S¨¢nchez-D¨ªaz, un desprecio controlado
El exsecretario general centra su discurso en la abstenci¨®n, mientras la presidenta andaluza le reprocha sus resultados electorales
Susana D¨ªaz y Pedro S¨¢nchez se desprecian. Este hecho carecer¨ªa de importancia si no fuera porque son dos dirigentes pol¨ªticos, reci¨¦n entrados en la cuarentena, que aspiran a dirigir un partido centenario que est¨¢ fracturado por la mitad y que busca su identidad en un entorno de crisis, de avance de los populismos y de cambios sociales vertiginosos como consecuencia de la globalizaci¨®n.
Los dos archienemigos pudieron hablar, al fin, sobre el terremoto que sufre el PSOE desde hace demasiado tiempo, sin estridencias ni subidas de tono, pese a alg¨²n momento de tensi¨®n puntual que fue bien controlado. En el discurso de S¨¢nchez, como era previsible, todo gir¨® en torno a la decisi¨®n auspiciada por la gestora de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy ¡ª¡°el peor error en muchos a?os¡±¡ª, un argumento sencillo, rotundo, que le ha permitido construir un relato de martirologio ante buena parte de la militancia, agitada durante meses por el ¡°no es no¡±.
Casi tan importante fue la estrategia dial¨¦ctica que utiliz¨® el ex secretario general. El PSOE, dijo, se enfrenta a dos modelos: el de los militantes (el suyo) o el de los notables (el de D¨ªaz). La socialdemocracia solo tiene dos salidas: la portuguesa que ¨¦l defiende (convergencia de las formaciones de izquierda) o la gran coalici¨®n (acuerdos entre izquierda y derecha). En su cosmovisi¨®n todo es blanco o negro, solo hay buenos y malos, como si en la vida (?y en la pol¨ªtica m¨¢s!) no hubiera matices. Una estrategia divisiva que le ha permitido llegar al tramo final de las primarias con opciones ciertas de victoria pese a tener en contra a casi toda la historia reciente del PSOE, desde Felipe Gonz¨¢lez a Zapatero, pasando por Rubalcaba.
Susana D¨ªaz pas¨® de puntillas sobre la abstenci¨®n y puso el foco en que S¨¢nchez era el responsable ¡°del mayor desastre electoral¡± del PSOE en democracia. La presidenta andaluza intent¨® dibujar a S¨¢nchez como un pol¨ªtico inconsistente, atrapado en contradicciones y que va dando bandazos seg¨²n sus propios intereses (¡°no eres proCiudadanos ni proPodemos, eres proPedro¡±). Consciente de que para los miles de militantes que apoyan a S¨¢nchez es la principal responsable de la traum¨¢tica renuncia del exsecretario general, D¨ªaz se cuid¨® de entrar en un debate ¨¢spero con el exl¨ªder socialista y limit¨® lo ocurrido a la l¨®gica electoral. Si pierdes, te vas. ¡°La ra¨ªz del problema es que tenemos 85 diputados¡±, asegur¨®.
El papel interpretado por Patxi L¨®pez estaba destinado a ser menor ante el esperado duelo de sus dos rivales, pero no fue as¨ª. El exlehendakari se hizo finalmente un hueco entre D¨ªaz y S¨¢nchez con sus an¨¢lisis razonables del pasado y del futuro del PSOE y sus apelaciones a la unidad. Y como momento cumbre dej¨® ese instante en el que se puso profesoral y pregunt¨®: ¡°Pedro, ?t¨² sabes qu¨¦ es una naci¨®n?¡±.
A esas alturas del debate ya estaban al descubierto los dos problemas m¨¢s urgentes que tiene el pr¨®ximo l¨ªder del PSOE: el modelo de partido y el debate territorial.
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