La decisi¨®n de Cristina Cifuentes
El relevo del director general del Canal de Isabel II fue determinante para destapar operaciones en para¨ªsos fiscales de anteriores responsables y conexiones medi¨¢ticas
Una operaria levant¨® el mi¨¦rcoles pasado las alfombras de los pasillos que dan al despacho de Presidencia de la Comunidad de Madrid, que entre 2012 y 2015 perteneci¨® a Ignacio Gonz¨¢lez. Cristina Cifuentes, su excompa?era y sucesora en el cargo, supo apreciar el patente contenido metaf¨®rico de esa operaci¨®n de limpieza. La semana ha sido dura y dolorosa para el PP ¡ªotra m¨¢s¡ª, como explic¨® la propia Cifuentes en su discurso ante la ejecutiva regional reunida el jueves con urgencia para tratar de exorcizar los demonios internos.
El partido vive en estado de shock permanente: el propio Gonz¨¢lez, expresidente regional, duerme en prisi¨®n con parte de su familia; dimite definitivamente la exlideresa Esperanza Aguirre; se suceden los episodios de corrupci¨®n y proliferan ahora quienes lo intu¨ªan o sab¨ªan todo. Pero la decisi¨®n determinante e inusual en pol¨ªtica de denunciar ante la Fiscal¨ªa las maniobras oscuras de Gonz¨¢lez y su entorno en el poderoso Canal de Isabel II correspondi¨® a Cifuentes, lo que descubri¨® una guerra larvada con el m¨¢s importante grupo medi¨¢tico conservador en Espa?a y recelos en los dirigentes m¨¢s acomplejados del PP.
La actual presidenta regional, que ha admitido recientemente que en ocasiones se hace "la rubia" en reuniones con hombres para ara?ar m¨¢s cosas en las negociaciones, tom¨® posesi¨®n de ese despacho en la Puerta del Sol de Madrid un s¨¢bado 27 de junio de 2015. Al acto acudi¨®, no por casualidad, Mariano Rajoy y seis ministros de su Gobierno. El presidente destac¨® entonces: "Lo que ocurra en Madrid es muy importante para Espa?a".
Auditor¨ªa de la Comunidad
Apenas un mes m¨¢s tarde se constitu¨ªa en la Asamblea de Madrid una comisi¨®n de estudios y de auditor¨ªa sobre el endeudamiento y la gesti¨®n p¨²blica en la Comunidad en los a?os del PP. La comisi¨®n empez¨® sus trabajos indagando sobre la fara¨®nica y muerta Ciudad de la Justicia y, a comienzos de 2016, abord¨® el agujero negro del Canal de Isabel II, la empresa p¨²blica m¨¢s potente de la administraci¨®n regional (casi 1.000 millones de presupuesto en 2017). En sus primeras comparecencias fueron citados el consejero de Presidencia y nuevo presidente del organismo, ?ngel Garrido, ahora mucho m¨¢s que la mano derecha de Cifuentes; el exgerente Adri¨¢n Mart¨ªn; y la exdirectora financiera de la entidad desde 2007, Fernanda Richmond, entre otros directivos y trabajadores del ente.
Diputada, delegada y ahora presidenta
Cristina Cifuentes es licenciada en Derecho y funcionaria del cuerpo t¨¦cnico de la Universidad Complutense.
Ingres¨® en pol¨ªtica en Alianza Popular con 16 a?os. Fue n¨²mero 57 en las elecciones europeas de 1989.
Fue diputada regional entre 1991 y 2012, esto es, seis legislaturas. Y delegada del Gobierno en Madrid entre 2012 y 2015.
Es presidenta de la Comunidad de Madrid desde el 25 de junio de 2015 y del PP de Madrid desde marzo de 2017.
Como conclusi¨®n de esas primeras informaciones gen¨¦ricas sobre el Canal y sus filiales en Latinoam¨¦rica, muchas veces bloqueadas por esos exdirectivos, Cifuentes decidi¨® exigir la destituci¨®n de Mart¨ªn y busc¨®, con ayuda de cazatalentos, un nuevo director general para esa macroempresa. El contrato, en mayo de 2016, fue para Rafael Prieto, un gestor de multinacionales, de 53 a?os, con experiencia en compa?¨ªas como PSA-Peugeot.
Dos meses despu¨¦s, en julio de 2016, ya con el control pol¨ªtico y administrativo del Canal, Prieto constat¨® varias operaciones irregulares que le llevaron a trasladar un aut¨¦ntico dilema a Cifuentes. La nueva presidenta madrile?a lo sopes¨® todo y comunic¨® la ¨²nica soluci¨®n que hab¨ªa encontrado al presidente del PP, Mariano Rajoy, y a Dolores de Cospedal, la secretaria general y su gran baluarte en la c¨²pula popular. Les inform¨® de que no ten¨ªa m¨¢s remedio que entregar esa documentaci¨®n sobre actuaciones sospechosas del Canal a la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n.
