El Rey redujo casi a la mitad su presencia en Catalu?a en 2016
Zarzuela aduce que ¡°no ha habido ninguna raz¨®n voluntaria¡± y el Gobierno lo vincula al per¨ªodo en funciones
Las visitas del Rey a Catalu?a en 2016 disminuyeron en un 40% respecto a las que realiz¨® en 2015, en el impulso inicial de su reinado. No existe una causa premeditada, seg¨²n aducen fuentes de La Zarzuela. El Gobierno, que coordina la agenda del jefe del Estado con la Casa del Rey, tampoco considera que se deba a un motivo deliberado. Fuentes de La Moncloa alegan que con el Gobierno en funciones hubo menos actividades. Pero en ese a?o tan complejo tambi¨¦n se enfriaron las relaciones entre La Zarzuela y la Generalitat despu¨¦s de que el Rey rechazase recibir a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell.
Durante 2015, Felipe VI estuvo pr¨¢cticamente todos los meses en Catalu?a. Con el impulso del cambio din¨¢stico y el aval de los v¨ªnculos que la Corona hab¨ªa establecido en Girona, se convirti¨® en un destino preferente. En un momento en el que el soberanismo todav¨ªa no hab¨ªa alcanzado la velocidad de crucero y Converg¨¨ncia a¨²n estaba abrazada a Uni¨®, la agenda de La Zarzuela se llen¨® de citas en las cuatro provincias catalanas.
El Rey part¨ªa de la convicci¨®n de que ¡°Catalu?a nunca es un problema¡±, pero sin soslayar que en Catalu?a hab¨ªa problemas, como las manifestaciones independentistas hab¨ªan aflorado dos a?os antes y lo hab¨ªa evidenciado la consulta independentista del 9-N de 2014. Y esa situaci¨®n se configuraba como el principal obst¨¢culo en su reinado.
M¨¢s all¨¢ del contenido de las visitas, la presencia del jefe del Estado en Catalu?a, y sus constantes invocaciones a ¡°lo que nos une¡± (enunciado que reemplazaba la tradicionalista ¡°unidad¡± de Espa?a), pod¨ªan constituir un contrapeso al independentismo en un a?o electoral. Un intento de transmitir normalidad ante la inestabilidad, de enfriar las tensiones.
Ese a?o, que concluy¨® con la aprobaci¨®n del Parlament del inicio del proceso hacia la independencia, el Rey realiz¨® 10 desplazamientos a Catalu?a y particip¨® en 12 actos. Algunos de ellos se pod¨ªan considerar habituales, como los Premios Princesa de Girona o la inauguraci¨®n del Mobile World. Otros, en cambio, eran extraordinarios, como el centenario de las Cavas Freixenet o la Asamblea Anual del Foro Iberoam¨¦rica. Incluso irregulares, como la final de la Copa del Rey de f¨²tbol. Pero todos reforzaban la idea de asiduidad.
La frecuencia en los viajes, sin embargo, se quebr¨® en 2016, un a?o complicado desde el punto de vista pol¨ªtico en el que el soberanismo aprovech¨® la interinidad para afianzar su hoja de ruta. Durante este periodo, la presencia del Rey en Catalu?a se redujo casi a la mitad. Viaj¨® seis veces con nueve actos en su agenda, la mayor¨ªa citas peri¨®dicas como los Premios Princesa de Girona, la entrega de galardones Carles Ferrer Salat, la adjudicaci¨®n de despachos de la carrera judicial o la cena del Mobile World.
El Gobierno incrementa sus visitas
Durante 2016 el Partido Popular catal¨¢n reclam¨® en varias ocasiones que el Estado y el Rey tuvieran mayor presencia en Catalu?a para contrarrestar la presi¨®n del soberanismo. A finales de a?o, el partido eligi¨® Barcelona para debatir la ponencia econ¨®mica y territorial que llevar¨¢ al congreso nacional que celebrar¨¢ en febrero.
