Historia de un desaf¨ªo en cinco actos
La Generalitat marca un nuevo horizonte de ruptura tras un lustro de hechos consumados fuera de la ley
Lo primero que Artur Mas pidi¨® fue dinero. El ¡°pacto fiscal¡±. Casi cinco a?os despu¨¦s, el Gobierno de su sucesor, Carles Puigdemont, ha anunciado la fecha y la pregunta de un refer¨¦ndum de independencia que estar¨ªa, si se celebra, fuera de la ley, y con el que pretende ¡ªsi triunfase el s¨ª¡ªque Catalu?a se separe autom¨¢ticamente del resto de Espa?a. Entre medias ha habido un reguero de declaraciones de intenciones y hechos consumados con los que la Generalitat catalana ha ido asfaltando su camino. La respuesta del Gobierno del PP ha sido siempre la misma: impugnar cada envite ante los tribunales y esperar a que un d¨ªa cesaran. Este es un resumen de lo sucedido en un lustro vertiginoso en el que una instituci¨®n del Estado, la Generalitat, se declar¨® al margen de las leyes del Estado.
1. El pacto fiscal
Hab¨ªan pasado dos a?os de la sentencia que recort¨® el Estatuto de Autonom¨ªa por inconstitucional ¡ªgenerando un fuerte rechazo en una parte de la poblaci¨®n de Catalu?a¡ª cuando, en 2012, la Generalitat plante¨® su pulso. Fue el 20 de septiembre con una reuni¨®n en La Moncloa entre Mariano Rajoy y Artur Mas. El entonces presidente catal¨¢n, cuyo Gobierno, ahogado por la crisis econ¨®mica, llevaba dos a?os aplicando profundos recortes en Catalu?a ¡ªy sufriendo las protestas ciudadanas por ello¡ª, y que acababa de pedir formalmente el rescate al Estado para poder afrontar pagos, lleg¨® a La Moncloa con una exigencia: el ¡°pacto fiscal¡±. Una reclamaci¨®n que hab¨ªa aprobado dos meses antes el Parlamento de Catalu?a y que hab¨ªa estado en el centro de la Diada del 11-S de ese a?o (la que inici¨® el ciclo de las Diadas multitudinarias). Lo que ped¨ªa la Generalitat era un modelo de financiaci¨®n para Catalu?a mejor que el del resto de comunidades del sistema com¨²n, es decir, similar al vasco y al navarro. Rajoy dijo no.
En la conferencia de prensa tras ese encuentro, Mas afirm¨®: ¡°No tiene sentido obcecarse en un camino que est¨¢ cerrado¡±. ¡°Constatando que esto no ha ido bien, ser¨ªa un error insistir. Catalu?a tiene que hacer una profunda reflexi¨®n¡±, dijo, emplaz¨¢ndose a ¡°tomar decisiones¡± en breve. Subray¨®, eso s¨ª, que no lo planteaba ¡°en t¨¦rminos de ruptura con Espa?a¡±, porque ¡°esto en Europa no se entender¨ªa¡± y llevar¨ªa ¡°al aislamiento total¡±.
2. Catalu?a, soberana
S¨®lo una semana despu¨¦s de esa conferencia de prensa, a mitad de legislatura, Mas disolv¨ªa el Parlament y convocaba elecciones. Y dos d¨ªas m¨¢s tarde, el 27 de septiembre, la C¨¢mara catalana acordaba, a instancias del president, celebrar una ¡°consulta¡± de autodeterminaci¨®n en la legislatura siguiente. Mas detall¨®: ¡°Primero hay que intentarlo de acuerdo con las leyes, y, si no se puede, hacerlo igualmente. La consulta debe producirse en cualquier caso. Si se puede hacer la v¨ªa del refer¨¦ndum porque el Gobierno lo autoriza, mejor. Si no, debe hacerse igualmente¡±. La campa?a de las auton¨®micas del 25 de noviembre ¡ªinicio del declive de Converg¨¨ncia y de la ascensi¨®n de ERC¡ª gir¨® as¨ª en torno a un ¨²nico tema: soberanismo s¨ª o no.
Apenas dos meses despu¨¦s, el 23 de enero de 2013, el Parlamento catal¨¢n aprobaba otra resoluci¨®n en la que declaraba que ¡°el pueblo de Catalu?a tiene, por razones de legitimidad democr¨¢tica, car¨¢cter de sujeto pol¨ªtico y jur¨ªdico soberano¡±. El Gobierno de Rajoy impugn¨® ese texto ante el Tribunal Constitucional y este lo anul¨® un a?o m¨¢s tarde, se?alando que la soberan¨ªa es de todo el pueblo espa?ol, no de una parte.
