Rajoy desacredita a Iglesias y cuestiona su nivel para ser presidente
El presidente replica directamente al l¨ªder y a la portavoz de Podemos para rebatir que haya razones para la censura y demostrar que no hay alternativa para La Moncloa
Mariano Rajoy no solo no ha eludido este martes el cuerpo a cuerpo con Podemos en el debate sobre su moci¨®n de censura, la tercera presentada en esta etapa democr¨¢tica, sino que lo ha querido protagonizar desde el primer momento. Rajoy ha replicado primero a la portavoz de Podemos, Irene Montero, y luego al candidato de ese partido, Pablo Iglesias, con la meta de evidenciar que seg¨²n su criterio no existen razones objetivas para la moci¨®n y tampoco programa ni candidato alternativo en esa formaci¨®n. Rajoy ha insistido especialmente en descalificar las capacidades de Iglesias para ser presidente y le ha espetado: ¡°No es fiable¡±.
El presidente del Gobierno se ha encerrado los ¨²ltimos cuatro d¨ªas en La Moncloa, repasando papeles, haciendo llamadas y recibiendo informes, para estudiarse a fondo, como en su ¨¦poca de opositor, el debate de la moci¨®n de censura contra su gesti¨®n registrada por Pablo Iglesias. En una de esas conexiones ha espetado a un colaborador: ¡°?Aqu¨ª estoy, prepar¨¢ndome, claro, c¨®mo no voy a intervenir!¡±.
Ha vuelto a leer el programa de Podemos y ha recuperado discursos pasados e intervenciones enteras de Iglesias, en el debate de investidura y hasta en tertulias televisivas, para tener todas las reacciones previstas. Ha redactado incluso, con su equipo, las r¨¦plicas por escrito que ha soltado primero a la portavoz parlamentaria de Podemos, Irene Montero, y luego a Iglesias.
Ha escuchado atentamente el largo discurso de Montero y se ha empe?ado en darle r¨¦plica directa y cuanto antes para certificar una de las dos estrategias que se ha fijado para resolver este debate: rebatir la teor¨ªa de que hab¨ªa argumentos para tramitar ahora una moci¨®n. Tambi¨¦n para fijar la posici¨®n casi paternalista de que ¨¦l se considera el l¨ªder m¨¢ximo de un partido y un Gobierno cuestionado en canal por Podemos y deb¨ªa ser el que saliera en su defensa. Y, finalmente, para ahormar un relato completo para los medios y sobre todo para las televisiones antes de los telediarios de mediod¨ªa.
Cuando Iglesias ha salido a escena, ha terminado su prolongada lecci¨®n de historia, ha desglosado su programa y ha reiterado las denuncias de su portavoz, Rajoy se ha encontrado con el momento que llevaba tiempo esperando. Tras m¨¢s de seis horas de discursos, Rajoy ha abundado en su gran objetivo de la jornada: desmontar a Iglesias. Es lo que ha llamado ir a ¡°lo importante¡±. Es decir, concluir si el aspirante que se somet¨ªa al examen ¡°era apto o no¡± para ser presidente en su lugar.
Rajoy no ha demorado sus conclusiones y ha cuestionado todas las capacidades de Iglesias para ese cargo y para subrayar que el candidato de Podemos ¡°no es fiable ni inspira confianza¡±. El l¨ªder del PP ha sostenido desde el comienzo la tesis de que los espa?oles no quieren que Iglesias ¡°les gobierne¡± porque lo han dicho en dos elecciones y porque ¡°cuanto m¨¢s le conocen menos le votan¡±. Rajoy ha recalcado ah¨ª que el ¡°experimento de populismo de izquierdas¡± de Podemos se disuelve porque perdi¨® un mill¨®n de votos entre los comicios del 20-D de 2015 y el 26-J de 2016.
El jefe del Ejecutivo ha profundizado de forma contundente en esa herida contra la fiabilidad de Iglesias: ¡°Un Gobierno presidido por usted o donde usted goce de alguna suerte de influencia ser¨ªa un gobierno letal para el bienestar general y para el modelo de convivencia que nos hemos dado¡±. Rajoy no ha soltado esa presa y ha reiterado: ¡°Usted no debe ser presidente de todos los espa?oles por el suced¨¢neo de programa de gobierno que nos ha presentado pero tambi¨¦n por lo que ha dicho y hecho¡±. Y le ha reprochado sus exageraciones, excesos y generalizaciones.
El dirigente del PP ha recalcado que Iglesias no deber¨ªa ser presidente por su concepci¨®n de la pol¨ªtica como mero espect¨¢culo de imagen para las c¨¢maras: ¡°Para usted la pol¨ªtica son gestos, puestas en escena, esl¨®ganes, poses fotogr¨¢ficas¡±. Rajoy ha incidido en la idea admitida en alguna ocasi¨®n por Iglesias de que los verdaderos debates ahora se ejecutan en los plat¨®s de televisi¨®n para incapacitarle por su devoci¨®n a los ¡°ardides publicitarios¡±.
El presidente ten¨ªa ganas de oponerse a Iglesias para confrontar dos modelos muy diferentes de ver la pol¨ªtica pero tambi¨¦n para enfrentar sus dos estilos. Rajoy se presenta as¨ª como el jefe fiable, estable, s¨®lido, previsible, preparado, trabajador y presentable en Europa y en el mundo. Y a Iglesias le ha retratado como un ¡°insolente deliberado¡± y ¡°procaz¡± que con una ¡°liturgia redentora¡± y un ¡°barniz de impertinencia¡± teatraliza su ¡°repugnancia moral¡± contra la casta, la trama y el Ibex 35.
El l¨ªder del PP ha corroborado as¨ª que ese comportamiento ¡°desabrochado¡± e ¡°inflamable¡± de Iglesias le inhabilita para ser jefe de Gobierno, as¨ª como su ¡°obsesi¨®n¡± por dividir Espa?a entre ¡°buenos y malos, dignos e indignos, decentes e indecentes, saqueadores y explotados¡±. Rajoy le ha achacado la imposibilidad para dirigir una naci¨®n por su necesidad de revancha, por fomentar los escraches contra rivales pol¨ªticos, por su concepto amedrentador contra algunos medios, por su vocaci¨®n por alentar todos los desastres del pa¨ªs para sacarles provecho electoral, por su visi¨®n confusa sobre la divisi¨®n de poderes. Y, finalmente, por no responder a una pregunta que ha repetido varias veces sobre Catalu?a y la soberan¨ªa nacional: ¡°?Todos los espa?oles tienen derecho a decidir sobre lo que quieren que sea su pa¨ªs?¡±.
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