La guerra de ¡°truenos y rayos¡± del Gobierno y las fiscal¨ªas
Rajoy, Santamar¨ªa y Catal¨¢ acordaron la estrategia para romper los cotos creados en los tres ¨®rganos fiscales m¨¢s relevantes de Espa?a
¡°La decisi¨®n es cambiar de verdad el funcionamiento de la fiscal¨ªa y romper el coto que se hab¨ªa creado en sus principales ¨®rganos medi¨¢ticos: la Audiencia Nacional y la oficina Anticorrupci¨®n¡±. El reconocimiento parte de unos de los autores fundamentales de esa nueva estrategia del Gobierno de Mariano Rajoy, que en su primer mandato en La Moncloa y durante el a?o en funciones mir¨® para otro lado y dej¨® hacer con los mandos y los m¨¦todos que hab¨ªa heredado del pasado. El ruido y las pol¨¦micas actuales, que afectan de lleno a los tres fiscales m¨¢s importantes del pa¨ªs, se explica en la decisi¨®n pol¨ªtica irrevocable al m¨¢s alto nivel de romper ahora esos estatus establecidos.
El Parlamento estudia ya por la petici¨®n de la oposici¨®n mayoritaria c¨®mo articular la reprobaci¨®n del ministro de Justicia, Rafael Catal¨¢, y del Fiscal General del Estado, Jos¨¦ Manuel Maza, por los constantes esc¨¢ndalos y acusaciones de injerencias pol¨ªticas que se suceden sobre los casos de corrupci¨®n que afectan al PP. Rajoy y Catal¨¢ negaron las presiones y defendieron esta semana en el Parlamento, en una dura sesi¨®n de control, la labor de Maza y su alter ego en la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, Manuel Moix, tambi¨¦n en el punto de mira por su proximidad con algunos cargos del PP y por sus actuaciones contrarias a los fiscales especiales que investigan por ejemplo el caso Lezo o la trama del 3% en Catalu?a.
Pero el plan del Gobierno Rajoy por meterle mano a la Fiscal¨ªa viene de atr¨¢s, aunque se fren¨® varias veces por razones pol¨ªticas, personales y coyunturales. Ahora se quiere librar esa batalla hasta el final, aguantar el chaparr¨®n de estos d¨ªas, esperar a que la marejada calme y lograr que al frente de las tres fiscal¨ªas m¨¢s trascendentes del Estado ¡°est¨¦n personas dispuestas a controlar esos ¨®rganos de poder sin miedo a las repercusiones medi¨¢ticas, a los l¨ªos o a dejarse influir por los amiguismos propios de este tipo de carreras muy corporativas¡±, seg¨²n un miembro del ejecutivo implicado en la tarea. En Justicia e Interior coinciden en el diagn¨®stico.
El primer nombramiento para lograr ese objetivo en el que se fij¨® el nuevo Gobierno de Rajoy, tras superar en noviembre el a?o en funciones por el bloqueo electoral, fue el del Fiscal General del Estado. El exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallard¨®n, hab¨ªa optado en la primera legislatura del PP en el poder por una figura de prestigio, Eduardo Torres Dulce. No se quiso hacer ruido ni molestar a nadie. No se realizaron grandes cambios ni se quiso mirar en profundidad lo que ocurr¨ªa en Catalu?a. Si se intu¨ªa fango la idea no era precisamente remangarse. Torres Dulce lleg¨® a pedir en privado su relevo precipitado en su ¨²ltimo a?o y se le conmin¨® a que esperase hasta encontrar un buen sustituto en un momento dif¨ªcil por llegar al final de la legislatura.
En septiembre de 2014 Catal¨¢ sustituy¨® a Gallard¨®n como ministro de Justicia y recibi¨® un encargo muy claro del presidente y de la vicepresidenta, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Lo hablaron claramente y llegaron a una conclusi¨®n: ¡°Hab¨ªa que hacer cambios no solo al frente de las principales fiscal¨ªas sino de su propio funcionamiento, con un compromiso m¨¢s fuerte y una disposici¨®n incluso a enfrentarse a compa?eros en disputas internas¡±. El perfil serio y capacitado que se busc¨® con Consuelo Madrigal para ese puesto tampoco cuaj¨® con lo que se pretend¨ªa, seg¨²n fuentes del Gobierno.
El problema con Madrigal no fue solo, que tambi¨¦n, que no quisiera remover de su cargo al hist¨®rico fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza. Madrigal quer¨ªa una fiscal¨ªa pac¨ªfica y el Gobierno ya estaba dispuesto a disputar esa guerra. Al a?o en funciones se lleg¨® con 35 fiscales prorrogados y a d¨ªa de hoy solo se han renovado a seis.