Pero, apoy¨¢ndose en esa resoluci¨®n e ignorando al tribunal, los partidos independentistas ¡ªpara esa fechas Converg¨¨ncia ya lo era, tanto como siempre lo hab¨ªan sido ERC y la CUP¡ª emplearon los meses siguientes en anunciar que de una u otra forma el refer¨¦ndum se har¨ªa. Crearon la Comisi¨®n del Derecho a Decidir, reservaron dinero en los presupuestos... Y en diciembre de ese a?o, en un acto solemne, anunciaron la fecha: 9 de noviembre de 2014. Rajoy respondi¨®: ¡°Garantizo que ese refer¨¦ndum no se va a celebrar. Es inconstitucional¡±.
3. La consulta del 9-N
El refer¨¦ndum se celebr¨®, aunque con otro nombre. Mas lo convoc¨® dos veces: primero lo llam¨® ¡°consulta sobre el futuro de Catalu?a¡±, y firm¨® el decreto de convocatoria de su pu?o y letra. Al ordenar su suspensi¨®n el Constitucional (a instancias del Gobierno), Mas rebautiz¨® el refer¨¦ndum como ¡°proceso participativo¡± y ya no firm¨® ning¨²n decreto: se limit¨® a anunciarlo en rueda de prensa, sin papeles que impugnar. Aun as¨ª el Constitucional volvi¨® a suspenderlo. La Generalitat sigui¨® adelante, alegando que la consulta hab¨ªa quedado en su fase final en manos de voluntarios, aunque todo lo fundamental estaba ya hecho: la campa?a publicitaria, la compra de urnas y papeletas, las indicaciones para abrir los colegios...
El Gobierno del PP asegur¨® hasta tres d¨ªas antes de la jornada de votaci¨®n que esa consulta no se celebrar¨ªa. Dirigentes del PP y del PSOE sosten¨ªan en privado que estaban convencidos de que Mas no cruzar¨ªa el rubic¨®n de saltarse la ley y desafiar a los tribunales de forma tan expresa. Pero el jueves anterior a la consulta, cuando ya parec¨ªa evidente que Mas s¨ª iba a cruzar esa l¨ªnea, el ministro de Justicia, Rafael Catal¨¢, compareci¨® para deslizar que el Gobierno no intervendr¨ªa para evitar la votaci¨®n, siempre y cuando esta fuese un mero ejercicio ciudadano de ¡°libertad de expresi¨®n¡± y no hubiera una participaci¨®n directa de la Generalitat.
As¨ª que la consulta se celebr¨®. Votaron 2,3 millones de personas (un tercio de los que ten¨ªan derecho a voto), gan¨® el s¨ª a la independencia con un 80,7%. Casi tres a?os m¨¢s tarde, en este 2017, los tribunales dictaminar¨ªan que aquella consulta estuvo siempre en manos de la Generalitat, que la cesi¨®n a los voluntarios fue una mascarada.
4. El ¡®plebiscito¡¯
Como el propio Govern hab¨ªa restado car¨¢cter vinculante al 9-N, lo siguiente que hizo fue volver a adelantar las elecciones auton¨®micas a mitad de legislatura, poni¨¦ndoles esta vez el apellido de ¡°plebiscitarias¡±: Mas anunci¨® en enero de 2015 unos comicios que se celebrar¨ªan nueve meses m¨¢s tarde, el 27 de septiembre ¡ªde modo que no se habl¨® pr¨¢cticamente de otra cosa en todo el a?o¡ª. Y adelant¨® que interpretar¨ªa el resultado como un s¨ª o un no a la independencia. Para enfatizar esa opci¨®n, Converg¨¨ncia y ERC concurrir¨ªan por primera vez juntos en una lista ¨²nica, Junts pel S¨ª, y centrar¨ªan la campa?a ¡ªde nuevo¡ª en la aspiraci¨®n soberanista.
¡°Estamos actuando en leg¨ªtima defensa ante el ataque sistem¨¢tico del Gobierno y muchos poderes del Estado¡±, dijo el president, despu¨¦s de pactar con Oriol Junqueras, l¨ªder de ERC, una hoja de ruta que implicaba declarar la secesi¨®n en 18 meses si ganaban el 27-S. Ese salto sin red de Converg¨¨ncia dej¨® otro da?o colateral: la ruptura de la hist¨®rica alianza democristiana CiU.
El independentismo gan¨® las elecciones pero perdi¨® el ¡°plebiscito¡±: Junts pel S¨ª y la CUP sumaron el 47,8% de los votos, aunque ¡ªen aplicaci¨®n de la ley electoral¡ª se hicieron con la mayor¨ªa absoluta de esca?os. A eso se agarraron para no cejar. ¡°No aflojaremos. Hemos ganado con todo en contra, y esto nos da una enorme fuerza y una gran legitimidad para sacar adelante este proyecto¡±, dijo Mas la misma noche electoral. Y Junqueras: ¡°Tenemos una mayor¨ªa m¨¢s que suficiente para sacar adelante la independencia de Catalu?a¡±. Rajoy compareci¨® al d¨ªa siguiente: tras se?alar que la independencia, adem¨¢s de ser ilegal, no ten¨ªa ¡°el apoyo de la mayor¨ªa de la sociedad catalana¡±, ofreci¨® a la Generalitat ¡°di¨¢logo y lealtad institucional¡±.
