El cambio tiene nombre de mujer
En algo m¨¢s de una generaci¨®n se ha producido una transformaci¨®n tan vertiginosa que se puede calificar de revoluci¨®n
Aquellos m¨ªtines del PSOE en junio de 1977 en Granada comenzaban al anochecer. Si no, eran pocos los que se acercaban. Mar¨ªa Izquierdo, 30 a?os entonces, n¨²mero 2 de la lista al Congreso de los Diputados, ve¨ªa desde arriba que los gritos ¡ª¡°?amnist¨ªa!, ?¡±libertad!¡±¡ª solo eran proferidos por hombres. ¡°Las mujeres no estaban. Me naci¨® como un feminismo elemental¡±. La voz de la profesora de literatura se carga de emoci¨®n: ¡°Al final algunas se acercaban, la mirada te?ida de miedo, a veces llorando, y me contaban historias terribles de la represi¨®n franquista¡¡±. La profesora de historia Nona In¨¦s Vilari?o, 27 a?os en 1977, n¨²mero 4 en la lista de UCD por A Coru?a, notaba la mirada de las mujeres en los m¨ªtines con los que recorri¨® Galicia pueblo a pueblo. ¡°Sent¨ªa que me ve¨ªan como un referente, alguien que las iba a ayudar¡±.
Esas mujeres eran poco m¨¢s que esposas y madres, despojadas por el franquismo de los derechos reconocidos por la Rep¨²blica, iban a la c¨¢rcel por ad¨²lteras, no ten¨ªan la patria potestad de los hijos y acababan de estrenar el derecho a trabajar ¡ªsolo lo hac¨ªan el 27% de las que ten¨ªan edad para ello¡ª sin permiso del marido.
Han transcurrido 40 a?os. Algo m¨¢s de una generaci¨®n. Las espa?olas de hoy trabajan ¡ªel 54%, a¨²n por debajo de la media europea¡ª; han conquistado la universidad (su nivel de educaci¨®n es m¨¢s alto que el masculino); la docencia, la judicatura o la sanidad, igualando y superando en n¨²mero a los hombres, y progresan en la ciencia (cuatro de cada 10 investigadores son mujeres). Un cambio tan vertiginoso ¡ªbasta echar un vistazo a los gr¨¢ficos de su incorporaci¨®n en estos campos¡ª que se puede calificar de revoluci¨®n.
Espa?a es peor para ellas en los ¨²ltimos a?os: hemos retrocedido 17 puestos en el ranking de igualdad del Foro Econ¨®mico Mundial, hasta el 29
?Cu¨¢les son los catalizadores que han acelerado este cambio? Algunas de las protagonistas de este periodo ¨²nico (una transici¨®n tambi¨¦n particular desde una dictadura de cuatro d¨¦cadas que detuvo el reloj del progreso) coinciden en que, sobre todo, ha sido la lucha de las propias mujeres la que ha tra¨ªdo un mundo mejor desde aquel machismo ¡°totalmente integrado¡±, como rememora la feminista Justa Montero, 21 a?os entonces, ¡°¨¦ramos sujetos de segunda, invisibles¡±.
Ella estaba al tanto de las primeras grandes citas, todav¨ªa ilegales, del movimiento feminista. En el encuentro m¨¢s numeroso, 4.000 mujeres reunidas en Barcelona en 1976, ya se reclamaba la igualdad legal, la coeducaci¨®n, que se despenalizaran los anticonceptivos y el aborto, y, por supuesto, el divorcio.
Paralelamente, el 15 de junio de 1977 Izquierdo, Vilari?o y otras 25 mujeres se convirtieron en parlamentarias entre 570 hombres: un raqu¨ªtico 6% de los diputados que estrenaban democracia. Las listas (se hab¨ªan presentado 658 candidatas) las hab¨ªan relegado a los ¨²ltimos puestos.
