¡°Esta soy yo despu¨¦s del c¨¢ncer¡±. Mal de famosos, consuelo de todos
De Roc¨ªo Jurado a Marta Garc¨ªa: la visibilidad de enfermos populares ha contribuido a la normalizaci¨®n social del mal m¨¢s temido por los espa?oles
A cara lavada, el mi¨¦rcoles pasado, Marta Garc¨ªa ten¨ªa todav¨ªa el tono de piel levemente amarillento de la quimio. El pelo, negr¨ªsimo, era a¨²n la pelusa que se le va asentando d¨ªa a d¨ªa al cr¨¢neo pelado. Los ojazos, los p¨®mulos y una sonrisa de tumbar muros eran y son, sin embargo, los imanes del rostro de esta mujer que, una vez maquillada con el preceptivo estuco de aguantar los focos, se come la c¨¢mara y el micro con la presencia y el aplomo de las grandes comunicadoras. Quiz¨¢ ella no es del todo consciente. Pero m¨¢s que la actualidad de Murcia, Garc¨ªa, presentadora estrella de la televisi¨®n auton¨®mica, est¨¢ dando cada tarde con su presencia una gran noticia. Con c¨¢ncer se sufre, se goza, se cae uno, se levanta, se convalece, se vuelve al tajo. Se vive.
El 17 de septiembre de 2004, la cantante Roc¨ªo Jurado, de 60 a?os, quiz¨¢ la artista m¨¢s famosa del pa¨ªs entonces, convoc¨® a los medios a su mansi¨®n de La Moraleja, en Madrid, y en una solemne comparecencia le dijo al globo con la cabeza alta y la melena lacada al viento: ¡°Los m¨¦dicos me han dicho que tengo un tumor¡ malo. Vamos, que tengo c¨¢ncer¡±. Era la primera vez que una celebridad masiva llamaba al mal por su nombre y no con eufemismos. El 1 de diciembre de 2016, nuestra protagonista, la periodista Marta Garc¨ªa, de 34 a?os, reapareci¨® en antena con el cr¨¢neo al aire despu¨¦s de seis meses de baja por un c¨¢ncer de mama, dijo: ¡°buenas tardes¡±, y pas¨® a cantar el sumario del d¨ªa, d¨¢ndole la pen¨²ltima vuelta de tuerca a la visibilidad de la dolencia. En los 12 a?os que separan estos dos hitos, la decisi¨®n cada vez m¨¢s frecuente de personajes populares de vivir p¨²blicamente su enfermedad ha contribuido poderosamente a la normalizaci¨®n social de un mal que afectar¨¢ a uno de cada dos hombres y a una de cada tres mujeres en Espa?a. Otra cosa es el miedo, que es libre. El c¨¢ncer sigue siendo la enfermedad m¨¢s temida. En este caso, como en casi todos, el mal de muchos ¡ªsean o no famosos¡ª, no es tanto el consuelo, sino el espejo de todos.
¡°No hubiera vuelto de otra manera. Esta soy yo. La misma, pero calva¡±
¡°Me entr¨® como un tembleque en el cuerpo, sent¨ª que la tierra se abr¨ªa, como que eso no me estaba pasando. Con todo, el peor momento fue cuando, ya operada y se supone que ya curada, me prescribieron quimioterapia y supe que se me caer¨ªa el pelo. No pod¨ªa parar de llorar. Es rar¨ªsimo. Estoy harta de informar sobre el c¨¢ncer. S¨¦ que es una enfermedad que mata, pero me derrumb¨¦ por el pelo. Ah¨ª ped¨ª ayuda psicol¨®gica. El d¨ªa que te ves calva es cuando empiezas a remontar. Te dices: bien, esto es lo que hay. Tu cuerpo y tu mente saca toda su energ¨ªa y, como ya no puedes hacer nada m¨¢s, tiras para adelante¡±.
La ¨²ltima campanada de Bimba Bos¨¦
Bimba Bos¨¦ ha dado con su muerte su ¨²ltimo aldabonazo en la conciencia de muchos. Su fin ha causado una conmoci¨®n entre la poblaci¨®n general, que ha visto a una mujer famosa y fuerte fallecer v¨ªctima de un c¨¢ncer de mama de los que, te¨®ricamente, se curan casi siempre. "Ha sido un choque de realidad", dice Patrizia Bressanello, psic¨®loga de la Asociaci¨®n Espa?ola Contra el C¨¢ncer desde hace 20 a?os. "Quiz¨¢ algunas campa?as, sobre todo las de mama, con tanto globo y tanta fiesta, pequen de exceso de optimismo, y Bimba nos ha puesto en nuestro sitio". Seg¨²n Bressanello, la visibilidad de enfermos populares ha podido ayudar a suavizar "el impacto del diagn¨®stico" y, sobre todo, contribuir a la sensaci¨®n de no estar solo. Pese a haber m¨¢s varones afectados, ellas dan m¨¢s la cara. La muerte de la visible Bos¨¦ y del discreto exministro Alonso, son casos paradigm¨¢ticos. El c¨¢ncer es un mal grave. Ni siempre un paseo, ni siempre una condena. Cada uno la vive como quiere. Y como puede.