Ese acto fue abierto por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, a la que Mariano Rajoy ha encargado una nueva estrategia para frenar el independentismo: rebajar el frente jur¨ªdico y reforzar el di¨¢logo con la Generalitat. Fue la cuarta visita a Catalu?a que realizaba S¨¢enz de Santamar¨ªa en un mes.
En su discurso, reivindic¨® una estrategia de di¨¢logo y presencia en Catalu?a tras las duras cr¨ªticas recibidas desde la fundaci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Frente a ¡°la din¨¢mica del conflicto, vamos a estar aqu¨ª¡±, dijo. ¡°El Gobierno va a estar aqu¨ª hablando con las instituciones catalanas y tambi¨¦n con el conjunto de los catalanes. Sabemos escuchar y sabemos ponernos en el lugar del otro¡±.
En este desfase entre las visitas de un a?o y otro ¡°no hay ninguna raz¨®n voluntaria¡±, seg¨²n fuentes de la Casa del Rey, que desvinculan la reducci¨®n con la inestabilidad pol¨ªtica que ha vivido Espa?a con 10 meses de Gobierno en funciones o de los acontecimientos que se han dado en Catalu?a con la agitaci¨®n soberanista.
Fija en la agenda
Estas mismas fuentes aseguran que Catalu?a es una de las comunidades ¡°con mayor grado de estabilidad¡± en la agenda del Rey porque hay una serie de actos fijos, que se repiten en funci¨®n de su car¨¢cter anual o bianual, como el Mobile World, al que tambi¨¦n acudir¨¢ el pr¨®ximo febrero. Incluso incrementan en una las visitas del pasado a?o a Catalu?a con la que la Reina realiz¨® en septiembre con motivo de dos actos relacionados con la lucha contra el c¨¢ncer.
Pero 2016 tampoco ha sido el mejor a?o en las relaciones entre La Zarzuela y la Generalitat, despu¨¦s de que el Rey hubiese constatado que el camino iniciado por el Gobierno catal¨¢n no ten¨ªa vuelta atr¨¢s. El 11 de enero las orillas entre la Corona y la principal instituci¨®n de Catalu?a se alejaron todav¨ªa m¨¢s cuando el Rey, alterando una inercia, no concedi¨® audiencia a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, para que le comunicara la investidura del nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. La Casa del Rey pidi¨® una comunicaci¨®n ¡°por escrito¡± para ¡°cumplir los tr¨¢mites establecidos en la Constituci¨®n y en el Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a¡±, evitando as¨ª la notificaci¨®n presencial de Forcadell en La Zarzuela.
El lance, m¨¢s all¨¢ de la fractura institucional y la reprobaci¨®n de la mayor¨ªa del espectro pol¨ªtico, suministr¨® abundante munici¨®n al argumentario soberanista y abri¨® la veda en las filas independentistas a episodios de rechazo a la figura de Felipe VI que se han repetido a lo largo del a?o. La Zarzuela trat¨® desde entonces de enfriar la crispaci¨®n y las sonrisas y los apretones de manos presidieron los siguientes encuentros, pero el proceso para proclamar la independencia en 2018, con otro refer¨¦ndum para septiembre de este a?o, estaba en marcha.
La Zarzuela impuso el perfil bajo desde entonces. Aunque la inquietud por la situaci¨®n pol¨ªtica de Catalu?a permanece en algunos discursos del Rey, se ha consolidado como un sujeto el¨ªptico en sus palabras. El jefe del Estado ha reducido sus menciones y cuando las hace no la designa de forma expl¨ªcita. La cuesti¨®n catalana se ha convertido en un problema sin nombre, como ha puesto en evidencia el reciente mensaje de Navidad, en el que el Rey dedic¨® varias alusiones en sentido gen¨¦rico al asunto sin emparejarlas a un sujeto que ofrec¨ªa pocas dudas sobre su identidad.
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