Con aquella imagen de la Pasionaria junto a Rafael Alberti en el Congreso y luego presidiendo la mesa de edad ¡ª¡°se instal¨® una empat¨ªa instant¨¢nea entre todos. Yo llor¨¦ much¨ªsimo¡±, recuerda Vilari?o¡ª naci¨® la complicidad entre esas figuras que devuelven las fotograf¨ªas: una marea de ternos rodeando a una (siempre solo una) de las pioneras. ¡°Realmente compart¨ªamos el 80% de lo que pretend¨ªamos en cuestiones de mujeres¡±, rememora la diputada gallega. La socialista Carlota Bustelo, luego primera directora del Instituto de la Mujer, llevaba la bandera feminista, como recuerdan en el documental Las constituyentes (2011, Oliva Acosta), donde participan 14 parlamentarias y donde ratifican aquel hermanamiento.
Se recuerdan trabajando a destajo. Pero eso no signific¨® protagonismo. ¡°Hasta mediados de los ochenta, los hombres estimaron que la defensa de los derechos de las mujeres no era urgente. En el d¨ªa a d¨ªa lo percib¨ªas muy claramente. Te dec¨ªan que s¨ª pero no se ejecutaba nada¡±, asegura Izquierdo. ¡°Los hombres de entonces te dejaban llegar hasta aqu¨ª, pero como te pasases, cuidado. Est¨¢bamos en los aleda?os. A los cen¨¢culos del poder no ten¨ªamos acceso¡±, se lamenta Vilari?o.
Ninguna particip¨® en la redacci¨®n de la Constituci¨®n, que consagr¨® la igualdad ante la ley sin distinci¨®n de sexos, pero permiti¨® que el hombre tuviera preferencia en la sucesi¨®n a la Corona. En un gesto in¨¦dito, todas las parlamentarias se ausentaron para no votar el art¨ªculo 57.
Las feministas de militancia ¨²nica rechazaron el texto: ¡°No es la Constituci¨®n de las espa?olas¡±, se lee en un manifiesto que llamaba al voto negativo en el refer¨¦ndum. ¡°Ignor¨® las demandas del movimiento feminista (como el aborto, el divorcio, la coeducaci¨®n o la eliminaci¨®n de la Corona agnaticia)¡±, dice Laura Nu?o, directora del Observatorio de Igualdad de G¨¦nero de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Izquierdo alega que todas esas cuestiones ¡°se trataron a fondo en una c¨¢mara de mayor¨ªa de derechas¡±.
Pero las leyes que empujaban a las mujeres fueron llegando. Tras un debate enorme en el seno de UCD, se aprob¨® la de divorcio (1981), que equipar¨® a Espa?a a la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos. El mismo a?o se alcanz¨® la igualdad entre hombres y mujeres en el matrimonio. Otros cambios legales cruciales aparecer¨ªan de la mano de Gobiernos socialistas: la despenalizaci¨®n parcial del aborto (1985); la ley contra la violencia de g¨¦nero (2004), la de Igualdad (2007) y la garantista norma de plazos para la interrupci¨®n voluntaria del embarazo que ver¨ªa la luz en 2010 y que respond¨ªa tanto a las demandas de la sociedad como al entorno internacional.
En la calle las mujeres, a ritmo creciente, superaban barreras y romp¨ªan techos
En la calle las mujeres, a ritmo creciente, superaban barreras y romp¨ªan techos. En 1977, Espa?a estren¨® la primera decana de Universidad; un a?o despu¨¦s, otra mujer se convirti¨® en juez. La d¨¦cada termin¨® con Carmen Conde en la Real Academia Espa?ola y 42 polic¨ªas nacionales vestidas con falda. Algo que no ha parado desde entonces: hubo muchas pioneras: primera ministra (Soledad Becerril, Cultura, 1981), rectora (Elisa P¨¦rez Vera, 1982, UNED), militares (1988), presidenta del Congreso (Luisa Fernanda Rud¨ª, 2000)¡ Una de ellas es la investigadora Margarita Salas, primera mujer en ingresar en la Academia de Ciencias, en 1988. ¡°Fui la ¨²nica en 20 a?os. Me sent¨ªa sola¡±, dice. Sola estuvo desde que realiz¨® su tesis, al inicio de los a?os sesenta, y era tambi¨¦n la ¨²nica. ¡°Hab¨ªa mucha discriminaci¨®n. Los investigadores, todos hombres, pensaban que no est¨¢bamos capacitadas¡±. Hoy, Salas, que tambi¨¦n se sienta en la RAE, est¨¢ rodeada de mujeres en el laboratorio. Es una de las 44 mujeres de las academias nacionales. ¡°Estamos luchando para que entren tantas que merecen estar aqu¨ª¡±.
