Circuncidar a domicilio por 120 euros
Familiares de menores circuncidados y testigos cuentan c¨®mo operaba el supuesto m¨¦dico falso de Murcia
Fue aqu¨ª, en este sal¨®n en penumbra, encima de una mesa camilla cubierta con un hule floreado donde un supuesto m¨¦dico tumb¨® a Walid, sac¨® las tijeras y lo circuncid¨® a las bravas hace casi tres meses. El peque?o cumplir¨¢ pronto un a?o y corretea ahora sonriente por el sal¨®n iluminado por una bombilla desnuda y decorado al estilo marroqu¨ª. Su madre, con la cabeza cubierta, sirve t¨¦ a la menta con pastas. Esta escena podr¨ªa haber transcurrido en alg¨²n pa¨ªs musulm¨¢n, pero estamos en Escalonilla, un pueblo de la provincia de Toledo y uno de los lugares en los que R., un presunto falso m¨¦dico circuncidaba a los peque?os, de acuerdo con el rito musulm¨¢n y en condiciones higi¨¦nicas lamentables, seg¨²n la polic¨ªa.
Aprovechar el viaje a Marruecos
Buena aparte de los musulmanes que viven en Espa?a aprovechan para circuncidar a sus hijos cuando viajan a sus pa¨ªses. En Marruecos por ejemplo, por 50 euros lo hacen casi en cualquier sitio, aseguran varias familias consultadas. Mounir Benjelloun, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Entidades Religiosas Isl¨¢micas (FEERI), explica que ¡°como musulmanes, tenemos que circuncidarnos¡± y que los que no pueden hacerlo en sus pa¨ªses de origen, recurren a centros privados en Espa?a. La sanidad p¨²blica no incluye esta prestaci¨®n. En el ministerio de Sanidad explican que solo se interviene cuando hay una necesidad cl¨ªnica y una prescripci¨®n m¨¦dica de fimosis. Benjelloun aclara que en cualquier caso ¡°es un rito distinto a la fimosis por el trozo que cortan y c¨®mo lo cortan¡±.
Optan por hacerlo en Espa?a los padres que una vez que nace el ni?o, no quieren esperar los meses o incluso a?os que falten para el viaje, porque cuanto m¨¢s crece el menor, m¨¢s dolorosa es la operaci¨®n. Luego est¨¢n los musulmanes a los que no les queda m¨¢s remedio que hacerlo en Espa?a, porque no han podido regularizar sus papeles por falta de un trabajo estable y no pueden entrar y salir de Espa?a f¨¢cilmente.
En la actualidad hay casi dos millones de musulmanes en Espa?a. La comunidad jud¨ªa, que tambi¨¦n practica la circuncisi¨®n a los varones, es mucho m¨¢s reducida, con unos 45.000 miembros en Espa?a.
¡°Nos dijo que todo era legal, que tiene una cl¨ªnica en Murcia y nos fiamos. Nos ha enga?ado. Todav¨ªa tiemblo de pensar que le hubiera podido pasar algo a mi hijo¡±, constata con incredulidad Abdeslam B., el padre de un ni?o de dos a?os, circuncidado el mismo d¨ªa de octubre pasado en otro sal¨®n de otro pueblo de Toledo. B., soldador en paro, pag¨® 120 euros por la intervenci¨®n. Explica que en una cl¨ªnica de Madrid le habr¨ªa costado casi 300 euros que no tiene.
M¨¢s all¨¢ del desenlace jur¨ªdico de este proceso, que a¨²n investiga la polic¨ªa, el caso ha sacado a la luz la precariedad y la clandestinidad en las que se practican circuncisiones en el seno de una comunidad musulmana empobrecida, y a la que la salud p¨²blica no ofrece alternativas.
Aziza Sehli asegura que fue la persona que llev¨® al falso m¨¦dico a Toledo y ahora se siente estafada. Dirige Esperanza en el Futuro, una asociaci¨®n musulmana con la que trata de ayudar a personas con pocos recursos en la comunidad musulmana. El pasado octubre organiz¨® unas jornadas de intercambio cultural hispano-marroqu¨ª con el objetivo de recaudar fondos para financiar la circuncisi¨®n de 10 ni?os de la zona. Le hab¨ªan hablado de un m¨¦dico de Murcia que se desplazaba a los domicilios y una vez recaudado el dinero, contact¨® con R. D¨ªas despu¨¦s, el supuesto m¨¦dico lleg¨® en un Audi blanco y circuncid¨® a una decena de ni?os de diversas edades en un par de domicilios, seg¨²n explica Sehli. Luego celebraron la ocasi¨®n con una comida. D¨ªas despu¨¦s, volvi¨® a llamarle, esta vez para que circuncidara en ?vila.