As¨ª, con la capacidad de s¨ªntesis inherente a su oficio, describe Marta Garc¨ªa el proceso que comenz¨® un viernes por la noche cuando, viendo la tele en pijama en el sof¨¢ de su casa, sinti¨® ¡°el impulso¡± de llevarse la mano derecha a la mama izquierda y palp¨® un bulto extra?o. Despu¨¦s vino la visita al m¨¦dico. Las idas y venidas. La biopsia. La llamada del hospital a su m¨®vil en plena hora punta del trabajo que la dej¨® temblorosa, en choque y extra?a en su propio cuerpo. La operaci¨®n. La quimio, la radio, la medicaci¨®n, las revisiones. El proceso que siguen hoy mismo cientos de miles de espa?oles. Una afectada de c¨¢ncer m¨¢s. Con su diagn¨®stico, su pron¨®stico, sus esperanzas y sus miedos. Una de tantos.
"S¨ª, tengo miedo. Dejo que entre y salga. Y vivo. Qu¨¦ es la vida sino vivirla?
Lo in¨¦dito, lo extraordinario es que, cuando, despu¨¦s de medio a?o de baja, Garc¨ªa se vio capaz de volver al trabajo, quiso hacerlo tal cual estaba. Sin peluca, sin turbantes, sin corazas. Calva. La espectacular melena azabache que tantas l¨¢grimas le hab¨ªa costado perder era historia. Ella era la misma, pero sin pelo, y as¨ª y no de otro modo quer¨ªa presentarse en pantalla. ¡°Se lo dije a mis jefes y no hubo problema, pero tampoco hubiera aceptado otra cosa. Esta soy yo ahora: la misma profesional, con las huellas que me ha dejado el c¨¢ncer. Ni buscaba ni quer¨ªa nada m¨¢s que recuperar mi puesto de trabajo. Mi empresa tambi¨¦n ha sido valiente. Yo ten¨ªa ese derecho, pero mi imagen pod¨ªa herir sensibilidades. Exist¨ªa ese riesgo. No ha sido as¨ª. Al rev¨¦s, la respuesta ha sido emocionante. Mucha gente me pide que les cuente mi historia y que escuche la suya. Siempre que puedo, lo hago. Yo tambi¨¦n devoraba lo que se publicaba de Bimba. No lo sabr¨¢ nunca, pero me ayud¨®. Su actitud ejemplar, su positivismo sin salir del realismo, sus ganas de vivir me daban fuerzas. Su muerte fue un choque. Di la noticia en el informativo. Y estaba sobrecogida, claro, pero siempre le agradecer¨¦ su ejemplo¡±.
Desde la salida del armario de Roc¨ªo Jurado ¡ªantes, Josep Carreras y Lola Flores hab¨ªan hecho p¨²blico su mal, pero sin tant¨ªsima repercusi¨®n¡ª, y hasta la apasionada vida, enfermedad y muerte de Bimba Bos¨¦, muchos actores, cantantes, pol¨ªticos y famosos de todo pelaje han llamado a su c¨¢ncer por su nombre, en contraste con quienes a¨²n lo llaman ¡°larga y penosa enfermedad¡± sin enga?ar a nadie. Pedro Zerolo, Esperanza Aguirre, Ux¨²e Barkos. Luz Casal, Pau Don¨¦s, David Delf¨ªn, Terelu Campos. La lista es tan variada como los enfermos. Porque cada c¨¢ncer es un mundo, y cada afectado, un planeta. Lo ¨²nico com¨²n es el miedo. Nadie teme sufrir un ictus. Ni un accidente de tr¨¢fico. Ni un infarto. Pero ?qui¨¦n no le teme al c¨¢ncer? ?Qui¨¦n no ha fantaseado al palparse el pecho, o verse un lunar nuevo, o sentir un dolor de tripa raro, con que le va a tocar la china?
Roc¨ªo Jurado muri¨® 16 meses despu¨¦s de aquella rueda de prensa, una mujerona devorada por un c¨¢ncer de p¨¢ncreas. Marta Garc¨ªa est¨¢ viva y trabajando. El carcinoma ductal infiltrante de su mama izquierda le fue extirpado, la radio y la quimio hicieron su trabajo y una vacuna cada 21 d¨ªas la preserva te¨®ricamente de reca¨ªdas. Te¨®riamente. El mi¨¦rcoles, Garc¨ªa dio en la tele, la pen¨²ltima noticia sobre el c¨¢ncer. Una prueba para detectar tumores cerebrales. Ni le tembl¨® la voz ni se le movi¨® un pelo del flequillo que a¨²n no tiene pero que espera peinar este verano. Tampoco es ninguna hero¨ªna. El lunes le toca revisi¨®n. Y tiene miedo. ¡°Dejo que venga y se vaya. Y vivo. ?Qu¨¦ otra cosa es la vida sino vivirla?"
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