Diputados regionales del PSOE y de Podemos tambi¨¦n hab¨ªan comenzado a preguntar e investigar por su cuenta sobre la sorprendente expansi¨®n latinoamericana del Canal y tramitaron su propia denuncia ocho meses m¨¢s tarde. Las llamadas de atenci¨®n que alertaron entonces a los nuevos responsables del Canal se produjeron al seguir el rastro de varias operaciones que acababan con oscuros pagos en Suiza y en sociedades off shore, que son las empresas radicadas en para¨ªsos fiscales que se utilizan sin ninguna actividad econ¨®mica reconocida.
La compra en 2013 por 21,4 millones de euros de Emissao, una compa?¨ªa brasile?a de gesti¨®n de aguas, fue el detonante de todo. El Canal la adquiri¨® por medio de su filial en Colombia, Inassa, y un a?o despu¨¦s esa sociedad val¨ªa solo 5,4 millones.
Edmundo Rodr¨ªguez Sobrino, consejero de Audiovisual Espa?ola 2000, editora de La Raz¨®n, presid¨ªa en esa ¨¦poca Inassa y era el hombre de confianza de Gonz¨¢lez en el Canal. La cercan¨ªa entre Rodr¨ªguez Sobrino y Gonz¨¢lez se evidenci¨® en aquel viaje que ambos hicieron a Cartagena de Indias en 2008, en el que fueron espiados y grabados con unas sospechosas bolsas de pl¨¢stico en las que, seg¨²n dijeron, llevaban toallas.
Conmoci¨®n
La conmoci¨®n en el PP por la detenci¨®n de Gonz¨¢lez y su banda de amigos fue total, pero no hubo sorpresa. Cifuentes se apunt¨® r¨¢pidamente el tanto de que hab¨ªa facilitado al m¨¢ximo la colaboraci¨®n con la justicia. Romp¨ªa con otras im¨¢genes del pasado en su partido. La oposici¨®n subray¨® que no le quedaba otra.
El juez tom¨® declaraci¨®n por escrito a Cifuentes y convoc¨® en la Audiencia Nacional a la ahora jefa de gabinete de la presidenta regional, Marisa Gonz¨¢lez Casado, periodista con casi 30 a?os de experiencia. Las 17 grabaciones con m¨¢s de una hora de duraci¨®n que Velasco mostr¨® a Marisa Gonz¨¢lez abrieron un flanco inquietante en la investigaci¨®n. El juez cit¨® de inmediato al presidente de La Raz¨®n, Mauricio Casals, y al televisivo director del mismo diario, Francisco Marhuenda, por un presunto delito de coacciones a Cifuentes y su equipo.
En algunas transcripciones del sumario secreto se escucha a Marhuenda contar a Rodr¨ªguez Sobrino su versi¨®n de una charla que mantuvo con Cifuentes a mediados de 2016: "Le hemos dicho que eres un soldado nuestro, que eres intocable para nosotros y ella por las malas tiene mucho que perder. En una guerra no puede ganar". Casals conmina a Marhuenda en otra conversaci¨®n a que deje claro a Cifuentes que esa "guerra" no ser¨ªa solo de La Raz¨®n y que implicar¨ªa a otros medios del grupo como Antena 3, La Sexta y Onda Cero.
Marhuenda se permiti¨®, en alguna de esas intervenciones, insultar a la jefa de gabinete y a Cifuentes y, tras declarar ante el juez, precis¨® que "nunca, nunca" hab¨ªa pretendido presi¨®n alguna. Sus insultos no provocaron una catarata de reacciones ni de asociaciones de prensa ni de otras dirigentes pol¨ªticas o feministas.
El juez pregunt¨® a las afectadas si consideraban una presi¨®n se?alar un d¨ªa en la secci¨®n del peri¨®dico Sube y baja al consejero Garrido por una mala gesti¨®n o un editorial muy contrario a la reci¨¦n impulsada ley regional integral contra la violencia de g¨¦nero. Cifuentes y Gonz¨¢lez Casado asumieron esas cr¨ªticas normales en su trabajo. El magistrado no fue m¨¢s profundo sobre los intereses de esos directivos en otros aspectos o negocios, seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n, y les desimput¨®.