Rafael Catal¨¢ baraj¨® nuevos candidatos a la Fiscal¨ªa General y encontr¨® en Jos¨¦ Manuel Maza el curr¨ªculo que anhelaba. Un magistrado del Tribunal Supremo al final de su carrera, conservador, sin v¨ªnculos anteriores o de promoci¨®n con otros fiscales, con 63 a?os, con experiencia y ganas de cumplir su cometido. Maza lleg¨® en esa misma l¨ªnea con el mandato de renovar los puestos clave de la fiscal¨ªa en la Audiencia Nacional y en Anticorrupci¨®n pero con procedimientos diferentes en cada caso.
¡°Las fiscal¨ªas de la Audiencia, aunque ahora ya menos, y la de Anticorrupci¨®n, son dos ¨®rganos de poder muy potentes y los fiscales que piden trabajar ah¨ª no lo hacen por casualidad sino porque les gusta esa conjunci¨®n de poder, complejidad e importancia de los casos y notoriedad¡±, explica un alto cargo del Gobierno implicado en esta operaci¨®n. Lo mismo sucedi¨® durante una ¨¦poca y ocurre a¨²n en parte con los jueces de instrucci¨®n de la Audiencia. El fiscal jefe de la Audiencia, Javier Zaragoza, llevaba ya 11 a?os en esa privilegiada atalaya, bajo ejecutivos de todos los colores y con su personalidad fuerte y avasalladora se hab¨ªa convertido en un personaje casi indiscutible y que parec¨ªa insustituible. El fiscal anticorrupci¨®n Antonio Salinas ten¨ªa ya 71 a?os y llevaba tambi¨¦n 14 en esa funci¨®n.
Maza estudi¨® ah¨ª dos relevos diferentes con el benepl¨¢cito de Catal¨¢ y la c¨²pula del Gobierno. En la Audiencia se opt¨® por la salida m¨¢s f¨¢cil y te¨®ricamente menos dram¨¢tica. Se ascendi¨® a fiscal jefe a Jes¨²s Alonso, que era el n¨²mero dos de Zaragoza. Pero no ha resultado tan sencillo. La personalidad y las maneras de Zaragoza a¨²n tienen mucho ascendente y el cambio no ha sido todav¨ªa bien digerido.
En Anticorrupci¨®n hac¨ªa falta poner orden, embridar el funcionamiento casi sin mando que hab¨ªa delegado sobre sus m¨¢s de 20 fiscales en sus ¨²ltimos a?os Salinas por enfermedad y para esa labor se encontr¨® a Manuel Moix, que hab¨ªa sido fiscal jefe en Madrid muchos a?os. Moix ten¨ªa la virtud para Maza y el ejecutivo de que no era un fiscal especializado en corrupci¨®n, que es una de las carencias que le han achacado los que le critican frente a los otros candidatos que compitieron por ese puesto. Maza no quer¨ªa un fiscal m¨¢s de la casa, seleccion¨® un jefe, que se atreviera a coordinar, tomar partido y mojarse.
Manuel Moix lleg¨® y quiso mandar. En el caso del 3% en Catalu?a acab¨® con la excepcionalidad de los fiscales especiales enviados desde Madrid y volvi¨® a remitir la investigaci¨®n a Barcelona y el caso Lezo cuestion¨® algunas ¨®rdenes e intenciones de los fiscales Carlos I¨¢?ez y Carmen Garc¨ªa Cerd¨¢. Unas grabaciones entre los populares Eduardo Zaplana e Ignacio Gonz¨¢lez revelaron luego que en algunos c¨ªrculos del PP se le consideraba ¡°un fiscal cojonudo¡± y le dejaron en un terreno de juego a¨²n m¨¢s comprometido.
Los fiscales Ia?ez y Garc¨ªa, agobiados de trabajo en el caso Lezo para desenmara?ar las tramas del Canal de Isabel II impulsadas por la familia de Ignacio Gonz¨¢lez, respondieron esta semana a la petici¨®n de libertad del expresidente madrile?o con un escrito confuso de 43 p¨¢ginas en el que se alude a una ¡°presunta investigaci¨®n 'chivada' del Secretario de Estado de Seguridad¡±. Luego rectificaron. Y se justific¨® que hab¨ªan elaborado una respuesta demasiado r¨¢pida y amplia para lo habitual, con ¡°corta pegas incluso de informes declarados secretos de la UCO¡±. El alto cargo afectado, Jos¨¦ Antonio Niego, atosigado sobre todo desde un PSOE en una oposici¨®n enardecida y en plena fase final de sus primarias, acept¨® a rega?adientes esas explicaciones y acab¨® por confesar en Libertad Digital su mala suerte: ¡°Estoy en medio de una guerra de los que tienen los truenos y los rayos¡±.
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