Juez Freire vs. PP, 1 a 0
La Audiencia Provincial de Madrid ha desestimado la recusaci¨®n que ped¨ªa el partido
La juez Rosa Mar¨ªa Freire, instructora del caso de la destrucci¨®n del disco duro del ordenador de Luis B¨¢rcenas por el Partido Popular, ha ganado una batalla de fondo: la secci¨®n s¨¦ptima de la Audiencia Provincial de Madrid ha desestimado la recusaci¨®n presentada por el PP porque se sent¨ªa acusado de machista a ra¨ªz de una resoluci¨®n de la juez, lo que evidenciar¨ªa la animadversi¨®n de la juez contra dicho partido, imputado en la causa.
Pero, al tiempo, ha perdido otra batalla, esta de forma: la juez Freire hab¨ªa inadmitido la tramitaci¨®n de una primera recusaci¨®n y la secci¨®n cuarta de la Audiencia le dice que debe tramitarla, que no es el juez recusado ¡ªque ya tendr¨¢ ocasi¨®n de pronunciarse¡ª el que debe rechazar una recusaci¨®n, sino que corresponde a otros determinar lo que ha pasado. Por tanto, tras superar una prueba, la juez est¨¢ a merced de otra. Otra secci¨®n de la Audiencia tendr¨¢ que pronunciarse sobre el fondo de la recusaci¨®n del PP.
El PP, por tanto, aunque tambi¨¦n est¨¢ imputado en Valencia, sigue imputado como persona jur¨ªdica en el procedimiento que m¨¢s le importaba por su alcance medi¨¢tico: el de los ordenadores. A tal punto, que fue el ministro de Justicia, Rafael Catal¨¢, quien destac¨® en un programa de televisi¨®n el 27 de julio de 2016 las ¡°contradicciones flagrantes¡± del auto de conclusi¨®n de la juez Freire. Luis B¨¢rcenas, asimismo, en prueba de buena letra hacia el partido, ha retirado la acusaci¨®n, aunque no es menos cierto que tendr¨¢ que declarar en calidad de testigo si la causa llega a juicio oral.
La secci¨®n s¨¦ptima explica que en la primera recusaci¨®n, no tramitada, el PP sosten¨ªa: ¡°Cualquier observador independiente puede, en suma, dudar leg¨ªtimamente de la ausencia de inter¨¦s de la recusada en el presente asunto cuando es un eficaz instrumento de la acci¨®n pol¨ªtica del PSOE, con el que mantiene evidente relaci¨®n¡±.
La magistrada reaccion¨®. ¡°Seg¨²n el partido recusante me han convertido en ¡®un eficaz instrumento de la acci¨®n pol¨ªtica del PSOE¡¯ ¡ªdesconozco si esto significa a ojos del recusante que soy extraordinariamente inteligente o que, por el contrario, soy un instrumento en manos de mentes privilegiadas, seguramente masculinas¡±.
El PP la volvi¨® a recusar. El argumento: ¡°Como han interpretado los medios de comunicaci¨®n¡±, la juez considera que el Partido Popular es machista y la ¡°cosifica¡± por ser mujer.
La secci¨®n s¨¦ptima de la Audiencia se?ala respecto de la segunda recusaci¨®n, que s¨ª tramit¨® la juez, que su respuesta pudo haber sido ¡°ciertamente rebuscada¡± pero ¡°ello no acredita una enemistad manifiesta hacia la parte recusante¡ que pueda afectar a la instrucci¨®n de la causa, la cual, por otra parte, ya est¨¢ finalizada, habi¨¦ndose dictado el auto de incoaci¨®n de procedimiento abreviado que la parte recusante ha recurrido, y sin que con anterioridad, y durante la larga instrucci¨®n del procedimiento, se haya advertido ning¨²n motivo de la supuesta enemistad manifiesta que, en consecuencia, no resulta probada¡±. La secci¨®n desestima la recusaci¨®n e impone las costas al PP.
Fuera de plazo
Pero la secci¨®n cuarta, a su vez, se?ala que la primera recusaci¨®n inadmitida debi¨® ser tramitada, habida cuenta de que contra lo informado por la juez Freire no result¨® presentada fuera de plazo. El PP recus¨® a la juez por su presunta vinculaci¨®n al PSOE.
Los magistrados se?alan: ¡°Siendo la apariencia de imparcialidad tan importante como la imparcialidad misma, es innegable que ¨¦sta se resentir¨ªa en exceso si se admitiese que el mismo juez cuya imparcialidad se cuestiona pudiese rechazarla de plano, si para hacerlo se ve obligado a realizar un juicio que vaya m¨¢s all¨¢ de la mera constataci¨®n de los presupuestos formales de admisibilidad. Cualquier otro juicio deber¨¢ realizarlo el juez a quien corresponde la instrucci¨®n del incidente de recusaci¨®n, o la sala competente al pronunciarse sobre el fondo de la recusaci¨®n, pero no el propio juez cuya imparcialidad se ha puesto en duda¡±.
Ya apuntamos en estas p¨¢ginas que la juez Freire no deb¨ªa ser juez ¡°en su propia causa¡±.
Ahora, una vez que se tramite el incidente de recusaci¨®n, tocar¨¢ a otra secci¨®n de la Audiencia Provincial de Madrid pronunciarse sobre el fondo.
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