Cuarenta d¨ªas en prisi¨®n por viajar a Palmira
Un arquitecto navarro fue detenido y encarcelado en EE UU por haber visitado L¨ªbano y Siria. Ha sido deportado a Espa?a sin explicaciones
La primera v¨ªctima espa?ola del endurecimiento de las pol¨ªticas migratorias de Estados Unidos con Donald Trump ha sido el arquitecto navarro de 32 a?os Leandro P¨¦rez Cadarso, detenido en la frontera de Tijuana, supuestamente por haber viajado a Siria hace seis a?os. Sin cargos ni explicaciones, encadenado de pies, manos y cintura, sufri¨® tratos vejatorios y un encierro de 40 d¨ªas en instalaciones penitenciarias de San Diego y Cal¨¦xico. Fue deportado y lleg¨® a Madrid hace 10 d¨ªas. Es v¨ªctima por partida doble pues hace cuatro a?os emigr¨® a M¨¦xico para buscarse la vida ante la imposibilidad de encontrar trabajo en Espa?a. Se fue pensando siempre en volver. Miles de licenciados de su edad hicieron lo mismo, pero ninguno ha padecido la pesadilla, la tremenda injusticia que Leandro P¨¦rez relata a EL PA?S porque considera su deber hacerlo.
¡°He pasado momentos angustiosos¡±, reconoce el joven profesional. Le uniformaron con un buzo y chanclas naranjas, el color de Guant¨¢namo, y con el azul de recluso, y nunca supo el porqu¨¦ de la afrenta. ¡°No lo entend¨ªa. No hab¨ªa hecho nada malo, ni hab¨ªa cometido ninguna ilegalidad. Nadie me explicaba nada. Llegu¨¦ a pensar en lo peor, que alg¨²n delincuente se llamaba como yo, o que alguien me hab¨ªa metido droga en mi mochila¡±. No puede volver a Estados Unidos hasta pasados cinco a?os.
Rubio de ojos azules y universitario, destacaba entre los centroamericanos, africanos, indios, y chinos con los que comparti¨® prisi¨®n, penalidades y las impactantes lacras del analfabetismo y la delincuencia. Hasta conocerle, le miraban con curiosidad y cierta desconfianza, como a un bicho raro: ?qu¨¦ pinta este g¨¹ero aqu¨ª?
Todo empez¨® poco antes de las diez de la ma?ana del pasado 23 de abril, despu¨¦s de que el vuelo de Viva Aerobus procedente de la capital mexicana aterrizara en Tijuana. Eligi¨® viajar a San Diego porque quer¨ªa conocer el Instituto Salk de Estudios Biol¨®gicos, una obra de su arquitecto favorito, Louis Kahn (1901-1974).
Cuando le lleg¨® su turno en la aduana de la ciudad norteamericana gemela de Tijuana, habl¨® con el funcionario de inmigraci¨®n que revisaba los pasaportes sin imaginar que su sinceridad y buena fe le iban a costar caro. Antes de nada, le inform¨® de que tenia un visado de entrada en Estados Unidos en vigor desde su anterior viaje a Los ?ngeles pero que al renovar el pasaporte recientemente en Espa?a, hab¨ªa solicitado otro visado por Internet por si acaso, para incorporarlo al nuevo pasaporte. Le fue denegado. Hab¨ªa marcado s¨ª en la casilla del formulario que preguntaba si hab¨ªa viajado a Siria, entre otros pa¨ªses. ?Error del sistema o comienzo de la era Trump? Lo segundo.
El aduanero tecle¨® en el ordenador los datos del documento de viaje y arranc¨® la pesadilla. ¡°Me mir¨® raro y me pidi¨® que entrara en un cuarto. No hablaba espa?ol. Pregunt¨¦ en ingl¨¦s que cu¨¢l era el problema¡±. Dos polic¨ªas le ordenaron entonces ponerse contra la pared. Le agarraron de los brazos y lo esposaron por la espalda. Funcionarios con licencia para humillar. ¡°Me alarm¨¦. Insist¨ª en que no hab¨ªa hecho nada malo y que si no pod¨ªa entrar en Estados Unidos, que me dejaran volver a M¨¦xico¡±. ¡°No es el momento de hacer preguntas¡±, cortaron. Fue introducido en un furg¨®n y esposado por los tobillos al suelo del veh¨ªculo.
Comenz¨® su penoso recorrido por una comisaria y un centro de detenci¨®n de San Diego rodeado de vallas. En un calabozo de 20 metros cuadrados, tumbado en el suelo con otros 30 hombres, sin poder dormir en tres d¨ªas, fue encerrado un espa?ol inocente, licenciado en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra. Ahora cursa un m¨¢ster MBA en Administraci¨®n y Direcci¨®n de Empresas, a la espera de poder conseguir un empleo de arquitecto en Espa?a despu¨¦s de la experiencia adquirida en varios despachos de arquitectura en M¨¦xico.
¡°Segu¨ªa preguntado, pero no me respond¨ªan¡±. Le entregaron una manta isot¨¦rmica. El centro de detenci¨®n era conocido como la hielera porque el aire acondicionado estaba siempre a tope, y la luz, permanentemente encendida. No sab¨ªa si viv¨ªa de noche o de d¨ªa. Lo hab¨ªan detenido por su viaje a Siria, que probablemente habr¨¢ sido investigado por la CIA antes de aprobar la deportaci¨®n del primero de junio a Espa?a.
Visita a Palmira
Al terminar la carrera, sus padres, un catedr¨¢tico de Biolog¨ªa y una profesora de Literatura, jubilados, le regalaron un viaje. Eligi¨® Siria por las ruinas romanas de Palmira ¡°y por un mont¨®n de cosas que me interesaban¡±. Leandro, su hermana, padres y una t¨ªa visitaron Siria y el L¨ªbano desde el 21 de abril al primero de mayo del 2011 sin contratiempos, hart¨¢ndose de hacer fotos y turismo. ¡°Obviamente, mis padres habr¨ªan anulado el viaje si lo hubieran considerado peligroso¡±.
Pudo llamar a la familia y a su novia el 23 de abril. El padre comunic¨® el hecho al consulado espa?ol en Los ?ngeles, cuya ayuda consisti¨® en escuchar telef¨®nicamente las preguntas o quejas de Leandro. La representaci¨®n espa?ola argument¨® fuerza mayor para no ir a visitarle: hab¨ªa sido detenido por cuestiones migratorias, no por cometer ning¨²n delito. Tambi¨¦n lo hab¨ªa sido por razones migratorias un mochilero franc¨¦s que viaj¨® a Ir¨¢n, pero fue visitado por funcionarios consulares franceses para darle ¨¢nimos e informarle sobre su situaci¨®n.
El 27 de abril, fue trasladado a Cal¨¦xico, que alberga a 700 presos, la mayor¨ªa hispanos. All¨ª continu¨® el castigo carcelario de Leandro P¨¦rez, interno n¨²mero 2.202, hasta su deportaci¨®n.
Nunca perdi¨® la entereza. Supo adaptarse a las circunstancias. Sobrevivi¨® ayudando a los reclusos a rellenar formularios y a escribir oficios en ingl¨¦s. Hasta hoy, ninguna pregunta sobre Siria.
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