Constituyentes
Mientras Podemos no resuelva sus contradicciones no habr¨¢ consenso para una reforma
Este martes se conmemora nuestra envejecida Constituci¨®n, justo el d¨ªa despu¨¦s del fracaso refrendatario de la reforma constitucional propuesta por Matteo Renzi en Italia. Vaya paradoja. Cuando las barbas de tu vecino veas pelar¡ Pues a este paso, parece claro que tampoco nosotros podremos reformar nuestra Constituci¨®n.
Es verdad que la ¡°gran coalici¨®n¡± t¨¢citamente formada por el Gobierno y el PSOE ha permitido constituir una subcomisi¨®n para estudiar dicha reforma constitucional, que necesariamente exige un consenso comparable al de 1978. Pero mientras los soberanistas catalanes y los populistas de Podemos sigan oponiendo su poder de veto, no hay nada que hacer. O sea, justo como en Italia, donde tambi¨¦n la reforma se ha hecho imposible por el veto com¨²n de padanos (Lega Nord) y populistas (M5S).
Y esto resulta muy frustrante y desesperanzador, si tenemos en cuenta que tanto soberanistas como populistas se declaran formaciones pol¨ªticas constituyentes, proponiendo formalmente la refundaci¨®n de la Carta Magna. Ahora bien, rememorando los debates que precedieron al debate de nuestra vigente Constituci¨®n, lo hacen con una voluntad rupturista que choca frontalmente con el reformismo profesado por los dos grandes socios bipartidistas del r¨¦gimen del 78. De modo que, con la actual correlaci¨®n de fuerzas, resulta pr¨¢cticamente imposible reformar por consenso nuestra Constituci¨®n. ?Qu¨¦ perspectivas de futuro se abren para cambiar este estado de cosas?
Es posible que una parte del soberanismo catal¨¢n se vea pronto superado en las urnas por el populismo de Barcelona En Com¨², con el que resultar¨ªa m¨¢s factible llegar a futuros acuerdos. Y, por eso, el gran problema es el que plantea Podemos, dada su actual deriva radical y rupturista. Pero tambi¨¦n aqu¨ª hay cierto margen para la esperanza, pues tras su p¨¦rdida de un mill¨®n de votos el 26 de junio pasado, Podemos ha entrado en una grave crisis de liderazgo, hoy dividido entre el rupturismo de Iglesias y el reformismo de Errej¨®n. Un reparto de papeles entre poli malo y poli bueno que puede ser un truco para acaparar protagonismo medi¨¢tico.
Pero tambi¨¦n parece algo m¨¢s serio, dadas las flagrantes contradicciones en que incurre su l¨ªder m¨¢ximo. Un ejemplo anecd¨®tico, pero significativo es el de su llamada a la feminizaci¨®n de la pol¨ªtica, lo que implica empat¨ªa y sinergia colaborativa. Justo lo contrario de lo que practica Iglesias, que clama en plan machista por cavar trincheras de lucha belicista.
Pero la gran contradicci¨®n del actual Podemos es ideol¨®gica y estrat¨¦gica, pues en contra del modelo de construir consensos interclasistas teorizado por Laclau, est¨¢ optando por abrir una guerra de clase contra clase en la periclitada l¨ªnea de la vieja izquierda. No es extra?o, por tanto, que su gran mentor intelectual, Jos¨¦ Luis Villaca?as, haya optado por respaldar a Errej¨®n y desautorizar a Iglesias. Y mientras esta contradicci¨®n no se resuelva, el consenso constituyente deber¨¢ esperar.
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