¡°El gran motor del cambio fue el respaldo de las mujeres a la democracia. Tan pronto como tuvimos libertades, nos fuimos incorporando. En pocos a?os nos hemos situado en las instituciones¡±, dice Izquierdo, ¡°pero es verdad que las leyes se cambiaron antes que la cabeza de las personas¡±. Vilari?o cree que fue crucial el acceso a la educaci¨®n y a la universidad: ¡°La liberaci¨®n ten¨ªa que pasar por la independencia real, la econ¨®mica, y la despenalizaci¨®n de los anticonceptivos, esa emancipaci¨®n de la maternidad no deseada¡±.
¡°Las mujeres cambiaron. Esa transformaci¨®n identitaria y el movimiento feminista da toda la argumentaci¨®n te¨®rica para reclamar cambios legales, de pr¨¢cticas y modos¡±, asevera Nu?o. La entrada en Europa facilit¨® el camino, asegura, porque las directivas se transformaron en leyes, como la de Igualdad. ¡°El movimiento feminista ha sido el catalizador de los derechos¡±, mantiene, por su parte, Montero.
En 2017, 4 de cada 10 parlamentarios son mujeres (pero ninguna lleg¨® como cabeza de lista); hay muchas profesoras de universidad ¡ª40%, el n¨²mero se ha doblado desde 1977¡ª (pero solo una catedr¨¢tica de cada 5 y 11 rectoras) y apenas hay magistradas en la c¨²pula de la justicia. Las mujeres ganan un 15% menos que los hombres, el paro y la crisis las han golpeado m¨¢s, trabajan el doble en casa y conviven con unos niveles de violencia machista insoportables que se han llevado por delante la vida de 27 mujeres en lo que va de a?o. Espa?a es peor para ellas en los ¨²ltimos a?os: hemos retrocedido 17 puestos en el ranking de igualdad del Foro Econ¨®mico Mundial, hasta el 29, porque hay menos mujeres en el poder pol¨ªtico que en los Gobiernos socialistas, y por la desigualdad econ¨®mica y en puestos de direcci¨®n.
El ansia de igualdad est¨¢ lejos de ser colmada. Las mujeres de todas las edades, en 2017, se sienten m¨¢s vigilantes
?Qu¨¦ se puede hacer? ¡°Para empezar, que se cumplan las leyes. En igualdad, no cumplir sale gratis¡±, dice Nu?o. No se ha producido el despliegue completo de las normas contra la violencia de g¨¦nero e igualdad. No se ha conseguido que haya mujeres en n¨²mero significativo en la c¨²pula de las empresas (11,8% en ¨®rganos de direcci¨®n, 20% en consejos de administraci¨®n, lejos del objetivo del 40% de consejeras) y solo 3 de cada 100 empresas con m¨¢s de 200 trabajadores han presentado planes para mejorar la situaci¨®n de sus empleadas.
El ansia de igualdad est¨¢ lejos de ser colmada. Las mujeres de todas las edades, en 2017, se sienten m¨¢s vigilantes. Se?ales como la gran movilizaci¨®n contra el intento del PP de revertir el derecho al aborto, el levantamiento creciente contra la violencia machista o las hist¨®ricas manifestaciones del 8 de marzo de este a?o hablan de impaciencia. De una nueva eclosi¨®n.