5. Desobediencia en cascada
A partir de ese 27-S de 2015, todo se acelera. El 9 de noviembre, el Parlamento catal¨¢n aprueba la resoluci¨®n que pretende ser definitiva: un texto que declara el ¡°inicio del proceso de creaci¨®n del Estado catal¨¢n independiente¡±, insta a desobedecer al resto de instituciones espa?olas (empezando por el Tribunal Constitucional) y conmina a la Generalitat a cumplir solo las leyes emanadas de la C¨¢mara regional. El Gobierno de Rajoy tambi¨¦n cambia el paso: aprueba en solitario una reforma legal muy controvertida que da al Constitucional poder para inhabilitar a cargos p¨²blicos. Mientras, el tribunal advierte al Parlament y a su presidenta, Carme Forcadell, de que cualquier iniciativa vinculada a la resoluci¨®n de noviembre es ilegal, y avisa de consecuencias penales.
Forcadell, los diputados independentistas y el Govern ¡ªya presidido por Carles Puigdemont, tras forzar la CUP la renuncia de Mas¡ª ignoran esas advertencias: el Parlament aprueba resoluciones referidas a un nuevo refer¨¦ndum, al ¡°proceso constituyente¡±, a las tres ¡°leyes de ruptura¡± para una Catalu?a independiente... Llegan en 2016 las querellas de la fiscal¨ªa contra Forcadell y otros miembros de la Mesa; y las notificaciones al Govern record¨¢ndole que debe acatar las sentencias del Constitucional. Al mismo tiempo se produce el juicio a Mas y tres exconsejeros (Francesc Homs, Joana Ortega e Irene Rigau) por la consulta del 9-N. Los cuatro son condenados a penas de inhabilitaci¨®n por desobediencia. Afirman: ¡°Lo volver¨ªamos a hacer¡±.
En marzo de este a?o, el Parlament destina una partida presupuestaria para el refer¨¦ndum, a pesar de los avisos de los letrados de la C¨¢mara. Y los partidos independentistas impulsan un nuevo reglamento para aprobar, si llega el momento, una Ley de Transitoriedad Jur¨ªdica que active la ruptura en 24 horas y sin debate parlamentario. Desde ayer hay un nuevo horizonte: otro refer¨¦ndum de independencia, el 1 de octubre, que esta vez, seg¨²n pretende la Generalitat, s¨ª ser¨ªa vinculante. El Gobierno de Rajoy asegura que ¡°no se celebrar¨¢¡±. El envite se ha convertido en ¨®rdago.
El colch¨®n de la calle, el cerco de la corrupci¨®n
El independentismo catal¨¢n sit¨²a en la sentencia del Tribunal Constitucional que recort¨® en julio de 2010 el Estatuto de Autonom¨ªa el punto de inflexi¨®n que dispar¨® la indignaci¨®n de gran parte de la sociedad catalana. Esa sentencia dio lugar a una enorme manifestaci¨®n convocada por el Govern del socialista Jos¨¦ Montilla aquel verano (m¨¢s de 400.000 personas). Despu¨¦s, a la Diada del 11 de septiembre ¡ªla marcha de referencia de los independentistas¡ª acudieron unas 9.000 personas. Y a la del a?o siguiente, unas 10.000.
El ciclo de las Diadas multitudinarias, con cientos de miles de personas, comenz¨® en 2012 bajo el lema Catalu?a, nuevo Estado de Europa y reclamando un nuevo sistema de financiaci¨®n, el pacto fiscal. En 2013 y 2014 siguieron siendo masivas, ya con la consulta de secesi¨®n como bandera, organizadas por las entidades Asamblea Nacional Catalana y ?mnium y en paralelo al plan trazado por la Generalitat y la mayor¨ªa del Parlament. La Diada de 2015 y la de 2016 mantuvieron el respaldo al proyecto independentista.
Ese apoyo de cientos de miles de catalanes en la calle, en una regi¨®n con 7,5 millones de habitantes, ha sido el gran colch¨®n para la Generalitat y el partido que la preside: Converg¨¨ncia (CDC, ahora PDeCAT). La cruz ha sido la lista de casos de corrupci¨®n que han afectado de lleno al partido en estos a?os: desde 2011 se han instruido el caso Palau y el caso 3% (ambos apuntan a la financiaci¨®n ilegal de CDC), toda la familia Pujol ha sido imputada por blanqueo, el expresident Pujol ha confesado una fortuna sin declarar en el extranjero, las sedes de CDC han sido embargadas y su tesorero ha sido detenido.
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