?La Espa?a democr¨¢tica, desde Par¨ªs!
Cualquiera que fuese el an¨¢lisis, los resultados del 15 de junio pon¨ªan de manifiesto que no era la Espa?a de los se?oritos la que hab¨ªa ganado
Las elecciones del 15 de junio de 1977 en Espa?a fueron un hito cualitativo en la modificaci¨®n del imaginario franc¨¦s sobre el pa¨ªs vecino. Hasta esa fecha, la mirada francesa vacilaba m¨¢s o menos entre dos representaciones: para la mayor¨ªa de la opini¨®n p¨²blica ¡ªaunque la muerte de Franco fue percibida como una ruptura importante¡ª, la imagen tradicional del pa¨ªs quedaba vinculada con el autoritarismo pol¨ªtico y el cierre cultural. Para las ¨¦lites culturales, pol¨ªticas y sociales, todo lo contrario: la desaparici¨®n del dictador hab¨ªa abierto un ciclo positivo en el que nuevos partidos pol¨ªticos, encarnados simb¨®licamente por figuras desconocidas (Adolfo Su¨¢rez y Felipe Gonz¨¢lez), estaban buscando, pese a todas las dificultades del proceso de transici¨®n, la consolidaci¨®n de un sistema democr¨¢tico viable para un pa¨ªs que, desde 1939, viv¨ªa bajo la f¨¦rrea dictadura del caudillo. Que las elecciones hubieran dado la victoria a una u otra de estas dos fuerzas, visto desde Par¨ªs, no habr¨ªa cambiado mucho las coordenadas pol¨ªticas: la verdadera victoria ha sido la de la propia democracia, la del sistema pluralista que cambiar¨ªa definitivamente el rumbo hist¨®rico de Espa?a. Los espa?oles hab¨ªan votado por un cambio de r¨¦gimen pol¨ªtico.
El proceso de transici¨®n daba la impresi¨®n de ser controlado no solo por fuerzas pol¨ªticas internas, sino tambi¨¦n por una suerte de consenso internacional, especialmente europeo y norteamericano, para ayudar a Espa?a a unirse al consorcio de las naciones democr¨¢ticas. La democracia llegaba a Espa?a despu¨¦s de la portuguesa Revoluci¨®n de los Claveles, la ca¨ªda de la dictadura de los coroneles en Grecia y en pleno ascenso del aggiornamento eurocomunista espa?ol, italiano y franc¨¦s, simb¨®licamente marcado por la cumbre de Madrid de marzo de 1977.
El resultado electoral, que consagraba la victoria de la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD) y un excelente marcador del PSOE, fue percibido como un mensaje claro de la ciudadan¨ªa espa?ola: la v¨ªa elegida ser¨ªa la liquidaci¨®n progresiva, lenta, del pasado franquista sin juicio a su sangrienta historia; un acuerdo entre fuerzas nuevas para pasar p¨¢gina, silenciar los efectos de 40 a?os de tragedia y crear instituciones democr¨¢ticas para resolver los asuntos pendientes. Es decir, la elaboraci¨®n de una Constituci¨®n consensuada, que deb¨ªa organizar la diversidad espa?ola en un marco legal com¨²n y compartido.
El proceso de transici¨®n daba la impresi¨®n de ser controlado por una suerte de consenso internacional para ayudar a Espa?a a unirse al consorcio de las naciones democr¨¢ticas
Dentro de esta visi¨®n global, hab¨ªa varias interpretaciones. Para la derecha francesa, el resultado de las elecciones confirmaba la madurez del proceso elegido bajo la batuta de la monarqu¨ªa espa?ola y se daba como un legado p¨®stumo, casi positivo, del franquismo; al fin y al cabo, se dec¨ªa, es la sabidur¨ªa de la derecha conservadora y moderada, sentada en el poder a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas de la dictadura franquista, la que permit¨ªa esta institucionalizaci¨®n pac¨ªfica de la democracia. Espa?a no vuelve a la rep¨²blica, pero la monarqu¨ªa garantiza el sistema democr¨¢tico.
La izquierda, por su parte, ve¨ªa el proceso con muchos m¨¢s matices. Por un lado, como una consolidaci¨®n bienvenida de la democratizaci¨®n posdictatorial, pero, por otro, como la elecci¨®n de una senda estrat¨¦gica diferente de la que prevalec¨ªa en Francia con la pol¨ªtica de ¡°uni¨®n de la izquierda¡±, propuesta por Fran?ois Mitterrand, que un¨ªa en una alianza, aunque conflictiva, al Partido Socialista, al Partido Comunista Franc¨¦s y al Movimiento Radical.
Para el Partido Socialista Franc¨¦s, el PSOE se hab¨ªa posicionado en un espacio social dem¨®crata con una apertura hacia el centro izquierda. Esta orientaci¨®n lo situaba claramente en el orbe de la socialdemocracia alemana, bastante lejos de la v¨ªa socialista francesa.
Para el Partido Comunista Franc¨¦s, embarcado cada vez m¨¢s a su pesar en la nave de Fran?ois Mitterrand, el resultado del Partido Comunista de Espa?a (18 diputados frente a los 118 del PSOE) pon¨ªa fin a la esperanza eurocomunista y pod¨ªa anunciar su propio declive.
Cualquiera que sea el an¨¢lisis, las elecciones de 1977 significaron para todos una cosa: quien hab¨ªa ganado ese 15 de junio no era la Espa?a de los se?oritos, la Guardia Civil represiva, ni los campos bajo la f¨¦rula de los curas, sino la de los ciudadanos modernos, urbanos y diversos. En una palabra, ciudadanos de una Espa?a que se estaba integrando irrevocablemente en el conjunto de las naciones modernas, y que daba una belle lecci¨®n de democracia.