La frontera de la indignidad
Miles de porteadores marroqu¨ªes sortean la miseria en el nuevo acceso de Ceuta, donde han muerto dos mujeres en dos meses
Martes 2 de mayo a las cinco de la ma?ana, en el lado marroqu¨ª de la frontera de Ceuta. Unos treinta hombres y mujeres con muletas y en silla de ruedas quieren pasar hacia Espa?a sin esperar la cola inmensa de porteadores, la gente que se dedica a cargar bultos desde Ceuta a Marruecos. Hay una cola para mujeres y otra para hombres. Las dos abarcan casi medio kil¨®metro, con gente que lleva esperando m¨¢s de 12 horas. Aunque cueste creerlo, los disminuidos f¨ªsicos tambi¨¦n cargar¨¢n con paquetes de varias decenas de kilos. Lo har¨¢n solos o con la ayuda de sus acompa?antes y vender¨¢n lo que traigan en la ciudad marroqu¨ª de Castillejos. Pa?ales, ropa de marca (lo que m¨¢s se cotiza), ropa usada, mantas, jabones, galletas, leche¡ Los productos se distribuir¨¢n despu¨¦s en cientos de tiendas repartidas en todo el pa¨ªs: Todo se revender¨¢ despu¨¦s en las calles de Marruecos dos o tres veces m¨¢s caro que en Espa?a.
El jefe de la polic¨ªa marroqu¨ª en la frontera conmina a los inv¨¢lidos a ponerse en la cola de hombres o mujeres. Y ellos se siguen negando.
-Han dejado ya pasar a unos cuarenta ciegos- se queja un porteador con muletas. ?Por qu¨¦ no a nosotros?
Aunque tambi¨¦n cueste creerlo, hay ciegos con bastones blancos que se ganan la vida cargando bultos. A la pobreza le acompa?a a veces la picaresca. ¡°No todo el que lleva muleta es cojo¡±, explica uno de los chavales que viven de ayudar a organizar las filas de coches. M¨¢s tarde, en el lado espa?ol, un supuesto ciego, ataviado con gorra, se ech¨® la visera hacia abajo y torci¨® la cabeza cuando este reportero sac¨® un tel¨¦fono para hacerle una foto. No obstante, la inmensa mayor¨ªa de los que est¨¢n ah¨ª guardando su turno, ciegos, cojos o sanos, viven al d¨ªa.
Los polic¨ªas han dejado pasar a unos cuarenta ciegos. ?Por qu¨¦ no a nosotros? Un porteador con muletas
El paso de Tarajal II se inaugur¨® el 27 de febrero para que los porteadores dispongan de un acceso exclusivo y no obstaculicen el tr¨¢fico de una frontera ya de por s¨ª muy saturada. Se trataba de marcar unas horas de paso, de siete a once de la ma?ana, en vez de toda la jornada. Pero el intento de ordenar el caos ha provocado varias avalanchas. Una mujer de 22 a?os, separada y con un hijo de cuatro a?os, muri¨® en marzo tras caer aplastada. Y el 25 de abril falleci¨® otra, de 40 a?os y seis hijos. Las autoridades marroqu¨ªes cerraron Tarajal II durante una semana para hacer obras y reanudaron el martes 2 de mayo el tr¨¢fico de porteadores por el lugar donde se acced¨ªa antes.
Un polic¨ªa sac¨® a los disminuidos f¨ªsicos de la cola general en esta madrugada del 2 de mayo. Tal vez lo hizo para evitar nuevas v¨ªctimas en posibles avalanchas. Pero ahora no los dejan pasar por el acceso de los coches y ellos no quieren regresar a ella. Durante unos minutos se sientan en el suelo y bloquean el paso de los autom¨®viles para protestar. El polic¨ªa discute con ellos a voces, les dice que est¨¢ bien, pero que entrar¨¢n solos, sin acompa?antes. Al cabo de una hora seguir¨¢n esperando.
¡°Para trabajar como porteador¡±, explica un joven de los que se buscan la vida en la frontera, ¡°hay que tener los papeles de residencia en la provincia de Tetu¨¢n. Mucha gente viene de otras partes de Marruecos, alquilan cualquier vivienda y sobornan a la autoridad de turno. El precio de esos papeles var¨ªa: unos han pagado 400 euros y otros mil, depende¡±.
Tambi¨¦n var¨ªa el precio de los bultos que lleven los porteadores en la espalda. ¡°Esto es como la bolsa, sube y baja cada d¨ªa. Ahora los bultos se est¨¢n pagando a 50 euros, pero puede subir mucho¡±. Las mujeres se quejan de que la cola no avanza. Y si no avanza y llegan las once de la ma?ana, se quedar¨¢n sin pasar al otro lado, sin los 50 euros del bulto. Hay un militar cada diez metros, pero eso no impide que de vez en cuando haya ri?as. ¡°Nos tratan como cabras y nos suelen pegar¡±, dice una de ellas. ¡°No pegan en el principio de la cola, porque ah¨ª han puesto c¨¢maras. Pero aqu¨ª, en el medio y el final de la cola, s¨ª que lo hacen¡±.
Una porteadora se?ala: ¡°Si alguien quiere saltarse la cola, deber¨¢ pagar 50 d¨ªrhams (cinco euros) al polic¨ªa marroqu¨ª. Y al regresar, si no quieren tener problemas, lo ideal es darle algo de vez en cuando al polic¨ªa marroqu¨ª: una caja de leche, de galleta, lo que sea. Ellos no necesitan ir a la tienda a comprar, lo tienen todo aqu¨ª¡±.
Ya en el lado espa?ol, los porteadores no tienen necesidad de adentrarse en Ceuta. Recogen su mercanc¨ªa en un pol¨ªgono situado cerca de la frontera. Desde febrero, la compa?¨ªa Prosegur se encarga de distribuir unos tiques entre los porteadores, para llevar un control de la gente que accede a diario. Hay porteadoras que est¨¢n a favor de ese sistema y otras en contra. Algunas dicen que as¨ª hay mucho m¨¢s control y otros se quejan de que hay quienes revenden el tique a 30 euros. ¡°Las que revenden son gente que no viven de esto. Son las marroqu¨ªes que van a trabajar en las casas de Ceuta¡±, explica F¨¢tima. Ella es partidaria del sistema anterior a la construcci¨®n del nuevo acceso. ¡°Antes pod¨ªamos dar hasta cuatro o cinco viajes en un d¨ªa. As¨ª he criado hoy a mis cuatro hijos. Y cuando la polic¨ªa me ve¨ªa embarazada me dejaba pasar primero¡±.
En lo alto de una explanada, en el lado marroqu¨ª, hay varios hombres junto a coches esperando la mercanc¨ªa. ¡°Los bultos suelen llevar marcas pintadas¡±, explica otro joven que se gana la vida en la frontera. ¡°Las marcas te dicen del empresario al que pertenece el paquete. La polic¨ªa conoce perfectamente esas marcas, desde lejos. Y sabe de sobra qu¨¦ bultos hay que dejar pasar¡±.
Adem¨¢s, de los porteadores, est¨¢ el negocio de los que cruzan con mercanc¨ªas en los llamados coches pateras. Pero ah¨ª no se aprecia tanta miseria ni humillaciones. Pero tambi¨¦n se maneja much¨ªsimo dinero y se obstruye el tr¨¢fico de una frontera siempre ajetreada.
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