¡°Ven¨ªa con dos maletines en los que llevaba tijeras y anestesia. Tra¨ªa tambi¨¦n un esterilizador que enchufaba en las casas y donde met¨ªa el instrumental despu¨¦s de lavarlo con Fairy. La propia Sehli cuenta que sujetaba a los peque?os mientras R. operaba. ¡°Aqu¨ª la gente no tiene coche ni dinero para ir a Madrid a operarse. Cuando escucharon que atend¨ªa en las casas y que era m¨¢s barato, no lo dudaron. Se ha aprovechado de la pobreza de la gente¡±, piensa Sehli.
A R. se le acusa de intrusismo y delito contra la salud p¨²blica, informa su abogado. El acusado, en libertad provisional tras pasar tres d¨ªas detenido en Murcia, reconoce a este diario que no es m¨¦dico, pero argumenta que ¨¦l solo sujetaba los pies de los beb¨¦s, a los que un verdadero facultativo segaba el prepucio. Su abogado asegura que las circuncisiones las practic¨® un ur¨®logo y siempre en una consulta de la capital murciana. La polic¨ªa sin embargo asegura tener pruebas de que es R., el que ha intervenido a m¨¢s de una decena de beb¨¦s en toda Espa?a, tanto en un centro clandestino de Murcia, como en domicilios. Familiares de los menores circuncidados y testigos consultados por este diario corroboran la versi¨®n policial.
Recetas falsas
¡°Tenemos pruebas de que oper¨® en Toledo y en ?vila, pero sabemos que actu¨® en muchos otros puntos. No utilizaba guantes ni mascarilla. Da miedo ver las im¨¢genes de la cirug¨ªa. Hasta 18 personas han reconocido a esta persona [R.] como el falso m¨¦dico que oper¨® a su hijos, pero creemos que ir¨¢ saliendo m¨¢s gente¡±, indica un portavoz policial de Cartagena, quien informa de que lleven meses investigando este caso. El portavoz a?ade que el acusado ¡°emit¨ªa recetas en las que iba cambiando el n¨²mero de colegiado¡±. El detenido tiene antecedentes por estafa y delitos contra la Propiedad Industrial, seg¨²n la polic¨ªa. Junto a R., fueron detenidos dos de sus colaboradores. A uno de ellos se le imputa un delito de lesiones, despu¨¦s de que un beb¨¦ de origen senegal¨¦s fuera ingresado en la UCI pedi¨¢trica en estado de inconsciencia y con temblores en el cuerpo tras haberle anestesiado.
Desde la Consejer¨ªa de Sanidad en Murcia indican que el local inspeccionado no dispon¨ªa de autorizaci¨®n para realizar intervenciones quir¨²rgicas. Constataron adem¨¢s que estaba operativo. ¡°Hab¨ªa historial de pacientes, instrumental¡±, detalla la Consejer¨ªa.
¡°Yo nunca dije que soy m¨¦dico. Soy solo un ayudante¡±, se defiende por tel¨¦fono R, quien detalla que en el pasado trabajaba para tanatorios trasladando cad¨¢veres. A Espa?a lleg¨® en 2002. ?l achaca las acusaciones a un ajuste de cuentas de otro m¨¦dico para el que trabaj¨® en una funeraria. Se trata de Ahmed Jbara, un m¨¦dico de familia que trabaja en Murcia y que acusa a R. de hacerse pasar por ¨¦l para obtener clientes. Jbara atiende a este diario desde Marrakech, donde se encuentra de vacaciones. ¡°Se hac¨ªa pasar por el m¨¦dico de Murcia que circuncidaba, es decir, por m¨ª. Cuando me empez¨® a llamar gente que hab¨ªa operado ¨¦l, salt¨® la alarma¡±. Este m¨¦dico explica que la intervenci¨®n requiere la aplicaci¨®n de una anestesia subcut¨¢nea y que despu¨¦s de cortar el prepucio hay que dar unos puntos. ¡°No puede hacer eso en una casa. Tienen que ser m¨¦dicos y enfermeros que operen en condiciones de asepsia. Tal como limpiaba los materiales, podr¨ªa haber habido infecciones de hepatitis o VIH¡±.
Abdeslam B. est¨¢ a¨²n impactado por la noticia y se plantea denunciar al acusado. Pero explica Bokor que el papeleo tal vez deba esperar. ¡°Ahora lo primero es llevar a los ni?os a que les hagan an¨¢lisis para asegurarnos de que no ha habido infecciones¡±.
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