11-M: La masacre que golpe¨® a los trabajadores
Las delicada situaci¨®n de las v¨ªctimas se acent¨²a 13 a?os despu¨¦s por el impacto de la crisis econ¨®mica
Las v¨ªctimas del 11-M a¨²n llevan "la metralla en el alma". A¨²n permanece en ellos la herida psicol¨®gica que les acompa?ar¨¢ a pesar de los a?os, a pesar de la distancia. La delicada situaci¨®n de los afectados por terrorismo se ha acentuado en los ¨²ltimos 13 a?os por el golpe de la crisis econ¨®mica de 2008. La mayor parte de los viajeros de los trenes era gente trabajadora, estudiantes, vecinos de barrios humildes, de Santa Eugenia, Villaverde, Coslada. Muchos de ellos perdieron su empleo o encontraron uno precario que no les permit¨ªa hacer frente a la hipoteca. La recesi¨®n econ¨®mica les fue poniendo cada vez m¨¢s trabas y hoy tienen una situaci¨®n vulnerable.?
Es el caso de Jakeline Rivera, de origen ecuatoriano, de 44 a?os.?La ma?ana del 11 de Marzo?se subi¨® al tren en Entrev¨ªas camino hacia Arturo Soria donde trabajaba cuidando a un ni?o. Abri¨®?Vivir para contarla, de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez y se puso a leer, hasta ah¨ª llegan sus recuerdos. Se despert¨® en el hospital 12 de Octubre y all¨ª la encontr¨® su familia. Tuvo que dejar el trabajo. Con el tiempo su situaci¨®n mejor¨®. Empalm¨® un trabajo con otro y?obtuvo la nacionalidad pero en 2009 todo se trunc¨®. Tuvo que dejar su vivienda de protecci¨®n oficial antes de que la desahuciaran y se mud¨® a Aranjuez. All¨ª vive en un piso de alquiler por 300 euros. "Antes ganaba bien pero ahora tengo un contrato a tiempo parcial...?con 600 euros qu¨¦ haces?", cuenta.?
Catalina Jim¨¦nez, de 54 a?os, y Dante Scherman, de 59, no faltaron ni un d¨ªa al trabajo tras los atentados. ¡°Pensaba que si me daba de baja no iba a volver a trabajar. El lunes siguiente?cog¨ª el mismo tren. Y el martes, y el mi¨¦rcoles. Hice un esfuerzo inhumano", recuerda Scherman?entre sollozos. Estas v¨ªctimas deseaban superar el drama y recuperar sus vidas, no quer¨ªan agarrarse al dolor, pero a los d¨ªas aparecieron los mareos y los ataques de ansiedad. Este hombre fue not¨¢ndose cada vez m¨¢s mermado y deca¨ªdo hasta que finalmente dej¨® su empleo. Se ve¨ªa incapaz de asumir la responsabilidad que le exig¨ªa el puesto.?Scherman a¨²n se pregunta c¨®mo pudieron atentar contra gente modesta. Contra gente que iba a trabajar, universitarios. Contra trabajadores que iban "con sus bolsas de comida" para el almuerzo.
Jim¨¦nez recibi¨® atenci¨®n psicol¨®gica y volvi¨® a su rutina sin grandes problemas. Era administrativa, pero en el a?o 2013 la despidieron. Se hab¨ªa separado de su pareja, ten¨ªa una hipoteca que no pod¨ªa asumir y tuvo que dejar su casa. No trabaja desde entonces y duda de que pueda asumir durante mucho tiempo el alquiler del peque?o piso al que se mud¨® en Pueblo Nuevo. "La calefacci¨®n no la pongo, mi calefacci¨®n es la manta. La familia me ayuda pero no puedo seguir as¨ª toda la vida y ya tengo una edad...no s¨¦ si voy a encontrar un empleo", reflexiona.?
"Las v¨ªctimas del 11-M tuvieron unas secuelas en ese momento, pero hoy siguen siendo v¨ªctimas y los problemas evolucionan con ellos, d¨ªa a d¨ªa. Muchos han perdido audici¨®n con el tiempo o sus trabajos y sus casas. Las secuelas a veces dan la cara con los a?os pero como la sentencia del juicio no las recoge, las instituciones no se las reconocen como da?os por el atentado", explica Pedro P¨¦rez, trabajador social de la Asociaci¨®n 11-M Afectados de Terrorismo.?Jakeline y?Dante conviven con unos pitidos constantes dentro de los o¨ªdos. "Son como grillos que no se callan, por eso no te puedes olvidar nunca de lo que has vivido, te acompa?a siempre", explica ella.
Esta mujer, madre de una joven de 18 a?os, de voz dulce y esp¨ªritu positivo no tiene ganas de pararse. A pesar de enfrentarse cada d¨ªa a la precariedad en todos los ¨¢mbitos de su vida tiene ganas de avanzar. Se sac¨® un certificado de profesionalidad para trabajar con personas mayores,?con ayuda econ¨®mica del Ministerio de Interior y de la Asociaci¨®n, y su pr¨®ximo reto es ser auxiliar de enfermer¨ªa. "A ver si lo consigo y tengo m¨¢s ingresos", dice con una sonrisa. Los h¨¦roes y hero¨ªnas de nuestro tiempo no llevan capa de invisibilidad ni vuelan. Se levantan cada d¨ªa a las seis de la ma?ana, atraviesan la ciudad en transporte p¨²blico para llegar a sus empleos, cada vez m¨¢s precarios, pero que no se resignan, resisten?y luchan por sobrevivir.?
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