La construcci¨®n de los pilares del bienestar
La clave de las reformas sociales ha sido el car¨¢cter universal de las prestaciones
En 1977 Espa?a ten¨ªa un esbozo de sistema social creado por el franquismo en los a?os sesenta y setenta, pero era raqu¨ªtico y altamente ineficiente. En 1973, el gasto social apenas representaba en Espa?a el 8,6% del PIB, cuando en Francia alcanzaba el 23% y en Alemania el 28%. Se hab¨ªa creado una Seguridad Social que se financiaba a partir de las cuotas de patronos y trabajadores, pero solo cubr¨ªa a los asalariados que cotizaban. Apenas uno de cada cinco parados cobraba subsidio de desempleo.
El sistema educativo estaba troceado en m¨²ltiples redes e iniciativas y en cada inicio de curso hab¨ªa que improvisar aulas para atender la creciente demanda. Gran parte de los servicios, tanto en sanidad como en educaci¨®n, estaban en manos de organizaciones vinculadas a la Iglesia, que aseguraba as¨ª su dominio ideol¨®gico. La confusi¨®n entre p¨²blico y privado propiciaba todo tipo de clientelismos, corruptelas y apropiaciones.
El cambio se inici¨® con los Pactos de la Moncloa ¡°de saneamiento y reforma de la econom¨ªa¡±, firmados en el mismo oto?o de 1977. Sirvieron para superar la grave crisis econ¨®mica de principios de los setenta y sentar las bases de la modernizaci¨®n del pa¨ªs. Con una inflaci¨®n del 26%, unas estructuras econ¨®micas y sociales anquilosadas y fuertes desequilibrios tanto territoriales como en la balanza de pagos era imposible abordar la creaci¨®n de un Estado de bienestar como el que se hab¨ªa desarrollado en Europa Occidental despu¨¦s de la II Guerra Mundial. Hac¨ªan falta reformas en profundidad, comenzando por un cambio radical de modelo fiscal que garantizara al Estado los ingresos necesarios. Con ese objetivo se introdujo el impuesto sobre la renta, de car¨¢cter progresivo, y el impuesto de sociedades.
Espa?a era toda ella una gran anomal¨ªa. Y no solo en ¨¢mbito fiscal. Para hacerse una idea, entre los objetivos de los Pactos de la Moncloa figuraba un programa de extensi¨®n del sistema educativo p¨²blico que permitiera la completa escolarizaci¨®n porque ni siquiera eso estaba asegurado. Las carencias eran tales que en el documento se explicita el compromiso de crear en el a?o siguiente 400.000 plazas de EGB, 200.000 de preescolar y 100.000 de bachillerato. El acuerdo incluye la democratizaci¨®n del sistema, la gratuidad progresiva de la ense?anza y la unificaci¨®n de las diferentes redes educativas. El programa de inversiones en las dos d¨¦cadas siguientes logr¨® una red educativa suficiente para atender las necesidades y prolongar la ense?anza obligatoria hasta los 16 a?os, pero el sector se ha resentido de la constante polarizaci¨®n ideol¨®gica sobre el modelo educativo. Desde las primeras elecciones se han sucedido hasta siete leyes generales de educaci¨®n y m¨¢s de veinte cambios legislativos de menor alcance. Los bandazos normativos han impedido consolidar un sistema estable y abordar lo que sigue siendo la gran asignatura pendiente: reducir el fracaso y el abandono escolar.
Fueron los Gobiernos socialistas los que completaron las reformas esenciales que permitieron consolidar un Estado de bienestar homologable
La Seguridad Social era otro de los grandes pilares del edificio social que precisaba de reforma y consolidaci¨®n. En los Pactos se acord¨® un aumento del 30% de la masa global destinada a pensiones para el a?o siguiente y un cambio en el sistema de cotizaciones, que pasa a ser progresivo en funci¨®n de los salarios. A partir de ese momento, el Estado se hizo tambi¨¦n cargo de los subsidios de desempleo. La ampliaci¨®n sucesiva del sistema de pensiones permiti¨® asegurar la jubilaci¨®n de la mayor parte de la poblaci¨®n, independientemente de si hab¨ªa cotizado o no. Entre 1983 y 1989 se incorporaron un mill¨®n de pensionistas m¨¢s al sistema. La Seguridad Social ha sufrido en los ¨²ltimos a?os nuevas reformas destinadas a hacer frente a la carga que supone el envejecimiento de la poblaci¨®n. La cuant¨ªa media de las pensiones ha sido siempre inferior a la de los pa¨ªses del entorno europeo, pero con el tiempo han ido mejorando. Aunque con problemas de sostenibilidad y rebajas a la vista, en los ¨²ltimos a?os ha permitido amortiguar los peores efectos de la crisis econ¨®mica gracias a la solidaridad intergeneracional, esta vez de los mayores hacia los j¨®venes.
Sorprendentemente, el otro gran pilar del bienestar, el de la sanidad, qued¨® postergado en los Pactos de la Moncloa. Apenas dedica cinco l¨ªneas a la necesidad de promover la medicina preventiva, crear un servicio de orientaci¨®n familiar e incorporar la salud mental en las prestaciones de la Seguridad Social. Nada se dec¨ªa sobre el modelo ni sobre c¨®mo garantizar el derecho a la protecci¨®n de la salud de quienes no estaban cubiertos por el seguro obligatorio. La gran reforma sanitaria lleg¨® en 1986, durante el primer Gobierno socialista, y fue el economista Ernest Lluch el encargado de pilotarla. Pese a la oposici¨®n de Alianza Popular, la ley sali¨® adelante y consagr¨® en Espa?a un sistema p¨²blico de salud universal y gratuito, que sigue siendo nuestra gran joya de la corona. La ley reconoci¨® el derecho a recibir asistencia sanitaria p¨²blica sin limitaci¨®n alguna a todos los ciudadanos espa?oles y extranjeros residentes. Una reforma promovida por el PP en 2013 excluy¨® a los inmigrantes sin papeles del derecho a la asistencia, aunque su aplicaci¨®n no ha sido general por la resistencia de las comunidades aut¨®nomas.
El resto de servicios sociales, incluidas diferentes modalidades de rentas m¨ªnimas para los m¨¢s desfavorecidos, han tenido un desarrollo desigual, pues en gran parte dependen de las comunidades aut¨®nomas. Hasta 2006, bajo el Gobierno socialista de Rodr¨ªguez Zapatero, no se complet¨® el edificio con una nueva y muy importante iniciativa legislativa, la Ley de Dependencia, destinada a proteger a los dos millones de personas que sufren alguna discapacidad.
Los Pactos de la Moncloa sentaron las bases, pero fueron los Gobiernos socialistas los que completaron las reformas esenciales que permitieron consolidar un Estado de bienestar homologable, y en algunos casos incluso m¨¢s avanzado en cuanto a derechos, con los del resto de Europa, aunque siempre ha tenido que sortear problemas de sostenibilidad y el gasto se ha mantenido unos puntos por debajo de la media europea. La clave de estas reformas ha sido el car¨¢cter universal de las prestaciones. Eso lo ha convertido en un elemento esencial de las pol¨ªticas de redistribuci¨®n de la riqueza. La calidad del sistema sanitario, con hospitales y programas punteros como el de trasplantes, es uno de sus mayores ¨¦xitos. Con una inversi¨®n dos puntos por debajo de la media, logra resultados iguales o superiores a los de otros pa¨ªses que gastan proporcionalmente mucho m¨¢s. Ahora se resiente de los recortes provocados por la crisis, pero el modelo universal y gratuito ha logrado mantenerse inc¨®lume.