El purgatorio de Juan Carlos I
Tercer aniversario de la abdicaci¨®n del rey que opt¨® por la democracia para Espa?a
Juan Carlos I cumple este viernes tres a?os fuera del trono desde el que, al morir el dictador Francisco Franco, reorient¨® la historia de Espa?a hacia la democracia. Durante estos a?os, en los que su hijo Felipe VI ha definido su propio perfil como jefe del Estado, el rey em¨¦rito no ha quedado sepultado en el olvido para bien ni para mal. Sus casi cuatro d¨¦cadas de reinado pesan demasiado en el imaginario espa?ol, tanto para quienes aprecian su aportaci¨®n en ese per¨ªodo estable y pr¨®spero como para aquellos que lo rechazan por principios republicanos o como consecuencia de los desaciertos que lo llevaron a la abdicaci¨®n.
El padre de Felipe VI, con intensidades fluctuantes, no ha desaparecido de la actualidad en estos tres a?os, en cuyo ¨²ltimo tramo ha repetido sus apariciones junto a sus familiares. Ha mantenido, por una parte, una relativa actividad oficial en la vida p¨²blica. Desde su abdicaci¨®n ha protagonizado cerca de 80 actos y ocho viajes oficiales, muchos de ellos de car¨¢cter cultural, pero tambi¨¦n de significativa presencia pol¨ªtica. Es el caso de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, la inauguraci¨®n del Canal de Panam¨¢, los funerales de Fidel Castro o varias tomas de posesi¨®n de presidentes iberoamericanos. Incluso actos asociados a destacables acontecimientos que tuvieron lugar durante su reinado, como las conmemoraciones del 25 aniversario de la Expo de Sevilla o del 30 aniversario de la firma del Tratado de Adhesi¨®n de Espa?a a las Comunidades Europeas.
Pero por la otra parte, las r¨¦plicas de las sacudidas que propiciaron la abdicaci¨®n, como el ruido del caso N¨®os o los asuntos relacionados con sus deslices sentimentales, tampoco han dejado de aflorar de forma peri¨®dica. Las sospechas de que La Zarzuela hubiese sido condescendiente con los tejemanejes del marido de Cristina de Borb¨®n, a la espera de la sanci¨®n final, no se han disipado del todo con la absoluci¨®n de la infanta. Y, adem¨¢s, las denominadas cloacas del Ministerio del Interior no han parado de supurar aspectos perturbadores de sus escarceos, incluso con grabaciones realizadas por el CSID (ahora CNI), con prop¨®sitos espurios.
El burbujeo de ese caldo morboso no ha dejado en este tiempo de remover (y conmover) de forma peri¨®dica la opini¨®n p¨²blica, incidiendo en los claroscuros de su figura, un zarandeo que el director de la C¨¢tedra Monarqu¨ªa Parlamentaria, Juan Jos¨¦ Laborda, considera propio de un momento en el que la crisis econ¨®mica deriva en pol¨ªtica y la ciudadan¨ªa somete a todas las instituciones ¡°a un escrutinio, y a una c¨®lera tambi¨¦n¡±.
Noticia esperada
Pero el reinado de Juan Carlos I no es solo ese momento ag¨®nico en el que tuvo que pedir perd¨®n (un acontecimiento extraordinario en la vida p¨²blica espa?ola) y que desemboc¨® en su abdicaci¨®n, que comunic¨® el 2 de junio de 2014 el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Esa decisi¨®n, tomada a sus 76 a?os y rodeada de contrariedades f¨ªsicas, liber¨® buena parte de la presi¨®n acumulada en un momento en el que sobre Espa?a pend¨ªa la intervenci¨®n, mientras la crisis econ¨®mica devastaba la sociedad y corro¨ªa el sistema que mayor per¨ªodo de tranquilidad pol¨ªtica ha conferido al pa¨ªs.
Los diversos esc¨¢ndalos cocidos al fervor del drama econ¨®mico, y las intervenciones quir¨²rgicas envueltas en pol¨¦micas afectivas y cineg¨¦ticas, hab¨ªan perjudicado sensiblemente su popularidad, comprometiendo la continuidad de la Corona en Espa?a. Fue una noticia esperada por los defensores de la Monarqu¨ªa por considerarla necesaria para asegurar el futuro de la instituci¨®n, pero igualmente bien acogida por los republicanos, que vieron en ese trance una brecha propicia para un cambio del modelo de Estado.
Tres a?os despu¨¦s, Felipe VI, con su estilo y conducta, ha recuperado la confianza en la Corona, seg¨²n los datos del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas. La Monarqu¨ªa, como problema, solo inquieta al 0,1% de los espa?oles. La instituci¨®n ha conjurado de momento las amenazas, pero el rey em¨¦rito arde todav¨ªa en el purgatorio. Una met¨¢fora de su situaci¨®n es el documental Yo, Juan Carlos I, rey de Espa?a, realizado poco antes de la abdicaci¨®n por el director de cine hispano-franc¨¦s Miguel Courtois, y todav¨ªa retenido sin emitir por RTVE.
La inquietud de La Zarzuela es que aquel episodio final de Juan Carlos I acabe contagiando todo su reinado, una etapa conceptuada por los especialistas como la de mayor pujanza democr¨¢tica y econ¨®mica de Espa?a y en la que su acci¨®n como jefe del Estado fue determinante: trajo la democracia a Espa?a, la defendi¨® frente a los golpistas y ayud¨® a situar al pa¨ªs en el mundo. El desaf¨ªo para la Corona y para los defensores de su legado es c¨®mo poner fin a esa expiaci¨®n y que esas luces prevalezcan a sus sombras.
Acto de Felipe VI y su padre en Galicia
En las ¨²ltimas semanas, Juan Carlos I ha coincidido en varios actos con Felipe VI. Algunos de ellos formaban parte de la agenda de actividades del Rey; otros ten¨ªan un car¨¢cter familiar, como el funeral de su t¨ªa Alicia de Borb¨®n y la comuni¨®n de la infanta Sof¨ªa. Pero todos, tras el desgarro familiar y el resto de acontecimientos que forzaron el cambio din¨¢stico hace tres a?os, transmit¨ªan sensaci¨®n de unidad, incluso de reivindicaci¨®n y rescate del rey em¨¦rito.
Este viernes, coincidiendo con el tercer aniversario de la abdicaci¨®n, el Rey y su padre protagonizan otro acto, nada casual, en Galicia. Ambos participan en la conmemoraci¨®n del 300 aniversario de la creaci¨®n de la compa?¨ªa de guardias marinas en la Escuela Naval Militar, en Mar¨ªn (Pontevedra). Un acto que, m¨¢s all¨¢ de su cometido espec¨ªfico, tendr¨¢ potentes connotaciones. Transmitir¨¢ una imagen de apoyo del hijo al padre y de continuidad en los logros que la Corona comport¨® para la Espa?a de mediados de los setenta.
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