¡°Ten cuidado con tu hijo porque lo est¨¢n machacando¡±
Una llamada an¨®nima alert¨® a una madre del acoso escolar al que hab¨ªa estado sometido su hijo durante cuatro a?os
Una llamada desde un n¨²mero oculto despert¨® una noche a Guadalupe Cabanillas. ¡°Ten cuidado con tu hijo porque lo est¨¢n machacando¡±, le dijo una voz desconocida. En ese momento esta madre se dio cuenta de que el comportamiento de su hijo, que se pasaba el d¨ªa en su cuarto metido en la cama, ten¨ªa que tener una explicaci¨®n diferente a ¡°son cosas de adolescentes¡±. El Juzgado de Menores de Badajoz reconoci¨® en diciembre el acoso escolar al que hab¨ªa estado sometido su hijo, que ahora tiene 16 a?os, y conden¨® a uno de sus compa?eros de colegio por un delito contra la integridad moral a un a?o de ¡°tareas socioeducativas¡± y al pago de una indemnizaci¨®n de 3.000 euros, con el colegio Salesianos Ram¨®n Izquierdo como responsable civil subsidiario.
El menor sufri¨® vejaciones, tanto f¨ªsicas como psicol¨®gicas, durante cuatro a?os en el centro educativo, seg¨²n cuenta la madre. Llegaba a casa con ara?azos, marcas en la piel y con la ropa y los libros rotos. Las agresiones pasaron de ser en los recreos a colarse en el aula cuando en cuarto de ESO le toc¨® compartir clase con el agresor. La sentencia dice que este ten¨ªa una conducta de acoso escolar tendente a ridiculizar, intimidar y aislar a la v¨ªctima. ¡°De modo sistem¨¢tico insultaba a este, humill¨¢ndolo con el mote de Acoplao, cada vez que intentaba relacionarse con otros compa?eros, en los que el agresor influ¨ªa para lograr el aislamiento¡±.
¡°Mi hijo se inventaba motivos para no ir al colegio. Un d¨ªa le dol¨ªa una mano, otro la cabeza, y se pillaba unos cabreos enormes cuando el m¨¦dico le dec¨ªa que estaba estupendamente y que pod¨ªa ir a clase¡±. Nunca les cont¨® a sus padres que tuviera problemas. ¡°?l lo tapaba. Puede que por miedo o por verg¨¹enza¡±. Finalmente, le fue diagnosticado un trastorno ansioso depresivo. Tras la llamada que recibi¨®, Guadalupe Cabanillas habl¨® con los profesores. ¡°Esa llamada me abri¨® los ojos. De no haberse producido no s¨¦ si ahora tendr¨ªa hijo¡±.
La sentencia reconoce la culpa del centro por no adoptar ¡°alguna medida de vigilancia, control o seguimiento¡±. Y reprocha: ¡°La v¨ªctima es un alumno de m¨¢s de diez a?os en el colegio, con un comportamiento bueno y un expediente acad¨¦mico a¨²n mejor, que ven¨ªa mostrando un rendimiento inferior al habitual, lo cual unido a todas esos peque?os incidentes que el centro parece querer reconocer a medias, son una se?al de alarma, cuando menos, que merecen toda la atenci¨®n, porque lo contrario es susceptible de producir en el menor un da?o moral que podr¨¢ ser resarcible, pero que no es admisible en quienes est¨¢n para garantizar la seguridad ps¨ªquica y moral en sustituci¨®n de los padres¡±.
El menor pas¨® de ser un buen estudiante a llegar siempre tarde y a que le castigaran. Tras denunciar al agresor y al centro, el menor cambi¨® de colegio en marzo de 2016 y, aunque no le apetece hablar de lo que vivi¨®, reconoce que ya est¨¢ bien. Fue entonces cuando se acabaron los gritos o las reacciones desproporcionadas. ¡°La primera ma?ana que le escuch¨¦ cantar en la ducha me sorprendi¨®. Despu¨¦s me asombr¨¦ de que ese hecho tan cotidiano me hubiera chocado¡±, cuenta la madre.
Mirar para otro lado
Jos¨¦ Vicente Pacheco, de 47 a?os, es el padre de la v¨ªctima y profesor de un instituto p¨²blico. Recrimina al antiguo colegio del ni?o las pocas ganas de ayudar. ¡°La falta de acci¨®n de los profesionales, a veces por restar importancia a la situaci¨®n como parece haber ocurrido aqu¨ª, hasta el momento en el que da?o estaba causado, como por la actitud de mirar para otro lado y as¨ª no existe el problema que da?e la imagen del centro escolar, favorece la ley del m¨¢s fuerte¡±, refleja el fallo judicial. La violencia y el acoso entre menores tiene para Mar¨ªa Teresa Cabeza, abogada de la familia, gran similitud con la machista. ¡°Antes dec¨ªan que eran cosas del matrimonio y con estos casos que son cosas de ni?os. La necesidad de concienciaci¨®n sobre este problema a¨²n es muy grande¡±.
Aunque el proceso judicial fue duro, los padres recuerdan que su hijo siempre se mostr¨® dispuesto ayudar. No quiere, como le reconoci¨® a su madre, ¡°que ning¨²n ni?o pase por lo que ha pasado ¨¦l¡±.
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