Una de las presiones m¨¢s insistentes que ha sufrido el equipo de Cifuentes en este tiempo fue la reclamaci¨®n de que la presidenta regional deb¨ªa recibir en su despacho oficial a Rodr¨ªguez Sobrino, que estaba muy inquieto por la posible documentaci¨®n que pudiera facilitarse al juez desde la Comunidad sobre su etapa en el Canal. Ese encuentro nunca se concedi¨®.
El PP ha querido mostrar su apoyo a Cifuentes en este caso, sobre todo en p¨²blico a trav¨¦s de los denominados j¨®venes vicesecretarios nacionales y otros portavoces. Aguirre y Gonz¨¢lez estaban ya de retirada en la pol¨ªtica, se hab¨ªan generado muchos enemigos y se consideran f¨¢cilmente amortizables. Desde la c¨²pula del PP se comprende que Cifuentes ten¨ªa escasa capacidad de maniobra ante la imparable deriva judicial del caso pero destacan que ahora debe manejar y resolver ella "la guerra y el l¨ªo medi¨¢tico que se avecina" con un grupo como Atresmedia tan importante para el partido conservador.
Ni Rajoy, de viaje, ni Cospedal, con antiguas relaciones muy estrechas con Aguirre y Gonz¨¢lez, ni la vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, se han explayado sobre este conflictivo caso. Marhuenda fue durante a?os jefe de gabinete y colaborador estrecho de Rajoy y Casals, al que los medios etiquetan como El pr¨ªncipe de las tinieblas del Grupo Planeta en Madrid. Casals desayuna frecuentemente en el hotel Ritz con Santamar¨ªa.
Cifuentes, que ha asentado su proyecci¨®n pol¨ªtica con constantes apariciones en televisiones, no quiere perpetuar ni desarrollar este conflicto con ese grupo de comunicaci¨®n y se propone preservar sus buenas relaciones con Antena 3, La Sexta y Onda Cero.
La Operaci¨®n Lezo ha tocado as¨ª de lleno al PP y a Cifuentes en un momento que parec¨ªa, en teor¨ªa, de su m¨¢ximo esplendor. A sus 52 a?os se encontraba al fin en posici¨®n de gestionar una de las administraciones con m¨¢s poder y presupuesto de Espa?a (18.538 millones de euros). Despu¨¦s de haber asumido el mes pasado el mando tambi¨¦n en la presidencia del PP de Madrid se hab¨ªa convertido con el gallego Alberto N¨²?ez Feij¨®o en uno de los valores seguros para el futuro de su partido.
Del ¡®tr¨ªo de las Gin-tonic¡¯ a conquistar el poder en Madrid
Cifuentes, hija de militar y de familia numerosa de derechas, se afili¨® a la Alianza Popular de Manuel Fraga con 16 a?os. En 1991, con 27, irrumpi¨® con fuerza en aquel antiguo parlamento regional madrile?o de la calle San Bernardo como diputada, con sus irrenunciables tacones, sus chillones modelos conjuntados de Moschino y su pelo rubio formando parte del tr¨ªo de las Gin Tonic, un grupo de diputadas populares que llamaban mucho la atenci¨®n pero a las que pr¨¢cticamente nadie en su partido hac¨ªa ning¨²n caso. All¨ª aguant¨® seis legislaturas pasando, sin molestar, por una decena de cargos m¨¢s institucionales que de relevancia pol¨ªtica.
Los que m¨¢s la ignoraban entonces y siguieron haciendo durante d¨¦cadas fueron sus jefes directos en el PP, Alberto Ruiz Gallard¨®n, Ana Botella, Esperanza Aguirre y sus pretorianos: Ignacio Gonz¨¢lez y Francisco Granados. Aprendi¨® el oficio, lo que funcionaba bien y, sobre todo, lo que se hac¨ªa muy mal. No se enfrent¨® nunca con ning¨²n sector del complicado PP de Madrid pero tampoco se decant¨® por ninguna de las partes.
En 2012, ya con Rajoy en La Moncloa, accedi¨® a un cargo m¨¢s rimbombante que operativo como el de delegada del Gobierno en Madrid, se rode¨® bien y le dedic¨® todo el empe?o. Estableci¨® su casa en su despacho y evolucion¨® hacia las posiciones m¨¢s modernas y progresistas del partido. Su despegue medi¨¢tico levant¨® ampollas y sus entonces ya exjefes empezaron a mirarla pero con recelo.
Ante las elecciones locales de 2015, Rajoy opt¨® por Cristina Cifuentes para liderar la candidatura a la Comunidad de Madrid, una de las instituciones m¨¢s relevantes de Espa?a, sin mirar m¨¢s al pasado. Cuando el verdadero poder ha estado finalmente en su mano, la rubia Cifuentes no ha querido vengarse pero tampoco tragarse los sapos ajenos.
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