¦ de hablarle a la ni?a con el tono m¨¢s agradable que fui capaz. Recuerdo que estaba abrazado a esta mujer [que la hall¨® tras liberarla] y que me mir¨® con cara de horror. Yo creo que por el mero hecho de ser var¨®n. Me mir¨® como si hubiera visto al mismo diablo", relat¨® uno de los agentes. "Estaba muy asustada y abrazada a su madre. La ni?a nos preguntaba: ?Va a volver este se?or? Entonces le preguntamos por qu¨¦ pensaba que iba a volver. Y nos dijo: "Es que me dijo que iba a volver en unos d¨ªas", apunt¨® una polic¨ªa, que atendi¨® a otra de las menores.
La descripci¨®n. Los investigadores tambi¨¦n detallaron durante las sesiones la descripci¨®n del pederasta que hicieron los testigos a lo largo de las pesquisas. "Las ni?as hablaban de un var¨®n de 1,70 cent¨ªmetros aproximadamente, de complexi¨®n delgada, que ten¨ªa el pelo corto, con flequillo y con barba de varios d¨ªas", relat¨® un agente. "[Ten¨ªa] mucho brazo", dec¨ªa la dependienta de un comercio donde supuestamente Ortiz se par¨® tras capturar a una de las v¨ªctimas, seg¨²n afirm¨® un polic¨ªa.
"Estas lesiones pod¨ªan haberle causado la muerte". Los m¨¦dicos revelaron las graves heridas que presentaban las menores. Uno de los doctores detall¨® que una de ellas presentaba un "desgarro recto vaginal con rotura del esf¨ªnter anal". "Es una prueba de haber sufrido una agresi¨®n sexual", apostill¨®.?"[Una v¨ªctima estaba] en estado de somnolencia. No era normal. Se dorm¨ªa, estaba como aturdida. Dec¨ªa que le hab¨ªan dado de beber un vaso de agua y una pastilla", apostill¨® otro de los sanitarios. "Estas lesiones pod¨ªan haberle causado la muerte", apunt¨® otro.
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