Despu¨¦s de Pedro S¨¢nchez, Pedro S¨¢nchez
El l¨ªder del PSOE se presenta como novedad, emprende un lenguaje agresivo y convierte el Congreso del PSOE en un Congreso sobre el PP
No estaba claro si era un congreso del PSOE o un congreso sobre el PP, especialmente porque la homil¨ªa demag¨®gica de Pedro S¨¢nchez -los ni?os hambrientos, el joven sin trabajo, la enfermera precaria, el anciano sin sustento- enfatizaba el apocalipsis marianista como pretexto o justificaci¨®n de la catarsis que ¨¦l mismo representa.
El gran m¨¦rito de Pedro S¨¢nchez consiste en haberse introducido como novedad de la pol¨ªtica y como revulsivo del socialismo. La memoria de su discurso triunfal alcanz¨® a convocar el esp¨ªritu del 15M -seis a?os han transcurrido-, pero no a responsabilizarse de su gesti¨®n pol¨ªtica. S¨¢nchez habla como si no hubiera sido l¨ªder del PSOE. Como si no hubiera perdido las elecciones en dos ocasiones consecutivas. Como si no hubiera intentado llegar a la Moncloa. Como si no fuera siquiera Pedro S¨¢nchez.
La operaci¨®n de amnesia ha funcionado tanto como no lo hizo el susanismo, hasta el extremo de que el propio S¨¢nchez se concedi¨® la dramaturgia de un mitin multitudinario en el mismo escenario que hab¨ªa elegido la presidenta andaluza para su desembarco hace menos de tres meses. Arropaban entonces a D¨ªaz todos los patriarcas y evangelistas del socialismo que ayer decidieron ausentarse. Por miedo al abucheo. Por discrepancia silenciosa. Por coherencia pol¨ªtica. Y porque Pedro S¨¢nchez quer¨ªa "recogerse" con las bases, proclamarlas como aval abstracto de su pol¨ªtica "colectiva" y como marea de la Ejecutiva que el secretario general ha creado a su medida: apareci¨® con la m¨²sica de Guns and Roses, pistolas y rosas en el reguero del ajuste de cuentas.
S¨¢nchez se ha rodeado de sanchistas, empezando por ¨¦l mismo. Ha eludido la integraci¨®n y la pluralidad, incluso le ha concedido a Patxi L¨®pez el papel de coartada decorativa. Se trataba de reaccionar al escarmiento con que fue evacuado y de asegurarse una estrategia que fomenta el hiperliderazgo providencial.
Es la paradoja de un supuesto modelo asambleario, pero no existe mejor argumento unificador ni mayor poder delegado que la aversi¨®n al marianismo. El "no es no" ha convertido a S¨¢nchez en ep¨ªgono de s¨ª mismo, en raz¨®n poderosa de su victoria en las primarias, y prevalece ahora como el combustible de su proyecto inmediato. No tiene en la cabeza una moci¨®n de censura, pero s¨ª aspira a neutralizar al Gobierno del PP, "desmantelar" la actividad legislativa de Mariano Rajoy, convertirse en cerebro extraparlamentario y mu?idor de la coreograf¨ªa opositora. S¨¢nchez se corona l¨ªder del PSOE y se proclama como primer antagonista del presidente del Gobierno.
La ambici¨®n cuestiona el espacio pol¨ªtico que Pablo Iglesias pretend¨ªa haberse asegurado y predispone una incendiaria convivencia en la izquierda. A S¨¢nchez no le gusta Iglesias pero necesita a sus votantes. Cortejarlos requiere un viraje ideol¨®gico a expensas del caladero del centro, pero el golpe de tim¨®n no implica entregarse a Podemos. Significa intentar tratarlo desde una posici¨®n de superioridad.
El problema consiste en el peligro de imitar a Iglesias. Su discurso "hist¨®rico" del 18J en Ifema parec¨ªa inspirarse en el lenguaje beligerante de Podemos y en todos los clich¨¦s del sistema corrupto. Condescend¨ªa S¨¢nchez con la memoria de Willy Brandt, citaba a los h¨¦roes ca¨ªdos, elogiaba la clarividencia de Carme Chac¨®n, pero la homil¨ªa del desquite parec¨ªa hecha a la medida del padre ?ngel. Que ocupaba un sitio postinero entre los invitados. Y cuya presencia conced¨ªa al mitin la excomuni¨®n de la casta, no digamos cuando S¨¢nchez se aferr¨® a las rosas para citar en vano a Bob Dylan: "las cosas est¨¢n cambiando".
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