Quien no cocina se come un plato ajeno
La Generalitat se priva de ense?ar y aprender: hay que relanzar el di¨¢logo con nuevas bases, y despenalizar
Para un ciudadano catal¨¢n, la autoexclusi¨®n del presidente de la Generalitat en la cumbre de lehendakais se digiere mal: quien no contribuye a la cocina deber¨¢ comerse el plato elaborado por otros. Adem¨¢s, en casi todos los asuntos debatidos este martes, los catalanes (y sus Administraciones) han acumulado experiencias e ideas y tienen intereses, espec¨ªficos y comunes, que defender.
Ocurre con la financiaci¨®n auton¨®mica (incorpor¨® la mitad del IRPF por la presi¨®n de Catalu?a); con la pobreza energ¨¦tica (tiene una norma, poco aplicada); con la vivienda (lleva dos, la segunda, mejor); con el empleo p¨²blico (se prometen 7.000 nuevos empleos p¨²blicos este a?o, veremos el detalle). O sea, pod¨ªan ense?ar cosas y aprender otras, la vida.
Desde la ¨®ptica pol¨ªtica, se comprende que a la din¨¢mica del refer¨¦ndum expr¨¦s le incomode la del di¨¢logo expr¨¦s, sobre todo si esta sucede al activismo judicializador. Pero la ¨²nica raz¨®n aducida por el Muy Honorable Carles Puigdemont para inasistir (no fue el ¨²nico) es leve: apela a la bilateralidad.
Todas las autonom¨ªas, nacionales y regionales, la practican en un grado u otro (todo Estatuto tiene elementos bilaterales). Es l¨®gico que las m¨¢s densas lo hagan con mayor denuedo. Pero la bilateralidad no excluye el multilateralismo: no son t¨¦rminos antit¨¦ticos, sino complementarios.
El president podr¨ªa haber logrado ¡ªpor pacto, o por la v¨ªa directa¡ª explicar su proyecto y explicarse presencialmente ante los dem¨¢s presidentes, y debatirlo con ellos. ?Acaso no insiste, ¨¦l y los suyos, en que su voluntad es negociar y pactar ¡°con Espa?a¡±? ?D¨®nde hay una Espa?a m¨¢s variada y plural que en reuniones como la de este martes? Tambi¨¦n podr¨ªa haberlo propuesto el presidente del Gobierno, o la vice. La defecci¨®n de presencias (incluida la de I?igo Urkullu) habr¨ªa sido m¨¢s dif¨ªcil de argumentar.
La abstenci¨®n catalana (y vasca) en este caso parten de un c¨¢lculo deficiente: la cumbre no fue solo una foto, un acto de propaganda de un Gran Timonel central junto a presidentes pitufos, una discusi¨®n ret¨®rica o accesoria. Sin llegar a trascendental, entra?a cierta reconsideraci¨®n del discurso hipercentralista de la anterior legislatura y tendr¨¢ alguna utilidad pr¨¢ctica... para los ciudadanos.
Y adem¨¢s pone de relieve algunas urgencias. Como la de relanzar el incipiente di¨¢logo Gobierno-Generalitat: atenci¨®n, no la ¡°operaci¨®n di¨¢logo¡±, que este martes ha tocado fondo por sus insuficiencias, limitaciones y voluntarismo. Quiz¨¢ en algunos asuntos cabr¨ªa partir de presupuestos pol¨ªticos casi base cero: por ejemplo, retirando las querellas fiscales a dirigentes secesionistas (no los recursos mutuos administrativos o constitucionales) a cambio de un compromiso veraz, solemne y comprobable de descartar cualquier futura actuaci¨®n anticonstitucional.
Otra urgencia es la de dar empaque y continuidad a la propia Conferencia. Institucionalizarla con una sede (?itinerante?), una secretar¨ªa estable transversal de seguimiento, un calendario de continuidad. Un ente as¨ª puede empezar informalmente (lo hizo ?hace doce a?os!), pero solo da plenos frutos si se articula. Podr¨¢ engarzarse alg¨²n d¨ªa con el futuro Senado federal. Pero ya desde ahora deber¨ªa impulsar las Conferencias sectoriales Gobierno/Comunidades aut¨®nomas. Y desgubernamentalizarlas, repartiendo mejor ¡ªm¨¢s transversalmente¡ª sus votos internos y su din¨¢mica. As¨ª se hace en Europa cuando Europa funciona.
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