La justicia ampara a un yihadista condenado que reclama 21 millones
El empresario sirio Jamal Hussein fue sentenciado a seis a?os de prisi¨®n por colaboraci¨®n con una c¨¦lula terrorista de Al Qaeda
La decisi¨®n del CGPJ llega tarde: Jamal falleci¨® hace varios meses de un ataque al coraz¨®n, seg¨²n asegura Miguel Prados, su exabogado, y confirma uno de sus amigos ¨ªntimos en Granada. La empresa de Jamal Hussein, con sede en el pol¨ªgono industrial de Juncaril, suministraba objetos ¨¢rabes a numerosos mercadillos de Andaluc¨ªa.
La primera reclamaci¨®n del dinero la present¨® Prados, su entonces letrado, pero no recibi¨® respuesta del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero cinco de la Audiencia Nacional que tramitaba la causa y dirig¨ªa Baltasar Garz¨®n. Este hab¨ªa ordenado su arresto en el marco del primer gran golpe policial contra una c¨¦lula yihadista en Espa?a, la del sirio Imad Eddin Barakat, Abu Dahdah.
El abogado lo recuerda as¨ª: ¡°Ya lo recibir¨¢n (el dinero) cuando se acabe el procedimiento, nos dijo la secretaria del juzgado. Pero al final ni nos contestaron, aunque yo entonces cre¨ª que aquel dinero era papel mojado, que no val¨ªa nada. Recuerdo que Jamal ten¨ªa sacas en su casa. Eran unos billetes muy bonitos¡±.
En 2006, un a?o despu¨¦s de que Hussein fuera condenado, la Unidad Central de Informaci¨®n Exterior de la Polic¨ªa (UCIE), que era la que lo hab¨ªa detenido, inform¨® a la Audiencia Nacional de que enviaba al tribunal presidido por Javier G¨®mez Berm¨²dez las diez cajas con el dinero intervenido al terrorista. Seg¨²n el acta de entrada y registro al domicilio del detenido, conten¨ªan ¡°9 de ellas tacos gordos de billetes de 25 dinares iraqu¨ªes¡±.
Ahora el CGPJ se?ala que Hussein, bien personalmente o a trav¨¦s de su representaci¨®n procesal, pidi¨® reiteradamente la devoluci¨®n de los dinares intervenidos sin que le dieran raz¨®n de su paradero. Tras distintos escritos de la sala a la polic¨ªa y de esta a los jueces se comprob¨® que ning¨²n organismo hab¨ªa depositado el dinero en ninguna cuenta corriente y se localiz¨® finalmente en el denominado Archivo de Efectos.
En junio de 2014, tres a?os despu¨¦s de que Jamal Hussein hubiera terminado de extinguir su pena, se procedi¨® a contar los cinco millones de dinares iraqu¨ªes localizados en presencia de su abogado y orden¨® su entrega, pero este rechaz¨® recogerlo ¡°por no ser de curso legal¡±.
El hallazgo de las cajas con el dinero hab¨ªa llegado tarde porque Irak hab¨ªa cambiado su moneda once a?os antes. Un informe del Banco de Espa?a, solicitado por la Audiencia Nacional, explicaba que el 15 de octubre de 2003, dos a?os despu¨¦s de la detenci¨®n de Jamal Hussein, la nueva moneda conocida como ¡°nuevo dinar iraqu¨ª¡± sustituy¨® al ¡°viejo dinar¡± y a la moneda utilizada en el norte de Irak, el llamado dinar suizo.
En su reclamaci¨®n, Hussein argumenta que su dinero se almacen¨® ¡°como una cosa mueble, en lugar de ingresarlo en la cuenta correspondiente y de actuar diligentemente en el momento del cambio de la divisa procediendo al cambio de los dinares viejos por los nuevos¡±. En aquellas fechas, ¨¦l permanec¨ªa en prisi¨®n y los escritos de su abogado para que le entregaran el dinero no fueron atendidos.
El CGPJ da la raz¨®n a Jamal Hussein y califica los hechos de ¡°funcionamiento anormal de la administraci¨®n de justicia¡±. El Ministerio de Justicia deber¨¢ determinar ahora la cuant¨ªa con la que indemniza a la familia del exmiembro de la c¨¦lula de Abu Dahdah.
Jamal estaba casado con una saud¨ª de la que se divorci¨® y ten¨ªa varios hijos. Seg¨²n su abogado, no cumpli¨® su condena en prisi¨®n porque padec¨ªa una grave lesi¨®n de coraz¨®n.?
Setmarian, vendedor ambulante
En el registro de su casa en Hu¨¦tor de Vega, un pueblo cercano a Granada, la polic¨ªa hall¨® la tarjeta de vendedor ambulante en esa ciudad de Mustaf¨¢ Setmarian, un sirio que en los ochenta se estableci¨® en Granada y despu¨¦s alcanz¨® la c¨²pula de Al Qaeda. ¡°Jamal gestion¨® a Setmarian su tarjeta de vendedor en Granada. Me lo defini¨® como una persona humilde y dedicada a la gente, pero nunca me cont¨® m¨¢s. Mi cliente abastec¨ªa a los mercadillos. Tengo mal recuerdo porque no me pag¨® mi minuta¡±, afirma su primer abogado.
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